Francisco de Quevedo: Vida y Obra
Orígenes y Formación
Francisco de Quevedo nace en la Corte, en el seno de una familia noble, lo que le permite conocer desde niño el ambiente palaciego. Se forma con los jesuitas, donde adquiere un profundo conocimiento del latín gracias al Ratio Studiorum. Su educación, la más avanzada de la época en España, lo lleva a matricularse en la Universidad de Alcalá. Allí estudia lenguas clásicas y filosofía. También cursa teología y se doctora en Sagrada Escritura, lo cual se refleja en sus textos, especialmente en su prosa. Aunque no llega a ser sacerdote, su formación eclesiástica es notable. Su producción en prosa, particularmente la picaresca, es de gran importancia, aunque también cultiva el teatro.
Actividad Literaria y Conflictos
A partir de 1606, cuando se instala en Madrid, comienza su gran actividad literaria. Este año compone el primero de los Sueños, «El sueño del juicio final». En 1608 termina de escribir «El sueño del infierno» y en 1612 «El mundo por de dentro». Todos sus Sueños se publican en 1627. Durante estos años, se enfrenta a Luis Pacheco de Narváez, personaje que aparece en «El juicio final».
Relación con el Conde Duque de Olivares
La vida de Quevedo se divide en dos etapas marcadas por su relación con el Conde Duque de Olivares, el segundo hombre más poderoso de España después de Felipe IV. Inicialmente, Quevedo busca acercarse a él.
En la segunda etapa, cae en desgracia e incluso es encarcelado debido a su mala relación con el Conde Duque. Tras su liberación en 1643, se retira a una torre.
Producción Poética
Su producción poética abarca todos los contrastes posibles, cultivando todos los géneros poéticos de su época: metafísica, moral, religiosa, amorosa y satírico-burlesca. Su poesía es ecdótica, es decir, se preocupa por la fijación del texto, discriminando entre los testimonios para encontrar el más cercano al original.
En sus inicios en la poesía amorosa, sus conocimientos parten de una base petrarquista. Su primera producción se inscribe bajo el signo de esa convención, con el juego de opuestos y contradicciones amorosas típicas de Petrarca.
Garcilaso de la Vega: Vida y Obra
Contexto y Formación
Garcilaso de la Vega fue contino del Emperador Carlos, un cargo muy próximo al monarca. Visitó Nápoles como lugarteniente del virrey don Pedro de Toledo, viaje que influyó extraordinariamente en su evolución poética. Allí entró en contacto con los poetas y humanistas más célebres del momento.
Garcilaso es considerado la encarnación perfecta del cortesano, según el modelo de Castiglione, combinando el hombre de armas y de letras. Su formación humanística fue muy amplia, dominando el griego, el latín, el italiano y el francés.
Características de su Poesía
Se ha destacado la sinceridad como característica primordial de la poesía garcilasiana. Además de la renovación técnica que supone la incorporación del endecasílabo, Garcilaso aporta a la poesía española un nuevo concepto de la relación entre el poeta y su obra. Importa de Italia tanto la técnica como la concepción de la poesía. Del material temático y expresivo de la tradición petrarquesca, selecciona y utiliza el que mejor se adapta a su estado de ánimo y a su voluntad de recreación. La capacidad de ajustar con mayor perfección estos materiales para crear una obra de alto valor estético es lo que distingue a un gran poeta como Garcilaso de sus contemporáneos e imitadores.
Influencia Petrarquista
Siguiendo las tendencias petrarquistas, Garcilaso abandona temas relacionados con su vida política y militar para dedicarse al análisis y elaboración cuidadosa de sus sentimientos íntimos.
A veces se aprecia una imitación directa de Petrarca, justificada por una profunda analogía de circunstancias sentimentales y por la fascinación que el ritmo del endecasílabo petrarquesco ejercía sobre Garcilaso.
En ambos autores, encontramos una poetización de sentimientos reales. El amor a Laura y a Elisa se convierte, en ambos casos, en material poético inscrito dentro de la corriente platónica que caracteriza el arte del Renacimiento.