Vanguardias Literarias en España: Etapas, Autores y Movimientos Clave

Las Vanguardias Literarias en España: Un Recorrido por sus Etapas y Autores

Las vanguardias literarias en España, representadas por autores nacidos a finales del siglo XIX y principios del XX, tuvieron su apogeo entre 1920 y 1939. Estos movimientos, simultáneos a la Generación del 27, reflejaron las corrientes europeas y se difundieron principalmente a través de revistas literarias como Cervantes, Los Quijotes, Cosmópolis, Grecia, Tableros, Perseo, Reflector, Horizonte y Ultra. Se pueden distinguir cuatro etapas principales:

Primera Etapa (1908-1918): El Pionero Ramón Gómez de la Serna

Ramón Gómez de la Serna, figura central de esta etapa, impulsó la vanguardia desde la revista Prometeo y su tertulia literaria en el café Pombo (1914-1936). Su mayor contribución fue la creación de la greguería, una forma breve e ingeniosa que surge del choque entre pensamiento y realidad, combinando humor y metáfora. La greguería se caracteriza por:

  • Una elaborada formación lingüística.
  • Un carácter sorpresivo logrado a través de:
    • Asociación visual de dos imágenes.
    • Inversión de una relación lógica.
    • Asociación libre de conceptos (ligados o contrapuestos).

Ramón publicó sus greguerías en libros como Greguerías (1917), Flor de greguerías (1933) y Total de greguerías (1955), e influyó notablemente en la poesía pura del 27.

Otras figuras relevantes de este periodo incluyen a Rafael Cansinos-Asséns, quien apoyó a los nuevos talentos y lideró el movimiento ultraísta en revistas como Cervantes, Grecia y Tableros (su primera obra fue El Candelabro de los siete brazos (salmos), en 1914), y José Ortega y Gasset, representante del Novecentismo, cuyo ensayo La deshumanización del arte (1924) se convirtió en la confirmación teórica de la vanguardia. La Revista de Occidente y su editorial, dirigidas por Ortega, fueron escaparates de la renovación estética.

Segunda Etapa (1918-1927): Creacionismo y Ultraísmo

Esta etapa, marcada por la llegada de Vicente Huidobro a España y los primeros contactos con el Surrealismo, se caracteriza por una expresión depurada e intelectual, con un enfoque en el humor, el juego y la deshumanización. Predominan dos movimientos:

  • Creacionismo: Traído por Huidobro desde Sudamérica, propone que el poema es una realidad autónoma, creada por la yuxtaposición de imágenes ilógicas pero fruto de la inteligencia. Prescinde de signos de puntuación y utiliza la repetición de palabras para crear ritmo. Influyó en la obra de Juan Larrea y Gerardo Diego (Biografía incompleta), y más tarde en Pedro Salinas (Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931)).
  • Ultraísmo: Resume movimientos anteriores como el futurismo, el cubismo y el creacionismo. Surgió con la visita de Huidobro a Madrid (1918-1922). Se caracteriza por la búsqueda de la imagen múltiple y sorprendente, la supresión de la anécdota y el sentimiento, y la tendencia al juego y la evasión. El primer manifiesto ultraísta se publicó en 1919. Obras representativas incluyen Hélices de Guillermo de Torre, El ala del Sur de Pedro Garfias, e Imagen (1922) y Manual de Espumas (1924) de Gerardo Diego.

Tercera Etapa (1927-1930): La Influencia del Surrealismo

Esta etapa se define por la influencia del Surrealismo y un proceso de rehumanización, con un tono pesimista ante los efectos de la civilización moderna. Poetas españoles como José María Hinojosa y Juan Larrea adoptaron elementos surrealistas. La Generación del 27 también fue influenciada, como se observa en Sobre los ángeles (1929) de Rafael Alberti, Poeta en Nueva York (1929) de Lorca y obras de Vicente Aleixandre (Espadas como labios (1932), La destrucción o el amor (1935)). También se aprecia en Carambas de Moreno Villa y Los placeres prohibidos (1931) de Cernuda.

El Surrealismo español, sin embargo, no fue ortodoxo; evitó los extremos de la creación inconsciente y la escritura automática. Sus imágenes oníricas se estructuran para revelar una visión del mundo. Surgieron numerosas revistas como Mediodía, Papel de aleluyas, Revista popular, Litoral, Carmen, Lola, Meseta y La Gaceta Literaria.

Cuarta Etapa (1930-1936): Compromiso Social y Político

En esta etapa, el arte abandona sus pretensiones de pureza y se implica en la lucha social y política, reflejando un «nuevo Romanticismo». Tras intentos de coordinar vanguardia estética y política, las urgencias de esta última llevaron al ocaso del Vanguardismo español. Se produjo una humanización radical y ganaron peso los temas políticos, filosóficos y religiosos. Siguieron surgiendo revistas de distinto signo: Héroe, Octubre, Cruz y Raya, El Gallo Crisis, Acción española.

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