Vanguardias del Siglo XX y Generación del 27: Innovación y Legado

Vanguardias del Siglo XX: Ruptura y Experimentación

En las primeras décadas del siglo XX se desarrollaron movimientos artísticos conocidos como vanguardias. La palabra, un término del ámbito militar, destacaba el carácter innovador, rebelde y provocador de las nuevas tendencias. Los vanguardistas reaccionaron contra los valores, las producciones estéticas y la tradición literaria de la burguesía de la época.

Características Generales de las Vanguardias

Entre las características comunes del arte y la literatura de vanguardia sobresalen las siguientes:

  • Tendencia a la formación de grupos, a la declaración de sus principios en manifiestos y a la publicación de sus obras en revistas literarias.
  • Oposición a la tradición artística y cultural anterior y afán de realizar un cambio total.
  • Rechazo de la imitación de la realidad, la verosimilitud (antirrealismo) y proscripción, por tanto, de lo narrativo. La obra artística debía crear una nueva realidad, que tuviera valor por sí misma y no por semejanza.
  • Rechazo del sentimentalismo y la subjetividad en favor del vitalismo y el juego. El afán lúdico, el rechazo de la lógica, la expresión de la interioridad por medio de los sueños y lo inconsciente llevaron a los poetas vanguardistas a las asociaciones arbitrarias, irracionales.
  • Voluntad de renovación y experimentación poética, que se expresa en los siguientes rasgos: preferencia por las metáforas y las imágenes (asociaciones entre términos sin relación con lo real) que se acumulan en un poema; ausencia de rima, de enlaces sintácticos y de signos de puntuación; disposición tipográfica especial del poema en la página, en la búsqueda de efectos visuales y plásticos; creación abundante de neologismos.

En cuanto a los valores principales, destaca el entusiasmo por el mundo moderno y la exaltación de la ciudad. A los artistas les fascinan los inventos de la sociedad moderna, las máquinas: el automóvil, etc.

La Generación del 27: Entre la Vanguardia y la Tradición

La Generación del 27 surge como consecuencia de una doble situación histórico-literaria, la española y la europea, en torno a 1920. Además, aparece con un objetivo concreto: conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora en 1927. Este grupo de poetas muy jóvenes comienzan a realizar actos conmemorativos y tertulias.

Evolución de la Generación del 27

  • Primera etapa (hasta 1929): Esta etapa de juventud, en la que el grupo se formó como tal, coincidió con el esplendor de las vanguardias, aunque los poetas del 27 nunca rechazaron el pasado literario, logrando un equilibrio entre vanguardismo y tradición. En estos años cultivaron la poesía pura, sobre todo en su rechazo del exceso retórico. Es, por tanto, una época de tanteos en busca de un estilo propio.
  • Segunda etapa (hasta 1936): Todos ellos han publicado ya sus libros más importantes, han acudido a actos colectivos y se han consolidado como generación poética. Algunos, como Lorca, Alberti o Cernuda, han padecido crisis personales y han encontrado en el surrealismo una forma de plasmar sus conflictos. Los nuevos temas produjeron un proceso de rehumanización poética con la exploración del yo y de las emociones humanas (existencialismo). Posteriormente, la complicada situación política, junto a la influencia del poeta chileno Pablo Neruda, impone una “poesía impura”, comprometida, cuyo ideal es el compromiso social.
  • Tercera etapa (desde 1939): En 1939 la generación se dispersó de forma dramática: Lorca había sido asesinado al inicio de la guerra; ahora se exiliaron poetas como Cernuda, Alberti, Guillén, Salinas; otros permanecieron en España en el llamado “exilio interior”: Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Aleixandre. Cada componente del grupo siguió su propio camino poético, aunque el tema del compromiso y de la patria perdida fue común, al menos, en los primeros años de la posguerra.

Autores Destacados de la Generación del 27

Pedro Salinas (Madrid, 1892 – Boston, 1951)

Fue profesor de Literatura en diversas universidades (Sorbona, Sevilla, Cambridge). Consideraba la poesía como una manera de penetrar en lo más profundo de la realidad, a través de tres características básicas: la autenticidad, la belleza y el ingenio. Sus dos temas recurrentes son: el amor, concebido como búsqueda de realidades esenciales de la existencia, como forma de conocimiento; y el afán de absoluto, que supone conseguir lo permanente. De su producción poética destacan obras con influencias del creacionismo y futurismo (Seguro azar), así como su trilogía amorosa (La voz a ti debida, Razón de amor y Largo lamento). Por ella es considerado como el poeta del amor de la Generación del 27. Ya en el exilio publicó Todo más claro, que aborda el tema de la creación poética.

Gerardo Diego (Santander, 1896 – Madrid, 1987)

También Gerardo Diego fue profesor, concretamente catedrático, en varios institutos de Soria, Santander y Madrid. Su poesía se puede dividir en dos vertientes, como él mismo reconoció: la llamada poesía relativa, de corte tradicional (El romancero de la novia) y la denominada poesía absoluta, sustentada solo en sí misma, que incluye sus obras más vanguardistas: Imagen (cubismo, ultraísmo) y Manual de espumas (creacionismo). Sin embargo, su libro más importante es Alondra de verdad (1941), de carácter tradicional.

Jorge Guillén (Valladolid, 1893 – Málaga, 1984)

Fue profesor en la Universidad de Murcia y en EEUU, tras su exilio. Recopiló su obra más importante (Cántico, Clamor, Homenaje) bajo el título global de Aire nuestro. Su declarado optimismo no le impidió ver las injusticias y miserias de la vida y del mundo. Sus temas más frecuentes son: la afirmación jubilosa del ser, la plenitud vital o el azar.

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