Vanguardia deshumanización, neopopularismo Generación del 27

El grupo de poetas conocido como Generación del 27 protagoniza uno de los momentos más valiosos de nuestra historia literaria, conocido como Edad de Plata. Como siempre, el concepto de «generación» hay que tratarlo con cautela, ya que cada uno de sus miembros posee gran singularidad, sin embargo hay que reconocer algunos hechos y rasgos que los vincularon. Son poetas de parecida edad, nacidos todos entre 1890 y 1900, que compartieron no solo amistad, sino en muchos casos domicilio en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid. Se dejaron cautivar por el impulso renovador de las Vanguardias, principalmente el Futurismo y el Creacionismo, y luego descubrieron en el Surrealismo un liberador cauce de expresión ya nada frívoló. En 1927, el homenaje al tercer centenario de la muerte de Góngora sirvió como momento fundacional y les dio el nombre con el que pasarían a la Historia de la Literatura.
Los autores que suelen incluirse dentro del grupo son: Dámaso Alonso, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Emilio Prados, Gerardo Diego y Manuel Altolaguirre. Algunos críticos van más adelante y consideran que el Grupo del 27 no es un movimiento exclusivamente literario, sino que puede y debe abrirse a otras artes. Por esa razón entienden que artistas como Luis Buñuel o Salvador Dalí deben formar parte de la nómina del Grupo.
Gerardo Diego, en la introducción a la Antología de poetas del 27 que publicó en 1930, dijo que la principal carácterística que definía al grupo era el equilibrio entre posturas estéticas entendidas tradicionalmente como contradictorias: equilibrio entre lo intelectual y sentimental, entre lo culto y popular, entre lo minoritario y mayoriatario, entre lo universal y lo español, entre la pureza y la revolución, entre la tradición y la renovación.

Los modelos literarios

– Uno de los caracteres más definitorios del 27 es que no se levantan radicalmente contra ningún movimiento literario anterior. Ese hecho les distingue del resto de los vanguardismos. Los hombres del 27 aceptan la tradición literaria, aunque también buscarán la innovación. Góngora les nfluye sobre todo en la primera etapa del Grupo, puesto que funciona como ejemplo de artista que pretende crear una realidad artística autónoma. La poesía popular les influye porque es esencial en la forma y el contenido, porque es sencilla y directa. Bécquer se convierte en el modelo para el planteamiento del problema amoroso y también como ejemplo de que la sencillez formal del poema puede exigir mucho trabajo. Ortega y Gasset fue importante para el grupo por dos razones: el ensayo La deshumanización del arte, donde expone lo que es el arte de vanguardia, y su labor como editor de revistas que se convierten en medio de difusión de los poemas de los autores del 27. Ramón Gómez de la Serna es importante como gran innovador de la época, tanto al ofrecer ejemplos de metáforas sorprendentes y nuevas, como al introducir en España los avances literarios europeos. Juan Ramón Jiménez les enseñó el ideal de pureza poética, de deshumanización. Cuando estos autores comienzan a «rehumanizarse», comienzan también a separarse de Juan Ramón. Del Ultraísmo tomarán el deseo de incorporar a la poesía lírica el mundo moderno y urbano (la velocidad, las máquinas, el progreso) y la metáfora como soporte del poema. El Surrealismo les aporta la rehumanización de la literatura y la invitación a la libertad imaginativa.

Los temas son también variados


Se inspiran en la ciudad, pero también en la Naturaleza. En el tratamiento del amor aparecerá el erotismo como aspecto más carácterístico. El amor se presentará sin inhibiciones sexuales, tanto en las experiencias heterosexuales como en las homosexuales. En el tema del compromiso político aparece en algunos autores a partir de la conflictividad de los años 30, a veces expresado en un estilo existencialista o surrealista. Aparte de los anteriores, en la poesía del grupo encontramos otros temas específicos de algunos autores: la muerte (García Lorca), la soledad (Cernuda y Prados), la nostalgia (Alberti), etc… La métrica destaca por la variedad de medidas y estrofas, uniendo las formas tradicionales con formas innovadoras. Su principal novedad radica en el uso del verso libre, que basa su ritmo no en la medida ni en la rima, sino en la repetición de elementos léxicos, fónicos o sintácticos. La metáfora. La metáfora se convierte en la base de muchos de sus poemas, pero es una metáfora compleja, donde la relación de semejanza entre el término real y el imaginario no es evidente.

Evolución Conjunta

-Tradicionalmente suelen señalarse tres etapas en la trayectoria poética de los autores del 27, aunque algunos de ellos no cumplan los requisitos de cada uno de los períodos:

Primera etapa

Poesía pura (años 20) La fecha que se normalmente se señala como término de esta fase es la del año 1927, coincidiendo con la celebración del Centenario de Luis de Góngora. Las sobras de este período estarán marcadas por los postulados de Ortega y Gasset en La deshumanización del arte: se pretende eliminar todo lo excesivamente humano y sentimental de la obra de arte. Juan Ramón Jiménez fue para ellos un modelo de artista. Luis de Góngora fue entre los autores clásicos uno de los preferidos en esta etapa, ya que su obra también aparece marcada por la huida de lo sentimental, de lo humano.

Segunda etapa

Rehumanización (años 30) Este período podríamos situarlo entre 1927 y el final de la Guerra Civil española, en 1939. Lo carácterístico de este momento es la rehumanización de la literatura de los autores del grupo. Vuelven de nuevo sus ojos hacia los sentimientos y preocupaciones humanas, bien existenciales o bien sociales. Las razones de esta rehumanización serán dos: A) Conocimiento, contacto y práctica del Surrealismo B) La situación social y política de la España del momento que exigíó a los artistas un compromiso claro con lo que estaba pasando.

Tercera etapa

Poesía posterior a 1939. Después de la Guerra Civil el Grupo del 27 se disgrega. Podemos agrupar a los poetas en dos sectores: A) Aquellos que marcharon al exilio. En ellos será un tema común el «paraíso perdido», es decir, el recuerdo, la nostalgia por lo que se ha perdido para siempre (España, los amigos, la juventud, etc…). B) Aquellos que permanecieron en España (Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre). Entre estos hay que distinguir dos tendencias poéticas diferentes en este período que marcarán el camino para los jóvenes poetas españoles: -Existencialismo. Lo inicia Dámaso Alonso con su libro Hijos de la ira en la década de los cuarenta. También se denomina Poesía desarraigada. -Poesía social. Iniciada por Vicente Aleixandre con Historia del corazón en la década de los incuenta.

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