Valle-Inclán y el Teatro Español del Siglo XX: Innovación, Esperpento y Crítica Social

Valle-Inclán: Un Pilar del Teatro Español del Siglo XX

A comienzos del siglo XX, se distinguen dos tipos de teatro: el que triunfa, dividido en comercial, en verso y cómico; y, por otro lado, el renovador e innovador, no representado y crítico con la burguesía. El teatro español de las primeras décadas del siglo XX alcanzó su cima con la obra de Valle-Inclán y García Lorca.

La obra dramática de Valle-Inclán es probablemente la más original y revolucionaria de todo el teatro español del siglo XX, al romper las convenciones del género y mostrar una línea de ruptura con el realismo teatral vigente. En palabras de su autor: «Yo escribo en forma escénica, dialogada, casi siempre, pero no me preocupa que las obras puedan ser o no representadas más adelante. Escribo de esta manera porque me gusta mucho, porque me parece que es la mejor forma literaria, más serena y más impasible de conducir la acción.» Valle evolucionó desde un teatro modernista, embellecedor de la realidad, hacia el esperpento, estética deformada y desgarrada de la realidad. El esperpento se relacionó con la corriente vanguardista del expresionismo, pues ambas presentaban una realidad caricaturizada. Su obra abarca novelas, cuentos, teatro y poesía, en los que se observa una evolución constante, paralela al cambio ideológico. Su teatro suele dividirse en cuatro períodos:

  • Ciclo Modernista (Cenizas -1899-, El marqués de Bradomín – 1906-)
  • Ciclo Mítico (Comedias Bárbaras)
  • Ciclo de la Farsa (La cabeza del dragón -1909-, La marquesa Rosalinda -1912-)
  • Ciclo del esperpento (Luces de bohemia, Martes de Carnaval)

El Esperpento: Una Visión Deformada de la Realidad

El esperpento es una nueva forma de ver el mundo desde la literatura, constituye una estética que se refiere a una visión particular del mundo, resultado de una posición crítica. Luces de bohemia es la primera obra donde Valle empleó con plena conciencia el esperpento. Esta obra relata el viaje nocturno del fracasado poeta ciego Max Estrella y de su amigo Don Latino por diferentes escenarios madrileños. El esperpento deforma y distorsiona la realidad, y se mezclan lo trágico y lo burlesco. En su ruptura con el realismo utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales, y animaliza a los humanos. Los antecedentes del esperpento son el teatro renovador europeo, las vanguardias del momento y la «Literatura del Arrabal».

La obra es una dura crítica contra el sistema político, económico, social y cultural del momento. Aparecen políticos corruptos, ministros ineptos y ridículos, presos políticos, etc. Valle es una figura máxima del teatro español, un verdadero vanguardista que se anticipa a las nuevas tendencias del teatro mundial.

Temas Morales en la Obra de Valle-Inclán

Traición y Supervivencia

En una celda hay cinco condenados a muerte que reaccionan ante ella de modo peculiar. El más extraño es el de Tomás, que es el inmediato culpable de la situación de sus compañeros y, al no resistir los hechos, concibe la fábula de la «Fundación». Max ha preferido venderse a los guardianes con tal de conseguir unas ridículas compensaciones. Lino se aísla. Tulio es incapaz de soportar la «enfermedad» de Tomás. Sólo Asel se empeña en que éste se cure, en una constante tensión entre él y los demás. Sin embargo, las traiciones de Max y Tomás no se conciben como la respuesta a la realidad que dan personas perversas, sino como algo a lo que se ven obligados por una cuestión de simple supervivencia ante una sociedad cruel y opresora. Por ello es por lo que Asel, que en tiempos anteriores ocupó esa figura de traidor (sometido por la tortura), es especialmente comprensivo con ambos: sabe que el hombre es bueno por naturaleza. Todos los personajes que se nos presentan tratan de sobrevivir, Tomás sobrevive a una tortura delatando a los demás, Max sobrevive como puede siendo el soplón de la celda; Asel y Tulio lo intentan con su plan de fuga…

Muerte y Libertad

La libertad viene marcada de inicio por el espacio en que se desarrolla la obra: una cárcel. La mente se revela como el sitio de verdades oscuras que deben ser asumidas. La lucha por la libertad entraña un viaje hacia algún sitio pero también un viaje hacia adentro, a un centro interior que es donde el individuo debe vencerse a sí mismo, enfrentándose a sus errores pasados y asumiéndolos. La prisión que es en realidad la «Fundación» tiene una dimensión metafísica perceptible hasta la evidencia cuando Asel afirma que tras esa cárcel hay otra y otra después de ella. En la obra hay ocasiones en que “muerte” y “libertad” se identifican.

La Realidad y la Apariencia

La obra, en el planteamiento de la condición humana, con sus referencias a la prisión, recuerda al personaje de Segismundo de La vida es sueño, de Calderón de la Barca. La fundación representa la realidad falseada, deformada y embellecida por la mente de Tomás para su evasión de la realidad. Desde el punto de vista individual son los sueños, las convicciones acomodaticias a las que nos agarramos para rehuir y evadirnos de nuestras responsabilidades. Desde el punto de vista colectivo, representa y denuncia las falsas seguridades con las que la sociedad moderna nos aleja de las partes más negativas de su sistema. La cárcel se convierte en una fundación dedicada a la investigación.

  • La celda inmunda, dotada únicamente de un retrete, se transforma en una confortable habitación, con vistas al campo, electrodomésticos (nevera, televisión, teléfono), muebles de maderas nobles (estanterías, cinco sillones…) y delicado menaje.
  • A sus compañeros, los presos políticos, les cambia la profesión para adaptarlos a su papel de investigadores de la Fundación: el ingeniero Asel pasa a ser médico, el tornero Lino a ingeniero, el contable Max a matemático. Únicamente el protagonista y Tulio conservan sus verdaderas profesiones: escritor y fotógrafo, respectivamente.
  • Los carceleros burlones actúan y visten, en la mente de Tomás, como complacientes camareros.
  • Llega, incluso, a crear a una novia ideal. La Berta de Tomás es, como la Dulcinea de D. Quijote, un producto de la imaginación del protagonista.

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