LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE 1975
El poeta y profesor Miguel D’Ors defiende la existencia de cuatro corrientes en los inicios de la Transición:
- Una poesía estética de corte sensual que aborda motivos relacionados con la concepción lúdica de la existencia: la juventud, el erotismo, el placer son los temas predominantes. Autores sobresalientes son Ana Rosetti y Bejarano.
- Una poesía del silencio o minimalista que se caracteriza por concebir la palabra como un signo que no es pleno en sí mismo. La palabra puede darnos indicios para que sea el lector quien reconstruya el mensaje. Siles o Sánchez Robayna pertenecen a esta tendencia.
- Una poesía neosurrealista que retoma los postulados de los poetas del 27 y de la generación de los postistas y surrealistas (Chicharro, Cirlot, Labordeta) de los cincuenta, como Blanca Andréu o Julio Llamazares.
- Una poesía de la experiencia o figurativa.
Sin embargo, a finales de la década de los setenta aún daban sus últimos coletazos los novísimos, la corriente esteticista y culturalista que predomina en la década. Pero esta corriente, sobre todo por el cambio de circunstancias sociales –la poesía de los novísimos se alejaba tremendamente de la realidad cotidiana, empiezan a languidecer y aparecer con fuerza nuevos autores para quienes la creación por sí misma no es fin de la poesía.
Así las principales tendencias que se advierten durante la década de los ochenta son:
- Poetas que siguen utilizando unas formas tradicionales para expresar sus sentimientos, es una poesía bastante subjetiva. Entre ellos Andrés Trapiello.
- Poetas que también utilizan formas tradicionales para expresar su subjetividad, pero que le añaden un matiz irónico: Luis Alberto de Cuenca, Jon Jurista, Vicente Gallego.
- Poetas que se vinculan a formas surrealistas.Blanca Andréu o Julio Llamazares.
Cuando hablamos de formas tradicionales nos referimos a la versificación, metros y estrofas, tradicional. En sus temas, recuperan motivos denostados por los novísimos, entre ellos: lo cotidiano, el amor en situaciones concretas, el desencanto, la dificultad de comunicación… En la forma incorporan coloquialismos propios de las jergas urbanas.
Estas tendencias se unificarán en los noventa en dos corrientes principales: la poesía de la experiencia, que será la que alcance mayor éxito; y la poesía del silencio o minimalista.
La poesía de la experiencia es una poesía cuya característica principal es que convierte en poesía lo cotidiano, la relación que mantiene el yo poético con su entorno más inmediato. De esta relación extrae el poeta la experiencia vital que cobra forma en su poema. Los poemas, pues, suelen aparecer como autobiográficos (yo poético). La objetividad, propiciada por un tono narrativo más que lírico, es otra elemento importante de esta poesía. De todo ello cabe inferir que, como señala su etiqueta, la experiencia concibe el poema como un monólogo dramático, es decir, una puesta en escena narrativa de la sentimentalidad del yo.
Como rasgos formales pueden apreciarse:
- El poema tiene una base anecdótica y suele expresarse desde una estética realista.
- Lo narrativo el es el cauce propio de expresión. Este poesía cuenta más que abstrae. Lo importante es el suceso, no la idea.
- El lenguaje es espontáneo, utiliza coloquialismos y presenta un tono conversacional, lo que no quiere decir que el poema, como resultado final, carezca de ese componente estético que es propio de la poesía. El poema sugiere y evoca múltiples sensaciones en el lector, pero sensaciones ligadas, muchas veces, a su propia experiencia vital.
- Los temas y situaciones de la vida cotidiana, especialmente la urbana, son los preferidos: la noche, la bohemia, el amor…
- Se habla desde el yo, pero un “yo poético”, un yo que es sujeto narrativo de la acción que expresa el poema.
- La ironía y el humor son recursos que le permiten al poeta acercarse a la realidad, evitando así cualquier tipo de sentimentalismo.
- La individualidad y la intimidad se manifiestan como tema del poema.
Luis García Montero (Habitaciones separadas), Felipe Benítez Reyes (Los vanos mundos), Luis Alberto de Cuenca (La caja de plata) son los poetas más destacados de esta corriente.
La poesía del silencio busca la expresión concisa, el significado concreto y exacto de la palabra. Es una poesía conceptual que muchas veces expresa por la acumulación de ideas. Les interesa mucho el lenguaje, el acto mismo de la creación estética y las reflexiones de la existencia de cariz filosófico. Jaime Siles (Semáforos, semáforos) es autor destacado.