C.SOCIAL:
La Guerra Civil supuso una ruptura en la evolución de la cultura española con relación a las corrientes europeas. Tras el conflicto bélico, el panorama cultural se vio condicionado por las siguientes circustancias:
-España queda sumida en un profundo aislamiento tanto cultural como político: se cierran las fronteras a toda influencia que se considere nociva para el orden político establecido por la Dictadura, y se instaura un fuerte aparato de control y censura de las publicaciones. En este sentido, cualquier propuesta artística debía obtener el beneplácito de los poderes eclesial y político.
-Los escritores jóvenes carecen de modelos estéticos. La Generación del 27, que se hallaba en plena madurez creativa, se deshace bruscamente: Federico García Lorca es fusilado durante la Guerra Civil; otros poetas parten al exilio (Salinas, Cernuda, Guillén, Alberti). Quienes quedan en España se conviertes prácticamente en los únicos referentes para los jóvenes creadores de posguerra.
-Juan Ramón Jiménez continúa manteniéndose como modelo literario vivo, aunque su estética empieza a ser superada por otras formas y temas poéticos más próximos a la complejidad realidad social.
-La escasa producción literaria nacional favorece el auge de las traducciones de autores poco comprometidos para llenar el hueco editorial.
-El hambiente bélico que caracteriza el momento histórico general, en el plano literario, tendencias al escapismo o a la temática de guerra.
-En los años cincuenta, ciertos cambios socioeconómicos, que se extienden hasta la década de los sesenta, anuncian una incipiente apertura del régimen franquista. Se producen migraciones del campo a la ciudad, lo que provoca el nacimiento de barrios obreros y suburbios, ambientes ampliamente retratados en la literatura del momento.
Todo ello originará, como veremos, la aparición de nuevas tendencias en el panorama literario español, al generalizarse una mayor preocupación por problemas de índole social.
Por otra parte, España se incorpora lentamente en organismos internacionales, como la ONU, y empieza a observarse una tímida liberalización intelectual.
Dada la amplitud del período de posguerra, consideraremos varias etapas para su estudio: Realismo tremendista y Realismo social u objetivo. Se estudiará la literatura española durante el exilio y después nos centraremos en el análisis de la obra de los autores más relevantes que escribieron entre los años 1939 y 1962.
C.CULTURAL:
Aunque se amplían los temas literarios con relación al período de guerra, los años cuarenta están marcados por las consecuencias del conflicto.
Convivn por entonces diversas tendencias: A las notas triunfalistas,el deseo de evasión o el retorno al formalismo clásico, pronto se une una literatura inquietante y cargada de angustia, presente en la poesía desarraigada de Blas de Otero o Gabriel Celaya, o en novelas como La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela y Nada, de Carmen Laforet. En esta última línea predomina el enfoque existencial que suele ser producto de las posguerras, así como una incipiente preocupación social, no fácilmente perceptible debido a la dura censura de estos años.
Desde un punto de vista técnico, la época está marcada por cierta desorientación y por la búsqueda de cauces por los que pueda transcurrir una literatura acorde con el momento que se vive. Esta situación incierta se ve agravada por la desconexión con el pasado literario inmediato: se «secuestran» las obras sociales de preguerra y se desconocen las obras de los exiliados; la novela novecentista se encuentra muy alejada -temáticamente- de los tensos momentos que se viven. Sólo Baroja parece conectar con las preocupaciones de estos autores.
Sin embargo, a pesar de las dificultades propias del momento, el género va renaciendo paulatinamente de la mano de los escritores notables como Miguel Delibes, Camilos José Cela, Carmen Laforet, Ana María Matute… Hay cada vez más lectores y se fomentan los concursos literarios.
Una de las primeras líneas originales de esta década fue el llamado tremendismo, inaugurado por Camilo José Cela con su novela La Familia de Pascual Duarte. En esta breve pero intensa narración, Cela ofrece una agria visión de los aspectos más míseros y brutales de la realidad. La obra triunfó rápidamente y la fórmula propuesta, consiste en desquiciar la realidad en un snetido violento y en presentar sistemáticamente hechos desagradables e incluso repulsivos, fue muy imitada.
El Realismo social: «Hacia 1951 la literatura española, andadas ya las trochas del tremendismo, dio un giro a su intención y empezó a marchar por la senda del Realismo objetivo.» Con estas palabras, Camilo José Cela señalaba el cambio de rumbo que afectaría a la narrativa española en los años cincuenta. 1951 es el año de publicación de La colmena, segunda obra de Cela, con la que se inicia un decenio marcado por la estética del Realismo social, que supondría el enriquecimiento de nuestro panorama novelesco. Siguen publicando autores de la época anterior, pero se producen hechos significativos que nos permiten hablar de una nueva etapa: tímida apertura al exterior, migraciones del campo a la ciudad…
C.LITERARIO:
Garcilaso: Será la primera revista literaria importante de la posguerra española. En ella escriben autores de lídea clásica a imitación de Garcilaso de la Vega: empleo del soneto, búsqueda de la perfección formal y de una poesía bien hecha que, a menudo, se desentiende de los problemas de hombre. Se habla de poesía arraigada y se llama garcilasistas a estos autores, que opinan que el mundo está bien hecho. José García Nieto, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco, Dionisio Ridruejo y sobre todo, Luis Rosales serán los máximos exponentes de esta poesía, en general, optimista y triunfante, aunque también manifiesta dolor y tristeza, expresados con serenidad y mesura. Los temas fundamentales son el amor, el paisaje y el sentimiento relijioso. En Garcilaso se reflejó, a priori, la poesía de los vencedores.
Espadaña: Esta revista nace como respuesta a Garcilaso. Recoge una poesía rehumanizada, desarraigada, donde las tristes circunstancias del hombre constituyen el principal tema poético. Las formas son más libres, menos clásicas; los poemas son más broncos y el estilo más sencillo. Victoriano Crémer, Eugenio de Nora, Ángela Figuera, Leopoldo de Luis y, sobre todos, Gabriel Celaya y Blas de Otero son los principales representantes de esta línea.
La poesía desarraigada parte del convencimiento de que el mundo es un caos y una angustia, y la poesía una frenética búsqueda de ordenación y de ancla, como afirmaría Dámaso Alonso, que se autoincluye en el grupo de los poetas desarraigados. Es ésta una poesía existencial: el hombre está angustiado por el tiempo y la muerte, y sobre todo en aquellos años de represión, injusticia, hambre… Surge entonces una poesía que podemos llamar espiritualista, antecedente de la poesía social: ante el dolor por el sufrimiento humano, el hombre se vuelve a Dios y se rebela, o bien busca en él una respuesta que puede ser consoladora o desesperanzadora. El siguente paso será volver los ojos a los demás y convertirse en la voz de la mayoría: nace así la poesía social.
Se renuncia al esteticismo, a los lujos formales en busca de una poesía de mayor profundidad, capaz de remover la conciencia del hombre y transformar el mundo.
El poema de Celaya «La poesía es un arma cargada de futuro» es un buen ejemplo de poesía social.