Vida y Obra de Juan Ramón Jiménez
Actitud ante la vida y concepto de poesía
La vida de Juan Ramón Jiménez estuvo marcada por una dedicación exclusiva a la creación de su «Obra», como él la llamaba. Su inteligencia, sensibilidad y existencia se volcaron en la poesía, a la que se entregó con fervor. Vida y obra se fusionaron en él. Poseedor de una gran sensibilidad estética, en el trato humano era muy susceptible y de reacciones impredecibles. Rechazaba lo imperfecto y se distanciaba de los problemas de la sociedad española. Sin embargo, como ciudadano, mantuvo un compromiso político, como demuestran los textos recopilados por Ángel Crespo o sus colaboraciones con la Junta de Protección de Menores.
En sus últimos años, reflexionó profundamente sobre la poesía en general y sobre la suya en particular. Para él, la poesía era instinto interpretado por la inteligencia. La creación poética consistía en hallar una palabra que abriera la puerta a lo desconocido que hay dentro de uno mismo (el yo más íntimo) y fuera (el misterio existencial del universo, que para él era como un libro de símbolos que el poeta debía descifrar). El resultado era el descubrimiento de la «palabra desnuda». A Juan Ramón Jiménez le interesaba el más allá de las cosas, pues pensaba que estas solo eran signos, el vestido, y él buscaba el «desnudo» que había tras ellas. Para ello, era necesario descontextualizar esas cosas en el espacio y en el tiempo. Su poesía, intelectualista y hermética, lo acerca a algunas corrientes irracionalistas, aunque él rechazó en repetidas ocasiones el irracionalismo máximo representado por el Surrealismo.
En su trayectoria se observa una evolución desde los iniciales jardines sombríos, paisajes velados por la oscuridad, hasta el solo del último poema, *Espacio*, y la transparencia conseguida en algunos poemas de *Dios deseado y deseante*.
En resumen, su idea de la poesía está presidida por una triple sed:
- Sed de conocimiento: Para Juan Ramón Jiménez, la poesía es un modo de conocimiento, de «inteligencia agudísima», de penetración en la esencia de las cosas.
- Sed de belleza: La poesía es belleza, expresión de un goce exaltado de lo bello, impregnado de melancolía e incluso de dolor.
- Sed de eternidad: La poesía es expresión de un ansia de eternidad, concebida como posesión inacabable de la belleza y de la verdad. Dios se identifica con la naturaleza, con la belleza absoluta o con la propia conciencia creadora.
Biografía
Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881. Perteneciente a la pequeña burguesía, recibió una formación religiosa y padeció una crisis análoga a la de sus compañeros de generación. En él se aprecia un fuerte sentimiento krausista, de cuya ideología brota el «dios» juanramoniano. Se trasladó a Sevilla para estudiar Leyes y entró en contacto con el ambiente cultural del Ateneo. En 1887 regresó enfermo a Moguer. Su única distracción en el pueblo era la lectura. Leyó y conoció las colecciones de romanceros, los románticos franceses (Víctor Hugo, Lamartine, Musset), los románticos alemanes (Goethe, Schiller, Heine) y releyó a los ya conocidos Bécquer, Rosalía y Verdaguer.
En 1900 se mudó a Madrid, donde entró en contacto directo con el ambiente modernista y conoció a los grandes escritores del momento: Rubén Darío, Villaespesa, Benavente, entre otros. Preparó sus dos primeros libros publicados, *Almas de violeta* y *Ninfeas*, de los que luego se olvidó por completo. Tras la muerte de su padre ese mismo año, su enfermedad, sus miedos y obsesiones se agudizaron. Fruto de su estancia en Francia es el libro *Rimas de sombra* (1902). Entre 1903 y 1905 escribió *Arias tristes*, *Jardines lejanos* y *Pastorales*, en los que encontramos ya una poesía «vestida de inocencia». En 1905 su enfermedad se acentuó y se instaló en Moguer, donde desarrolló una enorme actividad creadora.
En 1912 regresó a Madrid y se instaló en la Residencia de Estudiantes. Conoció a Zenobia Camprubí, con quien experimentó el auténtico amor. Fue la época en que se sintió más satisfecho y activo. La ruptura definitiva con el Modernismo se produjo en 1916, año en que viajó a Nueva York para casarse con Zenobia. Su mejor libro es *Diario de un poeta recién casado*, título que en 1948 cambió por el de *Diario de poeta y mar*. A la vuelta de América, Juan Ramón Jiménez se estableció en Madrid y en 1917 publicó su *Diario de un poeta recién casado*. Al estallar la Guerra Civil, él y Zenobia viajaron a los Estados Unidos como representantes de la República. Se establecieron en América hasta su muerte, ocurrida en Puerto Rico.
El Novecentismo y la Generación de 1914
Características generales
En torno a los años de la Primera Guerra Mundial, en España se produce el relevo de modernistas y noventayochistas (Novecentismo, Vanguardismo y Generación del 27). Aunque no puede decirse que los nuevos escritores formen un «grupo», sí puede hablarse de un «clima intelectual distinto». Para denominar a estos escritores nacidos en los años 80 se han propuesto los nombres de Generación de 1914 y Novecentismo. Se suele definir el Novecentismo por medio de negaciones: lo que no es ni Modernismo ni Noventayochismo y lo que todavía no es Vanguardismo.
En lo estético, destacan posiciones antirrománticas y el rechazo del Realismo:
* Huida del sentimentalismo. * Abandono de la «dicción interjeccional». * Búsqueda de pulcritud y equilibrio. * Imperativo del intelectualismo, producto de la preocupación por evitar lo sentimental. * Aparición del intelectualismo, producto de la preocupación por evitar lo sentimental.
Todo esto conduce a un ideal de «arte puro» que se propone un mero placer estético. En cuanto al estilo, es fundamental la preocupación por el lenguaje.
Los nuevos rumbos de la poesía
La poesía del Novecentismo está dominada por la figura de Juan Ramón Jiménez. En estos años, un grupo de poetas, considerados posmodernistas, prolonga la vida del Modernismo más allá de 1914. En cambio, otros poetas dan muestras de las orientaciones estéticas del Novecentismo. Son poetas que refrenan lo sentimental, que oponen un talante «clásico» a cualquier forma de romanticismo.