El Siglo XV: La Transición al Renacimiento
El siglo XV se caracteriza por la inestabilidad política, debida a un débil poder real y a las constantes luchas entre la nobleza. Esta inestabilidad se traduce en una crisis que provoca un sentimiento de inseguridad y pesimismo.
Este siglo ha sido llamado el «otoño de la Edad Media», lo que manifiesta la crisis de los valores medievales y la descomposición de una sociedad basada en una estricta división en estamentos sociales, el poder de la Iglesia y sus ideales religiosos.
En el último tercio del siglo, los Reyes Católicos imponen una monarquía autoritaria, que supone el fin del feudalismo. Someten a la nobleza y a la Iglesia, acaban con la Reconquista, expulsan a los judíos y se instaura la Inquisición. Esto agudiza las tensiones entre las distintas comunidades; la convivencia entre judíos, musulmanes y cristianos se deteriora, y el clima de antisemitismo fue profundo en algunos momentos. La expulsión de los judíos confiere popularidad a la monarquía e incrementa el número de conversos, muchos de los cuales formaban parte de la minoría oculta del país.
Factores que Configuran la Cultura del Siglo XV
- Humanismo: Corriente de pensamiento inspirada en el modelo clásico que proponía una cultura basada en el desarrollo del ser humano como individuo y como ciudadano. Valora las actitudes intelectuales y morales de la Antigüedad Clásica.
- Creación de nuevas universidades: Contribuye a la formación de hombres letrados, más rigurosos y eruditos que los clérigos medievales.
- Cortes palaciegas: Se convierten en focos culturales.
- Invención de la imprenta: Supone un cambio radical en la difusión de libros, hasta entonces reservados a una minoría aristocrática o religiosa.
En literatura, se muestran géneros, temas y formas que mezclan elementos medievales y renacentistas, es decir, convive el humanismo con la moda medievalizante. En cuanto a los géneros literarios, la lírica logra un momento de esplendor, tanto en su vertiente culta como en la tradicional (los romances). En prosa destacan las novelas sentimentales, cuyo tema es el amor, y las novelas de caballería, que se suelen situar en lugares lejanos y exóticos e incluyen elementos fantásticos. Finalmente, tenemos el teatro. Siguieron presentándose los géneros medievales, como dramas religiosos y danzas de la muerte, y un género que imita formas clásicas: la comedia humanística. Son obras escritas en latín y concebidas para ser leídas o recitadas en un público reducido, como La Celestina.
Jorge Manrique y las Coplas a la Muerte de su Padre
Las Coplas a la Muerte de su Padre pertenecen al género elegíaco.
Elegía: Poema lírico en el que se lamenta la muerte de una persona u otro acontecimiento digno de ser llorado. Son habituales las consideraciones generales sobre la muerte, el lamento de los supervivientes (o planto) y la alabanza del difunto (o panegírico).
Según Pedro Salinas, la obra tiene una estructura de sermón funerario, y su fin es llamar la atención sobre los valores eternos en detrimento de los valores terrenales.
Estructura de las Coplas
La obra sigue un proceso que va de lo general (la condición mortal del hombre) a lo particular (la muerte de Don Rodrigo Manrique).
Métrica: 40 coplas formadas por una doble sextilla. Utiliza el pie quebrado (8a, 8b, 4c, 8a, 8b, 4c, 8d, 8e, 4f, 8d, 8e, 4f): doce sextetos simétricos con un verso corto al final de cada terceto y rima consonante.
- Primera Parte (coplas I a XIII): Induce a la reflexión sobre el sentido de la vida a partir de su fugacidad.
- Segunda Parte (coplas XIV a XXIV): Adopta la forma del tópico del ubi sunt, ejemplificando la visión de la vida y evocando a algunos de los protagonistas del pasado inmediato castellano.
- Tercera Parte (coplas XXV a XL): Elogio del difunto (panegírico) con la muerte. Destacan las ideas de la reivindicación de la vida, la idea de las tres vidas (terrenal, de la fama y vida eterna), el estoicismo (ideal de serenidad ante la adversidad) y la importancia de la fama.
El Renacimiento
Periodo de la historia europea que se inicia al final de la Edad Media. Está vinculado al Humanismo. Surge en Italia en los siglos XIV y XV, y se extiende por Europa durante el siglo XVI. Su nombre alude al «renacer» de la cultura clásica, el objetivo de los intelectuales y artistas de la época.
El lento ascenso de la burguesía y la progresiva concentración del poder político en manos de los reyes llevan al capitalismo como sistema económico. Los descubrimientos geográficos amplían el mundo conocido, lo que supone un impulso para el comercio.
En el plano cultural, el Humanismo pretende restaurar el ideal educativo de la Antigüedad a través del estudio del lenguaje. Transmite una forma de civilización; la imprenta multiplica la difusión de la cultura humanista.
En lo social, el crecimiento de la burguesía y la influencia humanística favorecieron la exaltación del mérito personal.
La orientación no religiosa de la cultura hace que esta sea más vitalista, alejándose de la visión religiosa del ser humano.
Es importante diferenciar las dos mitades del siglo: durante el reinado de Carlos I, se vive el esplendor del Humanismo, la apertura a Europa y el optimismo; mientras que en el reinado de Felipe II se asiste al cierre de fronteras y a la desconfianza en el ser humano.
La espiritualidad estuvo marcada por la renovación de la conciencia religiosa, que acabó tomando forma con Erasmo de Rotterdam. Se propone una religiosidad intimista, tolerante, caritativa y cercana al cristianismo primitivo. Promueven la traducción de la Biblia, pero para la Iglesia esto es un peligro, ya que podría debilitar su poder y privilegios, por lo que promueven la Contrarreforma. Esto supone una desconfianza hacia la cultura y el aislamiento de Europa; se prohíbe importar libros. Como consecuencia, en la segunda mitad del siglo aparece una literatura religiosa y se revitalizan ciertos mitos.
Garcilaso de la Vega
Introdujo cambios fundamentales en la métrica: los endecasílabos, que se combinan con heptasílabos para formar las estrofas más utilizadas: el soneto, la lira y la égloga.
Temas Principales en la Obra de Garcilaso
- La naturaleza: Marco preferido para tratar el tema amoroso, no solo en poesía, sino también en la novela pastoril. La naturaleza que describen los poetas es idealizada, lo que hace que los escenarios resulten familiares entre sí; siempre es diurna. Esto se relaciona con la influencia del neoplatonismo, el arquetipo del paisaje ideal (locus amoenus). Garcilaso sitúa las églogas en España, a orillas del Tajo. La égloga es una composición lírica protagonizada por pastores que dialogan sobre temas de amor. Tiene una extensión variable y suele combinar endecasílabos.
- El amor: De la poesía trovadoresca se conserva la idealización de la dama (donna angelicata) y el sometimiento del hombre como vasallo del amor. El neoplatonismo considera el amor una vía de elevación espiritual y perfeccionamiento personal, una fuerza armonizadora del universo; si este no es correspondido, hay caos.