La Novela Española a Comienzos del Siglo XX: La Generación del 98
La novela de comienzos del siglo XX está protagonizada por los narradores de la Generación del 98, submovimiento dentro del Modernismo finisecular. En el plano estético, los novelistas del 98 se rebelan contra el retoricismo y el didactismo moralista de la novela realista del XIX con el propósito de crear una narrativa contemporánea y antiburguesa, cuyos rasgos esenciales serán:
- a) El tono narrativo dominante es escéptico, pesimista y existencial, y los personajes son seres angustiados.
- b) La estructura narrativa: meditación introspectiva e innovaciones dentro de los géneros literarios tradicionales (Unamuno escribe “nivolas” y Valle, “esperpentos”).
- c) Prefieren una prosa concisa, sobria y directa.
Los jóvenes del 98 prefieren indagar acerca de la grave crisis finisecular en un clima de inconformismo y reformismo (‘Regeneracionismo’) en todas las áreas de la vida nacional. El “tema de España”, representado en la visión subjetiva del paisaje de Castilla, se convierte en la divisa del grupo. Los autores del 98 presentan dos momentos ideológicos: una primera etapa juvenil, revolucionaria y muy vitalista, hasta 1902; y una segunda etapa de madurez, idealista, a veces muy conservadora.
Autores Destacados de la Generación del 98
- Unamuno escribió sobre temas como la meditación sobre el sentido de la vida y la preocupación por España. Las novelas de Unamuno desarrollan personajes ‘agónicos’ y desquiciados. Técnicamente, son obras donde adquiere gran importancia el diálogo de ideas, las llamó nivolas. San Manuel Bueno, mártir, 1933.
- Azorín (1873-1967), anarquista en su juventud, evolucionó hacia un idealismo conservador. Destaca en su obra narrativa: a) el gusto por el fragmentarismo y las descripciones; y b) la personalidad del narrador protagonista. Además de novelas, Azorín escribió ensayos y recopilaciones de artículos, organizados en ‘cuadros de impresiones’ donde se describen de forma impresionista interiores y exteriores.
- Baroja (1872-1956) presenta dos fases: antes de 1912 escribió sin duda las más importantes, como El árbol de la ciencia (1911). Crea dos ‘mundos’ narrativos muy diferentes: uno romántico y aventurero, muy vitalista, y otro contemporáneo, realista. Desde 1912 hasta su muerte no hizo sino repetir las fórmulas anteriores con escasas novedades. El estilo de Baroja es preciso, sobrio y sencillo, con descripciones impresionistas y diálogos de humor ácido.
- Valle-Inclán es diferente del grupo. Dos fases: a) Modernismo ortodoxo, como en Memorias del Marqués de Bradomín, con decadentismo y erotismo; b) En los años 20 entra de lleno en el vanguardismo experimental mediante la estética del ‘esperpento’, que emplea en la novela Tirano Banderas.
La Generación del 14 y del 27
La Generación del 14 o Novecentismo está representada por Ramón Pérez de Ayala y Ramón Gómez de la Serna. En las novelas de R. Pérez de Ayala (ej. Belarmino y Apolonio) hallamos la mejor muestra de ‘novela intelectual’. Ramón Gómez de la Serna, el más vanguardista del grupo, escribió El torero Caracho. Por último, mencionar la Generación del 27, que continúa la renovación vanguardista del género, como Míster Witt en el cantón de Ramón J. Sender.
La Novela Española de Posguerra
Después de la catástrofe humana y cultural de la Guerra Civil, se produce una ruptura entre la narrativa del exilio y la del interior, aunque ambas se alejan definitivamente de las fórmulas renovadoras de la preguerra (98, novecentistas y 27). En el exilio destacaron obras de gran calidad literaria, unas que toman como referencia única la Guerra Civil, como la serie de seis novelas de Max Aub; y otras novelas, como las de Francisco Ayala. En el interior, la narrativa del franquismo (1939-1975) tiende a restaurar la tradición realista, dirigida a examinar las circunstancias concretas y reales del país, presentándolas con un lenguaje fiel a la veracidad o verosimilitud de los hechos. Tal realismo de base se abre en tres direcciones: la novela existencial, la social y la experimental.
La Novela Existencial (Años 40-50)
La década de los años 40-50 está dominada por el realismo existencial. Los temas son la desorientación vital, la angustia, y la hostilidad y crueldad de la vida. Los personajes son violentos, oprimidos e indecisos, siempre en situaciones extremas. Técnicamente, reducen el espacio y el tiempo y potencian el uso de la primera persona o confesional. Ejemplos: La familia de Pascual Duarte, 1942, de Camilo José Cela y Nada, 1945, de Carmen Laforet.
La Novela Social (Años 50-60)
La década de los años 50-60, con el realismo social, arranca con La colmena, 1951, de C. J. Cela. Registra con crudeza y frialdad la miseria moral y económica de los ambientes populares de Madrid, abarcando la vivencia de toda una ciudad transformada en personaje colectivo. Los novelistas sociales se caracterizan por una conciencia ética y cívica solidaria que los aproxima a los problemas y sufrimientos de las clases humildes y por una concepción de la novela entendida como testimonio objetivo y crítico de la sociedad española. Temáticamente, tratan los conflictos sociales y la injusticia y los denuncian mediante la adhesión a las clases humildes (Antonio Ferres, La piqueta, 1959); o mediante el ataque a las clases altas y medias (Carmen Martín Gaite, Entre visillos, 1957). Los escenarios son el mundo rural del campesinado, el mundo del trabajo de los obreros (ej. Central eléctrica, 1958); y el mundo urbano de las clases medias y bajas: Mi idolatrado hijo Sisí, 1953, de Miguel Delibes. Se repiten tres constantes temáticas: la esterilidad del trabajo, el aislamiento de la gente y el enfrentamiento y división de los españoles.
Personajes y Técnicas de la Novela Social
Personajes de estas novelas:
- a) Personaje colectivo.
- b) Se resta importancia al análisis psicológico.
- c) Los personajes no actúan sino que “vegetan” y se limitan a “ir tirando”.
Técnicas literarias:
- a) Narrador omnisciente.
- b) Concentración temporal y espacial.
- c) Lenguaje deliberadamente sencillo y claro que reproduce fielmente el habla coloquial, diálogo en estilo directo.
Realismo objetivista, conductista y crítico (“socialista”).
- En el realismo objetivista, se pretende mostrar la sociedad tal cual es, sin implicarse en ella, evitando juicios y comentarios (La Colmena de Cela).
- En el realismo conductista, la narración es fría y seca, el autor se limita a explicar y describir la conducta externa de los personajes, sus movimientos y diálogos (El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio).
- En el realismo crítico, el autor participa mediante la denuncia de los conflictos sociales y las injusticias, así como la ideología sociopolítica (izquierdas). La mina de Armando López Salinas.
La Novela Experimental (Años 60-70)
La década de los años 60-70 ve la novela experimental, que busca nuevas técnicas y formas de expresión, clásicos de la novela contemporánea europea y el éxito mundial de la nueva narrativa hispanoamericana (1962, Tiempo de silencio de Luis Martín Santos). El argumento se diluye y se pone el acento en jugar, en alterar de diversas maneras la estructura y el discurso lingüístico para poner al descubierto todo el artificio literario que sustenta una narración. El lector debe intervenir activa y críticamente ante la historia para reconstruirla mentalmente e interpretarla. Los temas y personajes son muy similares a los de la narrativa de las generaciones anteriores, potenciándose las connotaciones simbólicas.
Técnicas de la Novela Experimental
Entre las técnicas, hay que destacar:
- Nueva organización externa del relato.
- Nueva organización interna de la historia, contrapunto.
- Nuevas fórmulas para exteriorizar la conciencia de los personajes.
- Un nuevo tratamiento del tiempo narrativo.
- Tratamiento innovador del lenguaje.
Cinco horas con Mario, 1966, de Miguel Delibes.