Transformación de la Novela en España: Un Recorrido por el Realismo y la Innovación

La Novela Social en los Años 50

Los años cincuenta marcaron un renacimiento para la novela española, con una nueva generación de escritores que, junto a los de la posguerra, desarrollaron un nuevo tipo de novela con un fuerte compromiso social, influenciados por las ideas de Sartre. La situación de la posguerra comenzaba a mejorar, y el régimen franquista salía de su aislamiento gracias a la Guerra Fría y al apoyo de EE. UU. El fin de la autarquía y la inversión extranjera permitieron una recuperación económica basada en la industrialización y el turismo. Los intelectuales y universitarios adoptaron posturas cada vez más críticas hacia el régimen y las injusticias sociales.

Tendencias del Realismo Social

El realismo social español se dividió en dos grandes tendencias:

Novela Social Objetivista

Basada en las teorías de la psicología conductista, esta corriente se centraba en lo externo y observable: acciones y palabras. Sus características principales fueron:

  • Reducción al mínimo de la presencia del autor, adoptando un punto de vista similar al de una cámara cinematográfica.
  • Limitación del protagonismo de los personajes, prefiriendo el personaje colectivo y el contexto. Ejemplos notables son La colmena y El Jarama de Rafael Sánchez Ferlosio.
  • Eliminación de la introspección y el análisis psicológico, enfocándose en la caracterización externa de los personajes a través de sus acciones y diálogos.
  • Disolución del argumento en una serie de anécdotas, sin grandes conflictos morales o existenciales.
  • Sencillez estilística, con descripciones escuetas y un estilo deliberadamente sencillo.
  • Concentración espacial y temporal en cortos períodos de tiempo y en un marco poco variado.

Los temas principales abordados fueron:

  • El mundo rural, reflejado en obras como Los bravos de Jesús Fernández Santos, La zanja de Alfonso Grosso, Viaje a la Alcarria de Cela, y Campos de Níjar de Juan Goytisolo.
  • La clase obrera, denunciando su situación, como en Central eléctrica de J. López Pacheco.
  • La burguesía, retratando jóvenes abúlicos y alienados, como en Juegos de manos de Juan Goytisolo y Entre visillos de Carmen Martín Gaite.

Realismo Crítico

Con una postura más comprometida y vinculada a la ideología política, este enfoque compartía muchas características con el realismo objetivo, pero se distinguía por:

  • Mayor explicitación de la intencionalidad crítica.
  • Utilización de personajes representativos de una clase social para ejemplificar conflictos.

Un ejemplo destacado es La colmena (1951) de Camilo José Cela, que retrata el Madrid de posguerra a través de un vasto censo de personajes. También es fundamental la obra de Miguel Delibes, defensor de la dignidad humana, con su Trilogía del Campo (El camino, Las ratas, Los santos inocentes).


La Renovación Narrativa de los Años 60 y 70

Factores sociales, económicos y culturales, como la industrialización y la influencia de la novela hispanoamericana, impulsaron una renovación de las tendencias narrativas. Los escritores de la generación del medio siglo participaron en esta transformación, evolucionando hacia una novela estructural que indagaba en la personalidad del individuo a través de su conciencia y contexto social. La sociedad española seguía siendo el referente, pero los aspectos formales cobraron mayor importancia.

Características de la Nueva Narrativa

La principal novedad fue la creación de novelas “abiertas”, donde el lector asumía un papel activo en la interpretación de la obra. Algunas técnicas narrativas clave fueron:

  • Punto de vista múltiple, con la narración compartida por varios personajes y el uso de diferentes personas gramaticales.
  • Limitación de la importancia del argumento, con tramas fragmentadas, digresiones y mezcla de géneros.
  • Estructura compleja, con desorden cronológico, saltos temporales y contrapunto de historias.
  • Monólogos interiores y estilo indirecto libre para explorar el mundo interior de los personajes.

La novela que marcó este cambio fue Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1962). En 1966, se consolidó la transformación con obras como Señas de identidad de Juan Goytisolo, Últimas tardes con Teresa de Juan Marsé y Cinco horas con Mario de Miguel Delibes. Otras obras importantes de esta etapa son Volverás a Región de Juan Benet, San Camilo 1936 de Cela, Parábola del náufrago de Miguel Delibes, Reivindicación del conde don Julián de Juan Goytisolo y Retahílas de Carmen Martín Gaite.

En esta etapa, coexistieron autores de posguerra, del realismo social y nuevos narradores, adaptándose a los nuevos rumbos sin un cambio radical en la temática, pero sí en la forma y el estilo. Finalmente, destaca la obra de Francisco Umbral, con su prosa trabajada y expresiva, como en Memorias de un niño de derechas o Mortal y rosa.

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