Tradición y Vanguardia en la Poesía de Miguel Hernández
Miguel Hernández, un poeta que absorbió las influencias de sus lecturas y entorno, transitó desde la poesía tradicional hasta la innovación, creando un universo poético singular.
La Tradición de Clásicos y Modernos
En su etapa inicial, se observan diversas influencias:
- Costumbrismo regionalista: Fusión con la identificación emocional y vital de Hernández con la naturaleza, reflejada en poemas juveniles como En cuclillas ordeño una cabrita y un sueño, e incluso en poemas regionalistas escritos en «panocho».
- Corrientes ascéticas y místicas: Influencia del petrarquismo de Garcilaso y la tradición regionalista (Estoy perdidamente enamorado de una mujer tan bella como ingrata).
- Catolicismo de Calderón de la Barca: Presencia de poemas de exaltación mariana (¡Tú! Que eras ya subida soberana/ de subir acabaste). Estas influencias son visibles desde El silbo vulnerado hasta El rayo que no cesa.
- Luis de Góngora: Figura clave que inspiró Perito en lunas, obra que conecta con la admiración de la Generación del 27 por Góngora.
Las Vanguardias: El Surrealismo
Los contactos de Hernández con las vanguardias fueron escasos, pero significativos:
- Poesía pura: Emulando a Góngora en Perito en lunas, Hernández suma nuevas imágenes con un inusual lazo racional, buscando la extrañeza.
- Surrealismo: Desde mediados de 1935 hasta 1936, emplea recursos surrealistas tras un giro ideológico, abandonando su visión católica y tradicionalista (Guiando un tribunal de tiburones/ como con dos guadañas eclipsadas).
Neopopularismo
Hernández sintoniza con Lorca y Alberti en la recreación culta de la tradición popular, utilizando recursos de la poesía popular y flamenca. Su amistad con troveros y su habilidad para improvisar rimas se reflejan en composiciones breves de sus primeros poemas (Que como el sol sea mi verso, más grande y dulce cuanto más viejo).
Conclusión
La obra de Hernández fusiona lo clásico y lo moderno, lo tradicional y lo renovador. Si bien no fue un poeta vanguardista o surrealista en sentido estricto, recurrió a estas vanguardias en momentos específicos. Su poesía evoluciona desde la imitación de la poesía culta barroca hasta las formas más cercanas a su infancia rural: la poesía tradicional.
El Compromiso Social y Político de Miguel Hernández
Para comprender la evolución ideológica de Hernández, es crucial considerar su entorno. Orihuela, a finales del siglo XIX y principios del XX, era una ciudad religiosa y conservadora. Su educación en colegios religiosos y la influencia de su amigo Ramón Sijé, de militancia ultracatólica, marcaron su ideología inicial.
Su viaje a Madrid significó un giro ideológico. El contacto con la Generación del 27, la amistad con Pablo Neruda y sus orígenes humildes lo llevaron a ingresar al Partido Comunista y comprometerse con el bando republicano.
Viento del pueblo (1937)
Dirigido a soldados republicanos y al pueblo llano, este libro anima a la lucha contra los rebeldes (Yugos os quieren poner/gentes de la hierba mala) y muestra optimismo revolucionario (yugos que habéis de dejar rotos sobre sus espaldas). Critica a los conformistas (los bueyes doblan la frente… delante de los castigos) y denuncia la opresión (El niño yuntero). Su estilo claro, con vocativos e imperativos, buscaba llegar a la población rural y analfabeta.
El hombre acecha (1939)
Publicado ante la inminente derrota republicana, refleja una visión pesimista de la guerra, marcada por la muerte y la barbarie. Persiste el compromiso político (Rusia) y las críticas a burgueses y capitalistas (Nacen puestos de gafas y una piel de levita). El tono pesimista se combina con la esperanza en el amor y la vida.
Cancionero y romancero de ausencias
En la cárcel, derrotado y enfermo, Hernández retorna al yo intimista. El compromiso político da paso a la nostalgia por sus seres queridos, como Josefina y su hijo fallecido (Muerto mío, x2/ nadie nos siente en la tierra/ donde haces caliente el frío).
La Vida, el Amor y la Muerte en la Poesía de Miguel Hernández
Amor, vida y muerte son temas centrales en la obra de Hernández, interconectados y en constante evolución.
El Amor
Desde un amor no correspondido, con tintes de tristeza y soledad, hasta la idealización de Josefina (Te me mueres de casta y de sencilla). Tras la ruptura, el amor adquiere una doble faz: positiva y destructiva, con símbolos como exasperadas fieras y fraguas coléricas. La frustración sexual se manifiesta en la «pena hernandiana». En Cancionero y romancero de ausencias, el amor se vuelve tierno y nostálgico (Menos tu vientre todo es confuso).
Vida y Muerte
La obra de Hernández refleja su propia vida. Desde el vitalismo inicial, con la exaltación de la naturaleza (Y porque todo es armonía y belleza/en la naturaleza), hasta la melancolía de Perito en lunas. A partir de El rayo que no cesa, la vida es un continuo penar (Cuánto penar, para morirse uno). La muerte se asocia a la ausencia de amor. Experiencias como la muerte de su hijo y de Ramón Sijé marcan su poesía. En El hombre acecha, desaparece el entusiasmo bélico, dando paso al dolor. Cancionero y romancero de ausencias refleja el desengaño y la tristeza de sus últimos días.
La Poesía Española desde Comienzos del Siglo XX hasta la Posguerra
La transición del siglo XIX al XX estuvo marcada por la crisis de la conciencia burguesa, dando lugar a dos corrientes literarias:
- Modernismo: Poesía esteticista con temas exquisitos y ambientes refinados, como evasión del mundo burgués. Representantes: Rubén Darío, Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina.
- Generación del 98: Con un enfoque más narrativo y ensayístico, aborda la regeneración de España y la existencia humana desde una estética sobria. Representantes: Antonio Machado y Miguel de Unamuno.
Juan Ramón Jiménez, con su influencia en la generación posterior, destaca por su evolución desde un modernismo depurado hasta una poesía desnuda de artificio, buscando la perfección y el conocimiento a través de la poesía. Su obra cumbre es Diario de un poeta recién casado.
La Generación del 27
Influenciada por las vanguardias europeas y la tradición española, esta generación busca la síntesis entre:
- Lo tradicional y lo vanguardista.
- Lo culto y lo popular.
- Lo universal y lo español.
- El esteticismo y el compromiso humano.
Figuras clave: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda y Miguel Hernández.
La Posguerra
Tras la Guerra Civil, muchos poetas del 27 se exiliaron. En España, surge la Generación del 36, dividida en dos vertientes:
- Poesía arraigada: Cultiva metros y temas tradicionales, como Dios. Representantes: Luis Rosales, Leopoldo Panero y Dionisio Ridruejo.
- Poesía desarraigada: Influenciada por Hijos de la ira de Dámaso Alonso, expresa la angustia existencial y social en un estilo alejado del esteticismo. Representantes: Blas de Otero y Gabriel Celaya.
Imágenes y Símbolos en la Poesía de Miguel Hernández
La imaginería de Hernández se nutre de dos fuentes: lo telúrico y lo cósmico. Algunos símbolos clave son la luna, el rayo, el toro, el viento y la tierra, cuyos significados varían según sus vivencias.
Luna
- Paradigma del comportamiento de la naturaleza: Exaltación de la vida (…desliza/ su pleno de soslayo, sin mudanzas). La asociación luna-noche-muerte se opone a sol-día-vida. Simboliza la fatalidad femenina y la destrucción.
- Modelo del proceso creativo: Las fases lunares representan la evolución poética.
Rayo
En El rayo que no cesa, simboliza la angustia y la fatalidad amorosa, el deseo frustrado (Un rayo soy sujeto a una redoma). Tiene dos significados: amenaza y maldición, y fuerza y garra. Durante la guerra, simboliza el furor revolucionario (¿Quién al rayo detuvo/ prisionero en una jaula?). Se asocia a elementos punzantes como el cuchillo, la espada y las estalactitas.
Toro
- Toro bravo: Fuerza e impulso genital, virilidad (…un toro solo en la ribera llora,/ olvidando que es toro y masculino).
- Toro de lidia: Destino fatal, dolor y muerte (Como el toro he nacido para el luto/ y el dolor). En la poesía de guerra, simboliza el furor revolucionario, en contraposición al buey y el cerdo, que representan al bando contrario (Los bueyes doblan la frente,/ impotentemente mansa).
Viento
- Viento místico y purificador: El silbo vulnerado, con reminiscencias ascéticas y religiosas.
- Fuerza del pueblo, compromiso social y solidaridad (Vientos del pueblo me llevan/ vientos del pueblo me arrastran).
Tierra
Símbolo de la naturaleza, madre tierra (El niño yuntero: levantando la corteza de su madre con la yunta). Representa la naturaleza, la agricultura, el trabajo, la vitalidad del amor y la germinación.
Gabriel García Márquez y el Boom de la Novela Hispanoamericana
La novela hispanoamericana se clasifica en tres etapas:
- Desde principios del siglo XX hasta 1940: Influenciada por la novela europea, prolonga el realismo. Se divide en tres tendencias: novela de la tierra (Martín Fierro, Anaconda, Doña Bárbara), novela indigenista y novela de la revolución mexicana (Los de abajo).
- El protoboom (décadas de 1940 y 1950): Ante el agotamiento del realismo, se exploran nuevas vías. Autores: Jorge Luis Borges, Augusto Roa Bastos, Ernesto Sábato y Carlos Fuentes.
- El Boom (década de 1960): Surge una generación prodigiosa, influenciada por las nuevas tendencias narrativas y el contexto social y cultural. Obras: Rayuela y Cien años de soledad. Características: realismo mágico, ampliación temática, ruptura de la linealidad narrativa, monólogo interior.
Factores que impulsaron el boom: el nuevo contexto sociocultural, las ideas izquierdistas y la labor de editoriales europeas.
Autores representativos: Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez.
Gabriel García Márquez
Premio Nobel de Literatura en 1982, conocido por su prodigiosa imaginación y estilo que mezcla realidad y fantasía, con uso de la hipérbole y el humor. Cien años de soledad, ambientada en Macondo, aborda temas como la ciclicidad, la soledad, la relación entre el hombre y la tierra, y los problemas sociales. Otras obras: Crónica de una muerte anunciada y El amor en los tiempos del cólera.