Tradición y Vanguardia en el Romancero Gitano: Un Estudio Estilístico

Rasgos Formales del Romancero Gitano: Fusión de Tradición y Vanguardia

Lo más sobresaliente del Romancero Gitano de Federico García Lorca es la magistral combinación de elementos estilísticos. Por un lado, encontramos rasgos arraigados en la poesía tradicional y el folclore andaluz; por otro, características propias de la vanguardia, como la riqueza y originalidad de sus metáforas. Esta obra sintetiza lo popular y lo culto, la tradición y la innovación. Responde a la corriente neopopularista del Grupo poético del 27, pero a la vez, la novedad de las imágenes, a menudo irracionales, la conecta con el interés por Góngora y las nuevas corrientes vanguardistas. Esta amalgama de recursos tradicionales y vanguardistas convierte al Romancero Gitano en una de las obras más brillantes de la literatura española.

Lo Tradicional en el Romancero Gitano

  • Hilo argumental: Las composiciones son lírico-narrativas. Mezclan una narración, una historia que se puede contar, con la creación de una atmósfera lírica, donde predomina un sentimiento.
  • Mezcla de narración y diálogo: A menudo, los diálogos carecen de verbo introductor o indicación de quién habla, confiriendo un tono dramático al poema.
  • Fragmentarismo: La historia narrada comienza súbitamente y, en ocasiones, tiene un final abierto y misterioso. Esto se observa en rasgos como el comienzo con conjunciones como «y» o «que», sugiriendo que el romance es un fragmento de una composición mayor (ej: «Y que yo me la llevé al río» en “La casada infiel”). También se aprecia en comienzos abruptos o *in medias res* (“Muerte de Antoñito el Camborio”) y finales truncados (“Thamar y Amnón”).
  • Métrica: Predomina el verso octosílabo (con contadas excepciones), siguiendo la estructura métrica del romance tradicional: 8a 8- 8a 8- 8a 8- 8a…, con rima asonante.
  • Figuras de repetición: Abundan paralelismos, anáforas, epanadiplosis (“verde que te quiero verde”), paronomasias (“el niño la mira, mira / el niño la está mirando”), reduplicaciones, etc.
  • Fórmulas narrativas tradicionales: Se emplean preguntas dirigidas a un supuesto auditorio (“Pero, ¿quién vendrá? ¿Y por dónde…?”).
  • Combinación de tiempos verbales: Se observan cambios llamativos de tiempo, del presente al pretérito o viceversa: “la luna vino a la fragua”, “mueve los brazos”.

La Vanguardia en el Romancero Gitano

El carácter vanguardista del Romancero Gitano se manifiesta en la abundancia y novedad de sus figuras retóricas:

  • Sinestesias: «rumores calientes», «viento verde», «el agrio verde».
  • Comparaciones: «La iglesia gruñe a lo lejos / como un oso panza arriba».
  • Personificaciones: «en las tejas de pizarra / el viento furioso muerde».
  • Desplazamientos calificativos: «yunques ahumados sus pechos, /gimen canciones redondas».
  • Símbolos: «El toro de la reyerta /se sube por las paredes».
  • Metáforas: «Las piquetas de los gallos/ cavan buscando la aurora»; «Lloras zumo de limón»; «trescientas rosas morenas / lleva tu pechera blanca»; «su luna de pergamino /Preciosa tocando viene». Algunas son audaces, relacionando términos reales e imaginarios distantes: «La luz juega al ajedrez/ alto de la celosía» (identificando el enrejado con un tablero de ajedrez, y personificando la luz). Otras tienen forma de aposición: «bronce y sueño, los gitanos». Algunas evocan el barroquismo de Góngora: «Los densos bueyes del agua /embisten a los muchachos /que se bañan en las lunas /de sus cuernos ondulados».
  • Hermetismo: Muchas imágenes son herméticas, a veces con un carácter surrealista que dificulta su interpretación (ej: «¡dejadme subir! Dejadme / hasta las verdes barandas. / Barandales de la luna / por donde retumba el agua» en el “Romance sonámbulo”). Los poemas más herméticos son probablemente el “Romance sonámbulo” (con múltiples interpretaciones) y los tres romances dedicados a los arcángeles.

Técnicas y Recursos Dramáticos en *La Fundación* de Buero Vallejo

En *La Fundación*, Antonio Buero Vallejo utiliza recursos que involucran al espectador en la comprensión de la verdad, haciéndola vivenciar al ritmo del personaje principal, Tomás. Se busca que el espectador experimente, junto a Tomás, el gradual regreso desde la idílica Fundación hasta la cruda realidad de la prisión, la tortura, la traición y la muerte. Este es el efecto de inmersión: el autor obliga al lector/espectador a identificarse con el protagonista, a ver y sentir lo mismo que él, y a transformar su percepción de la realidad.

Este recurso trasciende la objetividad, ya que el espectador solo accede a la historia a través de la manipulación del autor. La acción dramática se manipula hasta lograr la identificación con el protagonista, incluso de forma inconsciente, pues «vemos» a través de sus ojos sin saberlo hasta avanzada la obra. Se podría decir que el autor «engaña» al espectador, haciéndolo partícipe del delirio de Tomás. El público ve lo que ve Tomás, y solo descubre la realidad a medida que él la descubre.

Solo al final del primer cuadro de la segunda parte, el escenario se revela como lo que realmente es: la celda de una cárcel. A partir de este momento, el espectador descubre que su percepción era tan falsa como la del protagonista: también él ha creído en una ficción.

El Papel de Berta y la Temporalidad

Dentro del efecto de inmersión, Berta juega un papel crucial. Este personaje, una alucinación de Tomás, puede considerarse un desdoblamiento de su personalidad. Es ella quien primero ofrece una visión negativa de la Fundación, cuando aún se presenta como un lugar ideal. Esta es la primera ruptura de la alucinación de Tomás y un reflejo de su subconsciente, que comienza a percibir la realidad.

Con respecto al tiempo, la acción comienza *in medias res*, es decir, cuando gran parte de los acontecimientos ya han ocurrido y la historia de los personajes está a punto de concluir (para el preso muerto, ya ha terminado días antes). El espectador es «engañado» y la verdad se le revela paulatinamente, al mismo tiempo que la descubre Tomás.

La temporalidad no es lineal ni cronológica; el pasado se desvela al espectador según la voluntad del autor. El juego de apariciones, desapariciones, transformaciones y movimientos de objetos se relaciona con la perspectiva barroca, que advierte sobre el engaño de las apariencias. Buero denuncia, a través de esta técnica, la pobreza y ambigüedad de nuestra sociedad.

Acotaciones y Estructura Circular

La transformación de la realidad se refleja en las extensas y detalladas acotaciones, que informan sobre la mutación del escenario. Destaca la importancia de elementos artísticos, como el paisaje ideal que se ve por la ventana al principio y reaparece al final, o la música de la ópera *Guillermo Tell* de Rossini, que suena al inicio y en el desenlace, mientras el decorado se transforma para volver a la Fundación idílica.

Esta acotación final sugiere una estructura circular para la obra. La música, que al principio crea un ambiente propicio para la ilusión, deja al final un camino abierto a nuevas situaciones. El final queda abierto: el espectador debe decidir el destino de Lino y Tomás (la muerte o la evasión). La reaparición de la decoración de la Fundación puede interpretarse positivamente, como símbolo de esperanza, o como una advertencia de que la sociedad fuera de la prisión es, en realidad, otra cárcel.

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