Tradición, Vanguardia y Evolución en la Poesía de Miguel Hernández

Tradición y Vanguardia en la Poesía de Miguel Hernández

Miguel Hernández es un poeta permeable, un escritor que se empapaba de todo lo que leía y oía. Por esto, su primer motivo de inspiración es la poesía tradicional. Pero también su aprendizaje literario se inclina hacia la imitación de los escritores cultos que pertenecen al canon de los contemporáneos.

La tradición en la poesía hernandiana se presenta en un doble influjo a lo largo de toda su obra: la tradición de los clásicos literarios españoles y la tradición popular de raigambre oral. Solo en el período anterior a la guerra, existen muestras de vanguardismo en su poesía.

A) Tradición de los Clásicos Literarios Españoles

Leyendo con atención su obra poética, podemos rastrear una selecta historia de la literatura española y comprobar cómo asimila e incorpora a su escritura sus múltiples propuestas literarias. Toda su adhesión a la tierra, a su espacio vital, se siente influido por el costumbrismo regionalista. Sin embargo, no se queda en la superficialidad del habla popular dialectal, sino que añade sentimentalismo, intimismo y complicidad con sus protagonistas. Esta influencia costumbrista se une a la identificación emocional de Hernández con la naturaleza, influencia de San Juan de la Cruz y Fray Luis. El rayo que no cesa recibe el influjo de un poeta contemporáneo que terminará siendo uno de los mejores amigos de Hernández: Vicente Aleixandre. El primer poema publicado es una imitación del Modernismo de Rubén Darío.

Miguel Hernández siente admiración hacia Unamuno, al que llama “padre espiritual”; también elogia a Antonio Machado, siente una predilección por Juan Ramón Jiménez; se deja influenciar por los escritores del Romanticismo; sigue la tradición de Calderón de la Barca, etc.

B) El Neopopularismo

La recreación culta de la tradición de corte popular recibe el nombre de neopopularismo. La corriente popular llega a Hernández a través de la transmisión oral y de sus lecturas. El poeta era amigo de troveros y fueron conocidas sus dotes de repentizador o improvisador de rimas. Por otro lado, no eran extrañas para él las lecturas de recopilaciones específicas del folclore español. Su poesía surge del tronco de la materia existencial, del barro de las cosas, de la tierra estercolada y de la historia natural. El popularismo en Hernández obedece al deseo de proporcionar una dimensión estética renovadora a lo campesino y ser el artista de una España definidamente rural.

C) El Surrealismo

Los contactos de Hernández con la vanguardia fueron escasos. El oriolano emplea recursos propios del lenguaje surrealista, que abandonará definitivamente al tener que dirigirse al pueblo llano español cuando empiece la guerra. Ese lenguaje surrealista se contagia de impetuosas imágenes de océanos, metáforas cósmicas y símbolos. En ese momento se pasa del racionalismo de la metáfora barroca al metaforismo incontrolado.

En conclusión, en la obra de Miguel Hernández conviven lo clásico y lo moderno.

Trayectoria Poética de Miguel Hernández: La Evolución de su Poesía

La obra de Miguel Hernández sirve de puente entre dos etapas de la poesía española. Estamos ante una figura crucial: por una parte, su precocidad y sus contactos con el Grupo del 27; por otra parte, por edad, se le incluye, a veces, en la Generación del 36.

Nació en Orihuela, y era de familia pobre. Cuando era niño trabajó como pastor de cabras, pero, llevado por su ansia de saber, se formó a sí mismo leyendo abundantemente. En Orihuela, participó en las tertulias literarias que encabezaba su amigo Ramón Sijé y fue allí donde conoció a su futura mujer. Más tarde se traslada a Madrid, donde fue decisiva su amistad con Pablo Neruda en su evolución ideológica. Al estallar la guerra, se alistó como voluntario del lado de la República. Pero el poeta es encarcelado y morirá tuberculoso en la cárcel de Alicante a los 32 años.

Miguel Hernández es un poeta excepcionalmente dotado. Con su tono arrebatado y humanísimo, su palabra parece salir directamente del corazón. Pero en sus mejores momentos ese desbordante impulso cordial sabe envasarse en formas rigurosas.

Se diferencian distintas etapas en su trayectoria:

  • Después de sus poemas adolescentes, Miguel Hernández siente la necesidad de una rigurosa disciplina poética. Esto coincide con la moda gongorina. Surge así Perito en Lunas.
  • La plenitud poética de Miguel Hernández se alcanza con un libro con el título de El rayo que no cesa. En él se ha consolidado su gran tríptico temático: la vida, el amor y la muerte. El libro se compone sobre todo de sonetos. Y el dominio de la forma es tal que el artificio queda oculto: el resultado parece natural y lo que percibe el lector es el calor y la fuerza de la palabra.
  • En ese momento de plenitud, Miguel Hernández escribe otros poemas penetrados asimismo de sentido trágico y de presagios de muerte. Por otra parte, en dos hermosas elegías a Vicente Aleixandre y a Pablo Neruda, se aprecia el surrealismo.
  • Llega la guerra, Miguel somete su fuerza creadora a los fines más inmediatos. Así aparece Viento del Pueblo, con el que se inicia una etapa de poesía comprometida. Entre cantos épicos, arengas, poesía de combate, destacan poemas de nítida preocupación social como “Aceituneros” y “El niño yuntero”. En la misma línea se escribe El hombre acecha. En ambos libros el lenguaje poético es más claro.
  • Finalmente, en la cárcel compone la mayor parte del Cancionero y romancero de ausencias. Miguel Hernández depura de nuevo su expresión, inspirándose ahora en las formas más escuetas de la lírica popular. Otros temas son su situación de prisionero y las consecuencias de la guerra. De esta misma época son otros poemas, entre los que destacan “Las nanas de la cebolla”, poema al hijo en el que aún encuentra fuerzas para pedir sonrisas.

Nadie le superó en fuerza humana, en arrebato emocional. Por ello, abrió camino en la poesía de la posguerra.

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