Tenía la boca tan pequeña, que para decir tres, decía: uno, uno, uno.
tan rápido su desarrollo, que se hoy el ruído que hacía al crecer.
Era tan alto, tan alto, que de que alguien le pisara el callo, pasaban por lo menos diez minutos hasta que sentía el dolor.
Era tan, tan educado, que antes de empezar a hablar se quitaba el bigote.
Era tan tonto, que no
Era una adivina tan buena, tan buena, que no sólo adivinaba el futuro sino también el pretérito pluscuamperfecto del subjuntivo. |
Era tan alto, tan alto, que tropezó en un pueblo y cayó en otro. Era tan alto, tan alto, que se llamaba Julio y doce días de Agosto. |
Era tan bajo, tan bajo, que en Semana Santa pasaba por debajo de la cama vestido de penitente. Era un bebé tan feo, tan feo, que aprendió a caminar a los tres meses porque nadie lo cogía en brazos. Era un boxeador tan profesional, tan profesional, que se ponía los guantes para pegar sellos. Era tan bruto, tan bruto, que no usaba peine sino serrucho. Era tan calvo, tan calvo, que se le veían las ideas. Era un calvo tan bajo, tan bajo, que los limpiabotas le sacaban brillo a la calva. Era una casa tan pequeña, tan pequeña, que cuando venía el médico el enfermo tenía que sacar la lengua por debajo de la puerta. Era una casa con el cuarto de baño tan pequeño, tan pequeño, que para peinarse tenían que sacar el codo por la ventana. Era un chiste tan malo, tan malo, que tuvieron que castigarlo. Era un coche tan grande, tan grande, que en lugar de radio llevaba diámetro. Era un coche tan malo, tan malo, que en lugar de matrícula tenía suspenso. Era tan distraído, tan distraído, que se pasó dos horas delante del espejo pensando dónde había visto antes aquella cara. Era una escuela tan pobre, tan pobre, que el maestro tenia que poner los alumnos. Era una familia tan numerosa, tan numerosa, que la cigüeña vivía con ellos. Era tan feo, tan feo, que se ganaba la vida asustando niños. Era tan feo, tan feo, que asustaba hasta los ciegos. Era tan gorda, tan gorda, que cuando se subía a un barco se convertía en submarino. Era tan gordo, tan gordo, que cuando se pesaba de la báscula salía una tarjeta que decía: «por favor, suban de uno en uno». Era un pollito tan inteligente, tan inteligente que en lugar de decir pi, decía 3,14… Era tan presumida, tan presumida, que cuando era su cumpleaños felicitaba a su madre. Era tan torpe, tan torpe, que se tiró al vacío y cayó fuera. Era un tren tan largo, tan largo, que cuando los pasajeros se subían en Madrid ya estaba en Guadalajara. Era tan vago, tan vago, que madrugaba para estar más tiempo sin trabajar. Era tan viejo, tan viejo, que que no tenía espermatozoides sino «espermatozauros». Era un vino tan añejo, tan añejo, que hasta la botella estaba arrugada. |
Un niño entra gritando a un negocio: «¡QUIERO GASEOSA, QUIERO GASEOSA!»
Y el vendedor responde: «No me grites, que no soy sordo. ¿Qué GALLETITAS quieres?» (Matìas)
Le dice un tío a otro:
«Federico, tienes la boca abierta.»
Y responde Federico:
«Ya lo sé, la he abierto yo. (Chechu)
Le dice un gallego a un niño:
«Si adivinas cuántas gallinas tengo, te doy las tres.» (Guillermo Orma)
Dos rubias conversando. La primera pregunta:
-¿Qué queda mas lejos, la Luna o Londres?
A lo que la otra le responde:
-¡Tú si eres bruta! ¿Acaso puedes ver Londres?
(Dani)
¿Por que un gallego cuelga un preservativo en al ventana?
Para que no entre el polvo. (Pablo Bukovac)
¿Por qué los pastusitos (tontilandeses), ponen un hacha debajo del carro?
Para cortar camino. (David)
¿Qué es un esqueleto dentro de un armario?
Un lépero del Siglo XV jugando al escondite. (Fran Navajas Criado)
¿Qué hacía pepíto corriendo alrededor de la Universidad?
Sacando una carrera universitaria. (Rodrigo Javier Fried)
¿Cómo hacen en Tontilandia para purificar al agua?
La tiran de un séptimo piso para que se mueran los microbios. (Patricio)
Le pregunta un amigo a otro amigo:
¿Cuál es la mitad de uno?
Y el otro contesta:
El ombligo… (Francisco Marmolejos)
Había un señor tan tonto tan tonto que cuando alguien le dijo «mira la gaviota muerta», vio para arriba y dijo: «¿Dónde?» (Melissa)
Llega un soldado donde el cabo:
Cabo, no cabo en la calamita.
No se dice cabo se dice quepo.
Quepo, no cabo en la calamita. (Ma Alejandra)
¿Por qué en Tontilandia ponen azúcar bajo la almohada?
Para tener dulces sueños. (Jairo Antonio Hernán)
Un gitano le dice a su padre:
Papá, papá ¿Donde están los Pirineos?
Anda, dile a tu madre que lo lleva todo en el bolso. (David)
Manolo, me han regalado mil palomas.
¿Mensajeras?
No, no te exagero, mil palomas. (José María)
Manolo ¿Tienes hora?
No, pero mi reloj sí. (Jorge Sasa)
Manolo, he perdido a mi perro.
Pues pon un aviso en el diario.
No seas tonto, no sabe leer.
(Sorge Sasa)
Manolo plantaba vacas en la tierra y otro le dice:
¿Para qué haces eso?
Es que quiero hacer leche cultivada. (Sebastián Carriel)
¿Por qué los tontilandeses hacen sus termos con jaulas?
Para que no se escape el calor. (Diego García meza)
¿Qué hacen en Tontilandia cuando tienen frío?
Se acercan a la estufa.
¿Y cuando tienen mucho frío?
La prenden. (Humberto)
¿Por qué los tontilandeses bailan bajo los semáforos?
Porque creen que están en una discoteca. (Edgar)
¿Qué haces colgando ajos de las esquinas de las calles?
Me han dicho que es bueno para la circulación. (Gonzalo)
¿Cómo se sabe si un tontilandés roba un banco?
Porque hace un hoyo pora entrar y otro para salir. (Yanely Vega)
Un perro era tan tonto pero tan tonto que su nombre era HUESO y se comió sólito. (Grosvin Pineda)
¿Porqué un tontilandés guarda una botella vacía en la heladera?
Por si los invitados no quieren tomar nada. (Viko)
¿Por qué en Tontilandia entran hincados al supermercado?
Para ver si encuentran los precios más bajos.
Un señor pide un sello de correos, el estanquero se lo da y el cliente dice:
¿Me puede quitar el precio?, es que es para un regalo.
Oiga, ¿Usted cómo se llama?
Yo Gabriel, pero cuando estornudo me llaman Jesús.
¿Qué hace una tontilandesa tirándose del séptimo piso con las piernas abiertas?
Está probando las nuevas «Siempre Libre con Alas Protectoras». (Yazi)
Oye Manolo, ¿Tu mujer grita cuando hace el amor?
Ufff, mira, si gritara que la escucho del café. (Julián)
¿Por qué los tontilandeses no entran a la cocina?
Porque hay un frasco que dice Sal. (Juan José)
Esa gallina tiene una fiebre de 40 grados.
¡Hombre! Me alegro.
¿Por qué?
Porque así pondrá los huevos ya cocidos. (Carlos Ramírez)
Un hombre tan tonto, tan tonto, tan tonto, que lo mandaron a Colombia a por coca y vino con una lata de pepsi. (Ana)
¿Por qué un tontilandés se trajo una escalera a un bar?
Porque dicen que los tragos estaban por las nubes. (Antonio)
Por favor me da un bote de mayonesa.
¿YBARRA?
No, el pan ya lo he comprado. (Guille)
¿Por qué las mujeres de Tontilandia van al ginecólogo en grupos de 8 y de 10?
Porque en la puerta dice: Consulta de 8 a 10. (Bethzy)
¿Por qué se murieron 300 tontilandeses en el mar?
Porque se paró el barco y todos se bajaron a empujar. (Carlos)
Era un niño tan tonto, tan tonto, que cuando la maestra borraba la tarea del pizarrón, el la borraba de su cuaderno. (Alejandriux)
En Tontilandia se escondieron todos los de nombre Iván, porque oyeron que los gringos andaban detrás de un «Tal-Iban». (Beiba)
¿Cuantos tontilandeses se necesitan para ordeñar a una vaca?
400, uno que ponga el tarro y 399 para subirla y bajarl