Tercer cantar. Cantar de la afrenta de Corpes (vv. 2.278–3.730)

Las jarchas

En la Edad Media, a partir de los siglos VIII y IX, el castellano evolucionaba con rapidez. A pesar de que las personas cultas de la época seguían escribiendo en latín; porque consideraban al castellano como una lengua vulgar, sin valor; el pueblo sentía la necesidad de cantar en su propia lengua. Por esta razón, las primeras muestras de la literatura española son unas canciones muy breves llamadas jarchas.

Las jarchas han llegado hasta nosotros, porque algunos poetas árabes o hebreos se las habían oído a los cristianos que vivían en territorio árabe (mozárabes)
Y las insertaron en sus obras dejándolas en su lengua original llamadamozárabe.

Los juglares

En el siglo XII aparece en la Península la literatura en lengua vulgar. Era una literatura de transmisión oral, no se escribía y consistía principalmente en poemas que narraban personas por las plazas y castillos de los pueblos a cambio de comida, ropa o dinero. Estas personas eran los juglares.

Los juglares sabían hacer otras cosas además de contar historias. Había saltimbanquis, equilibristas, bailarines y músicos; su misión era entretener a la gente.

El Mester de Juglaría

Mester significa oficio, por lo tanto Mester de Juglaría es el nombre que recibe el oficio propio de los juglares.También se llama Mester de Juglaría a la forma de componer y narrar historias los juglares, así como al conjunto de las obras que crearon.

Cantares de gesta

Las historias que contaban los juglares solían tratar de hazañas o gestas que había realizado algún héroe o guerrero popular. Estas historias están hechas en verso y se conocen como cantares de gesta.

Características:


No tienen autor conocido, son anónimos.
Son obras escritas en verso.
Estaban destinados a ser cantados o recitados. Se transmitían oralmente de padres a hijos.


Poema de Mío Cid

El Cid real

Rodrigo Díaz de Vivar nació en un pueblo de Burgos (Vivar) hacia el año 1040. Al morir el rey al que servía, Sancho de Castilla, en el cerco de Zamora, Rodrigo intentó vengar su muerte y cayó en desgracia ante el nuevo rey Alfonso VI de Castilla que lo desterró. Conquistó y gobernó la ciudad de Valencia hasta que murió en el año 1099. Sus restos fueron trasladados al monasterio de Cardeña (Burgos) y fue allí donde comenzaron a narrarse sus grandes hazañas.

El Cid literario

En la obra, el Cid aparece idealizado y engrandecido para destacar su heroísmo. El Cid representa al héroe colectivo vencedor en mil batallas y siempre fiel a su rey a pesar de haber sido tratado injustamente. En el Poema, el Cid se nos presenta como un guerrero invencible; pero también como un personaje tierno y muy humano que ama a Dios, a los suyos y que valora la amistad y la fidelidad.

El Cid es el modelo de hombre medieval: lucha por su Dios, por su rey y por su fe contra los enemigos de su patria y su religión.

La obra

No se sabe con seguridad cuándo se compuso el Poema o Cantar de Mío Cid, ni quién fue su autor. Algunos investigadores creen que debió escribirse en el siglo XII, poco después de la muerte del Cid, cuando aún estaban recientes sus hazañas. Sus autores podrían ser dos juglares, uno de Medinaceli (Soria) y otro de San Esteban de Gormaz (Soria), puesto que en el poema se describen muy bien estos lugares. Otros investigadores creen que se escribió un poco más tarde, en el siglo XIII.

La copia que se conserva en la Biblioteca Nacional es un códice copiado por otro juglar llamado Per Abbat. Esta copia está incompleta; le falta una hoja en el comienzo y dos en el interior y parece haber sido realizada a principios del siglo XIV para recitarla por pueblos y castillos. Algunos consideran este códice como el original y a Per Abbat como el autor del Poema.

Contenido del Poema

El Poema de Mío Cid cuenta las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador. Consta de tres partes o cantares: el Cantar del destierro, el Cantar de la bodas y el Cantar de la afrenta de Corpes.

Cantar del destierro

El Cid es acusado de falta de honradez por unos envidiosos y es desterrado de Castilla por el rey Alfonso VI. Sale de Vivar en compañía de su familia y sus fieles caballeros. A su paso por Burgos, todos salen a verlo porque sienten admiración; pero nadie se atreve a darle albergue, ya que el rey lo ha prohibido amenazando con fuertes castigos a quien ayudara al Campeador. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña, donde se despide con gran dolor de su esposa doña Jimena y de sus dos hijas: doña Elvira y doña Sol.
Una vez fuera de Castilla y siempre pensando en volver con honor a su tierra, el Cid emprende una serie de campañas militares contra árabes y contra cristianos, que le van a procurar fama, tierras y riquezas.

Cantar de las bodas

El Cid se dirige a Valencia, que estaba en poder de los moros, y logra conquistar la ciudad. Envía a su amigo y mano derecha Alvar Fáñez a la corte de Castilla con regalos para el rey, en señal de reconciliación para que le permita reunirse con su familia en Valencia. El rey accede a esta petición y levanta el castigo que pesaba sobre el Campeador y sus hombres. Se celebran grandes festejos para dar la bienvenida a la esposa y las hijas del Cid.
Mientras tanto, el rey de Marruecos manda un ejército para recuperar la ciudad. El Cid derrota a los moros y consigue mantener Valencia en su poder.
La fortuna del Cid hace que los infantes de Carrión pidan en matrimonio a doña Elvira y doña Sol. El rey pide al Campeador que acceda al matrimonio y él lo hace aunque no confía en ellos. Las bodas se celebran solemnemente.

Cantar de la afrenta de Corpes

Los infantes de Carrión, Fernán y Diego González, muestran pronto su cobardía, primero ante un león que se escapa del palacio del Cid, después en la lucha contra los árabes
Sintiéndose humillados, los infantes deciden vengarse. Para ello emprenden un viaje hacia Carrión con sus esposas y, al llegar al robledal de Corpes, las azotan y las abandonan desfallecidas.
El Cid pide justicia al rey y reta a los infantes. Se realiza un duelo en el que los guerreros del Cid vencen a los infantes. Éstos quedan deshonrados y sus bodas deshechas. El Poema termina con el proyecto de boda entre las hijas del Cid y los infantes de Navarra y Aragón.

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