Técnicas teatrales la casa de Bernarda Alba

El teatro de los primeros treinta años del Siglo XX presentó una dicotomía que supuso una escisión tajante
entre el teatro que triunfaba en los escenarios, un teatro burgués, más conservador, y el teatro innovador,
que se representó en pocas ocasiones. A partir de 1931, desde el gobierno y con el apoyo de algunos
autores, se propuso acercar la cultura al pueblo mediante las llamadas misiones pedagógicas. Así, autores como
Lorca con “La Barraca” o Casona con su compañía “Teatro del Pueblo” pusieron en escena obras clásicas
y de distinto calado político.
I. EL TEATRO CONSERVADOR
Dentro de él, los autores cultivaron tres tendencias:
● La alta comedia.
También conocida como comedia benaventina, debido a que fue Jacinto
Benavente su máximo representante. Benavente fue Premio Nobel de Literatura en 1922. Los temas y
personajes de la comedia burguesa se corresponden con los de las clases medias y altas de la sociedad
de entonces y con los conflictos típicos de esos grupos sociales: amores insatisfechos, infidelidades,
hipocresía, murmuraciones. Benavente consiguió un teatro a la medida de la burguésía de la época, que
lo convirtió en el autor más representado; ideológicamente, se limita a criticar de manera superficial las
hipocresías y convencionalismos burgueses, pero sin traspasar lo admisible y lo considerado de buen
tono. Entre sus obras destacan Los intereses creados (1907) y La malquerida (1913).
● El teatro poético o en verso. Surge directamente de la corriente modernista. Se trata de un teatro de
pura evasión, sin relación inmediata con la realidad, que recupera temas históricos y legendarios.
Destaca Eduardo Marquina (Las hijas del Cid).
● El teatro cómico y costumbrista. La finalidad básica de este teatro es el entretenimiento del público.
Bajo este rótulo se engloban tendencias y espectáculos muy diversos, entre ellos la zarzuela y los
sainetes, que alcanzaron con Carlos Arniches un gran desarrollo. Arniches presenta en sus sainetes una
galería de personajes pintorescos de Madrid (chulapos), con sus problemas cotidianos y su forma
castiza de hablar. Otro género del teatro cómico es el del astracán, creado por Muñoz Seca y
caracterizado por los juegos de palabras, las dislocaciones lingüísticas, los chistes y las parodias de
otros géneros teatrales. Su obra más popular es La venganza de don Mendo. Los hermanos Álvarez
Quintero (Serafín y Joaquín) estrenaron gran cantidad de obras en las que predomina el ambiente
andaluz. Son obras con una acción sin complicaciones, en las que sobresale el empleo de un diálogo
gracioso.
II. EL TEATRO INNOVADOR
En la Generación del 98, Unamuno cultivó el teatro como un medio de expresar sus inquietudes
existenciales; sus obras se caracterizan por sus diálogos densos y una mínima escenografía; es un teatro
intelectual y filosófico en el que refleja sus obsesiones por el paso del tiempo, la muerte y la búsqueda de la
felicidad. Entre sus obras destacan: Fedra y El otro.
Pero sin duda, Valle-Inclán y Lorca son los que suponen el verdadero teatro de innovación.
La obra de Valle suele agruparse en tres ciclos:
a. El mito: la acción transcurre en una Galicia mítica, intemporal: Comedias bárbaras, Divinas palabras.
b. La farsa: obras situadas en un espacio más ‘ridículo’, propio del Siglo XVIII: jardines, rosas, cisnes: La
marquesa Rosalinda, Farsa y licencia de la reina castiz


presentando los hechos de una manera exagerada y burlesca, grotesca. Nos presenta una realidad deformada, para que el espectador quede sorprendido y tome conciencia de la misma. Luces de bohemia
inicia la estética del esperpento. Una escena de este libro, en el que los dos protagonistas se ven en los
espejos cóncavos y convexos del Callejón del Gato de Madrid, representa la imagen del esperpento.
Cuenta el recorrido (el último, porque al final muere) de Max Estrella y su compañero Latino de Hispalis
por la noche madrileña (una noche, desde el atardecer hasta el amanecer del día siguiente).
En cuanto a Lorca, su obra dramática puede agruparse en tres grandes bloques:
a. Primeras piezas teatrales: en 1920 estrena El maleficio de la mariposa, obra de influencia modernista
sobre el amor entre una cucaracha y una linda mariposa, que inaugura ya el tema fundamental de la
dramaturgia lorquiana: la insatisfacción amorosa. El estreno fue un fracaso del que Lorca se resarcíó
pronto con Mariana Pineda, drama histórico basado en la heroína ajusticiada por Fernando VII en
Granada por haber bordado una bandera liberal. A estas dos obras se unen las farsas trágicas sobre
amores desgraciados de La zapatera prodigiosa y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín. En esta
primera época también compone varias piezas breves de teatro de marionetas.
b. Teatro vanguardista o “teatro imposible”: la técnica surrealista le vale para explorar en los instintos
ocultos del hombre. Son obras de muy difícil representación, como Así que pasen cinco años o Comedia sin
título. En El público (incompleta) Lorca defiende el amor como un instinto ajeno a la voluntad, que se
manifiesta de formas muy diversas, entre ellas, la homosexual; y crítica a una sociedad que condena a
todo el que es diferente. C. La etapa de plenitud: Lorca escribe durante los años treinta obras teatrales que sí alcanzan el éxito
comercial: Bodas de sangre, Yerma, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba.
Todas ellas tienen en común el protagonismo de las mujeres, cuya situación de marginación social es
tema común en las cuatro. Bodas de sangre y Yerma son dos tragedias de aire clásico, en las que Lorca
mezcla la prosa y el verso, utiliza coros como en la tragedia griega para comentar la acción, maneja
elementos simbólicos y alegóricos… En Bodas de sangre en la que una novia huye con su antiguo novio el
día de su boda, aparecen temas conocidos de Lorca (el amor, la violencia, la muerte, las normas
sociales que reprimen los instintos). Yerma aborda otros temas muy lorquianos: la esterilidad, la
opresión de la mujer, el anhelo de realización que choca con la moral tradicional… Doña Rosita la soltera
trata de las señoritas solteras de provincias condenadas a esperar inútilmente el amor en un medio
burgués mediocre que ahoga sus deseos de felicidad. La casa de Bernarda Alba suele señalarse como la
cumbre del teatro de Lorca. Es una obra en prosa en la que Bernarda es una mujer que impone por la
fuerza un luto larguísimo y riguroso a todas sus hijas. Los temas: la libertad frente a la autoridad, el
deseo erótico y los instintos naturales enfrentados a las normas sociales y morales, la esterilidad y la fecundidad, la frustración vital, la condición sometida de la mujer; pero, sobre todo, una reflexión
sobre el poder. Además de Valle y Lorca, hubo otros intentos de innovación, intentos que corrieron a cargo de autores
como Max Aub, que desarrollaría lo más importante de su producción en el exilio, así como Alejandro Casona, cuya obra más importante quizás sea el drama poético La dama del alba. 

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