1.- Hasta la Guerra Civil, las diversas manifestaciones teatrales que se producen en España pueden agruparse en dos líneas generales:
a) Una línea de teatro comercial, plenamente aceptado por el público, heredero del teatro del XIX, dentro de la cual podemos señalar las siguientes manifestaciones:
a1)
La comedia burguesa, representada por Jacinto Benavente: se trata de un teatro técnicamente perfecto, pero limitado en sus contenidos porque la dependencia del público le obliga a limitar la carga crítica hasta donde lo permite el gusto de los espectadores. Entre las obras de este autor podemos citar Los intereses creados, Señora ama o La malquerida. En la década de los años veinte y treinta continúan esta línea autores como J. I. Luca de Tena o José López Rubio.
a2.-
El teatro en verso, de tono neorromántico, que incorpora algunos elementos formales del Modernismo y una ideología tradicionalista. Se cultiva especialmente el drama histórico y el drama rural. Destacan Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y algunas obras escritas en colaboración por los hermanos Machado.
a3.-
La comedia costumbrista y el sainete, que trata tipos y ambientes castizos siguiendo la línea marcada por los sainetes de Ramón de la Cruz, el costumbrismo ROMántico y el “ género chico”. Destacan los hermanos Álvarez Quintero que presentan en sus obras el ambiente andaluz: El patio, El genio alegre, Malvaloca, etc. Son comedias técnicamente perfectas, pero en las que se descarta toda situación conflictiva.
Dentro de este apartado hay que situar la obra de Carlos Arniches, especialmente sus “tragedias grotescas”( La señorita de Trevelez, Los caciques) en las que se funde lo trágico y lo risible al aplicar la peripecia cómica a seres desgraciados e insignificantes. En estas obras, además de una detallada observación de la realidad, encontramos claros signos de crítica social.
Por último, habría que citar el llamado “astracán”, género creado por Muñoz Seca, cuya única intención es hacer reír: La venganza de don Mendo.
b) Otra línea formada por los autores que, desde distintos enfoques, intentan una renovación del teatro, en general, fracasada en los escenarios. Se situarían en esta línea:
b1) Algunos autores del 98, como el teatro de Unamuno, caracterizado por su esquematismo formal y la densidad del contenido (dramas de ideas); Azorín, que introduce lo irreal y lo simbólico; Jacinto Grau, con elementos expresionistas y, sobre todo Valle Inclán, creador del “esperpento” (Luces de Bohemia), a quien nos referiremos más adelante.
b2) Es fundamental la aportación de los autores del 27, especialmente en cuanto a la depuración del teatro poético, la incorporación de formas vanguardistas y el intento de acercar el teatro a un público popular ( Lorca: La barraca; Casona:
Teatro del pueblo). Entre estos autores habría que destacar a los poetas que escriben obras de teatro (Salinas, Alberti), a los dramaturgos Alejandro Casona y Max Aub, el caso especial de Lorca y, por último, algunos dramaturgos cuya obra tendrá repercusión fundamental después de la guerra (Jardiel Poncela y Miguel Mihura).
2.- A partir de la Guerra Civil (hasta 1950)
Durante la contienda el teatro se puso al servicio de las ideologías enfrentadas con una misión fundamental, la propaganda. Es un teatro de urgencia en el que se intenta conjugar diversión y enseñanza. En la zona republicana destacan como centros difusores Madrid, Barcelona y Valencia. Se crean una serie de organismos como el Consejo Nacional del teatro, La junta de espectáculos, Nueva Escena, Guerrillas del teatro. Como autores señálamos a Alberti, Max Aub, Miguel Hernández
En la zona nacional los centros difusores son San Sebastián, Sevilla y Zaragoza. Se crean organismos como La comisaría de teatros nacionales o el Teatro de Falange, y destacan autores como Luca de Tena o Torrente Ballester.
Los años cuarenta
En los primeros años de la posguerra encontramos un teatro de propaganda política e ideológica al servicio del régimen. En esta línea escriben autores como Pemán, Calvo Sotelo, Eduardo Marquina o Torrente Ballester. Pero es el teatro comercial, de evasión el que domina en los escenarios españoles prácticamente hasta la actualidad. Dentro de esta línea se suele distinguir la llamada «alta comedia» o » comedia burguesa» y el teatro humorístico.
La alta comedia se caracteriza por el cuidado en la construcción de la obra, la dosificación de la intriga para mantener la atención del espectador y la transición brusca entre escenas cómicas y sentimentales. Los personajes suelen pertenecer a la burguésía acomodada y los temas más reiterados son los relacionados con el matrimonio (infidelidad, celos, etc.) a veces con una cierta actitud crítica o satírica, pero sin rebasar los límites que impone el gusto del público. Son autores representativos Ruiz Iriarte, Luca de Tena, Pemán, Calvo Sotelo, López Rubio, etc.
El teatro humorístico está dominado por la chabacanería, la pobreza imaginativa, el chiste fácil y el mal gusto. Sin embargo hay dos autores que merecen destacarse por su intención de hacer un teatro inteligente, Jardiel Poncela ( que da entrada a la imaginación, lo inverosímil, lo fantástico y el absurdo) y Miguel Mihura que gozará del gusto del público en la década de los cincuenta.
En 1949, con el estreno de Historia de una escalera, de Buero Vallejo, se inicia un cambio importante en el teatro español.
2.- La obra dramática de Valle Inclán. Fue un escritor complejo y contradictorio que fue evolucionando desde posturas tradicionalistas hasta interesarse cada vez más por los problemas sociales y políticos. Su trayectoria dramática se puede dividir en varias etapas:
1. Ciclo modernista. A él pertenecen obras como El Marqués de Bradomín (1906) y El yermo de las almas (1908), basadas en la estética modernista propuesta por Rubén Darío.
2. Ciclo mítico. Partiendo de su Galicia natal, Valle-lnclán crea un mundo mítico e intemporal. La irracionalidad, la violencia, la lujuria, la avaricia y la muerte rigen los destinos de los protagonistas. Pertenecen a este período la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).
3. Ciclo de la farsa. Se trata de un grupo de comedias recogidas en un volumen titulado Tablado de marionetas para educación de príncipes (1909, 1912, 1920). Estas obras presentan un continuo contraste entre lo sentimental y lo grotesco, y sus personajes, marionetas de feria, anuncian la llegada del esperpento.
4. Ciclo esperpéntico. Está formado por Luces de bohemia (1920 y 1924) y el volumen titulado Martes de carnaval (1930). El esperpento, más que un género literario, es una nueva forma de ver el mundo, ya que deforma y distorsiona la realidad para presentarnos la imagen real que se oculta tras ella. Para ello utiliza la parodia, humaniza los objetos y los animales y animaliza o cosifica a los seres humanos. Presentados de ese modo, los personajes carecen de humanidad y se presentan como marionetas.
5. Ciclo final. En esta última etapa Valle-Inclán lleva a su extremo las propuestas dramáticas anteriores: presencia de lo irracional e instintivo, personajes deshumanizados, esquematizados y guiñolescos, y la técnica distorsionante del esperpento. Sus obras quedan recogidas en Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte
2.2.- El esperpento: La palabra esperpento designa algo feo, extravagante, absurdo o ridículo. Valle aplica este término a una técnica literaria que se basa en la deformación sistemática de la realidad. Según él, «España es una deformación grotesca de la civilización europea » y la única manera de reflejar en la obra esta realidad es haciéndolo desde una perspectiva deformadora.
El resultado es un mundo en el que los personajes quedan caracterizados como simples muñecos, peleles o fantoches inferiores al espectador. Según Valle, el origen de esta estética está en Quevedo y especialmente en Goya, a quien considera verdadero inventor del esperpento, pero encontramos también aspectos que arrancan de un tipo de literatura de arrabal, por ejemplo, LA GOLFEMIA, parodia de Granés sobre la BOEMIA de Puccini. Además hay que tener en cuenta el entronque con el expresionismo con lo que Valle se situaría en esa línea de ruptura con el Realismo tradicional que llevan a cabo las vanguardias del momento.
Los procedimientos que se utilizan para realizar esa deformación son muy variados y afectan a prácticamente todos los niveles de la obra artística, pero destacaríamos como más importantes los siguientes:
– Procedimientos de animalización o cosificación que alcanza a la presencia física y moral de los individuos e incluso de las ideas.
– Muñequización (transformación de los personajes en muñecos, fantoches, peleles, con forma humana pero insensibles a la realidad).
– Lenguaje violento y mordaz, sarcasmo continuado. Hay una gran intensificación expresiva de manera que cada palabra está escogida para que intensifique, recalque y deforme.
– Libertad formal , que por una parte permite que esta estética se aplique a diferentes géneros ( novela, teatro y poesía), y por otra convierte el contraste en un elemento fundamental.