El Teatro Español en la 1ª Mitad del S.XX. La Obra Dramática de Valle Inclán
1. Introducción al Teatro Español en la Primera Mitad del Siglo XX
El teatro español de la primera mitad del siglo XX se caracteriza por su marcada dicotomía y por ignorar las tendencias experimentales y renovadoras que triunfaban en Europa. Se observa una clara escisión entre el teatro comercial, que gozaba de éxito en los escenarios, y el teatro renovador, que proponía nuevas perspectivas ideológicas, temáticas y técnicas, pero que era rechazado por el público. Esta situación se explica por varios condicionantes:
- El público burgués: Este sector, con sus gustos conservadores, imponía una tiranía ideológica y estética, mostrando poco interés por los problemas sociales o las innovaciones formales.
- Los empresarios teatrales: Sometidos a las exigencias del público burgués, los empresarios obligaban a los autores a respetar los gustos y deseos de este sector.
- Los críticos teatrales: También se plegaban al público, aprobando solo las obras que satisfacían los gustos de la burguesía.
- Determinismo estético: Este conjunto de factores generó un determinismo estético que rechazaba las experiencias innovadoras y obligaba a los autores a crear un teatro acorde con los gustos del público.
La consecuencia de esta situación fue la pobreza del teatro español en este periodo, un teatro inmovilista que daba la espalda a los movimientos renovadores del teatro mundial. Solo algunos autores intentaron romper con esta dinámica, rebelándose contra el teatro comercial.
2. Principales Tendencias y Orientaciones Dramáticas (1900-1950)
A continuación, se presentan las principales tendencias teatrales de la época, divididas en dos grandes bloques:
A. El Teatro Comercial de Éxito
Este teatro, de carácter conservador en lo ideológico, estético y formal, se caracterizaba por:
- Explotar la estética realista del teatro del siglo XIX.
- Acomodarse a los ideales conservadores burgueses.
- Alcanzar un gran éxito de público.
Jacinto Benavente fue la figura clave de este teatro, que se manifestó en cuatro tendencias:
- Alta comedia: Piezas bien construidas, con lujosas puestas en escena que recreaban el mundo burgués adinerado. Se caracterizaba por una suave crítica de los conflictos burgueses, el uso del humor y la ternura, un lenguaje de gran calidad literaria en los diálogos y la falta de profundidad psicológica de los personajes.
- Teatro poético en verso: Heredero del teatro del Siglo de Oro y de los dramas románticos, influenciado por el teatro francés. Se caracterizaba por su virtuosismo formal, temas históricos, estética modernista y una ideología tradicionalista con una visión lírica e idealista del pasado. Destacan Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina y los hermanos Machado.
- Teatro costumbrista: Pretendía reflejar idílicamente la vida cotidiana, con argumentos sencillos, sin profundidad psicológica ni crítica. Se centraba en conflictos sentimentales en ambientes acomodados, utilizando un lenguaje popular. Carlos Arniches es un representante destacado.
- Teatro cómico: Similar al costumbrista, pero más popular. Obras de trama fácil, con tipos populares y situaciones estereotipadas, cuyo objetivo era el entretenimiento. Se dividía en géneros como la opereta, la revista, el vodevil (con música) y el juguete cómico y el astracán (sin música). Pedro Muñoz Seca es un ejemplo.
B. El Teatro Renovador
Este teatro reaccionaba contra el convencionalismo del teatro realista, proponiendo nuevas formas dramáticas y planteando problemas sociales para sacudir la conciencia burguesa. No tuvo éxito debido a las barreras escénicas, el público minoritario que lo comprendía y la falta de apoyo de los empresarios. Los principales intentos renovadores provinieron de:
- La Generación del 98: Renovaron el teatro con fórmulas novedosas que se alejaban de la realidad y planteaban conflictos existenciales. Se caracterizaban por una falta de adecuación en el lenguaje convencional y por la voluntad de transmitir un lenguaje filosófico e ideológico profundo. Destacan:
- Unamuno: Priorizaba la palabra sobre la acción, con un teatro filosófico, ideológico e intelectual, cercano al ensayo.
- Azorín: Abogaba por un teatro antirrealista que incluyera lo subconsciente y maravilloso, lo que denominó superrealismo. Se basaba en el diálogo, con temas como el mundo interior, la búsqueda de la felicidad, el tiempo y la muerte. Destacaba la iluminación.
- Jacinto Grau: Buscaba la restauración de la tragedia, aunque su mayor logro fue la farsa, con un teatro denso que recreaba los mitos literarios.
- Vanguardismo: Ramón Gómez de la Serna, con su ideal de un arte arbitrario, escribió piezas distantes de lo usual, que no se representaron. Su teatro, impulsado por un anhelo antiteatral, rompió con todo. Ejemplos: El laberinto, Teatro en soledad…
- Generación del 27: Incorporaron tres aspectos novedosos: la depuración del teatro poético, la incorporación de las formas de vanguardia y el propósito de acercar el teatro al pueblo, lo que llevó a la creación de compañías teatrales itinerantes. Destacan:
- Federico García Lorca: Creó un teatro poético que mezclaba la palabra, la música, la danza y la escenografía. Su tema central fue la contraposición entre el principio de autoridad y el de libertad. Su lenguaje teatral estaba lleno de connotaciones y símbolos. Obras: La zapatera prodigiosa, La casa de Bernarda Alba.
- Pedro Salinas: Escribió un teatro humanista que planteaba conflictos éticos, principalmente en el exilio. Obra: El dictador y sus doce obras en un acto.
- Rafael Alberti: Evolucionó desde un teatro vanguardista de corte surrealista (El hombre deshabitado) a un teatro de compromiso político (Fermín Galán).
- Miguel Hernández: Evolucionó desde un teatro social influenciado por Lope de Vega (Los hijos de la piedra) a un teatro de compromiso político y de combate (Pastor de la muerte).
- Otros autores:
- Alejandro Casona: Escribió un teatro lírico, alegórico y simbólico, mezclando realidad y fantasía con un lenguaje retórico y pseudopoético. Obras: Nuestra Natacha, La dama de Alba.
- Max Aub: Evolucionó desde un teatro vanguardista y antirrealista (Espejo de avaricia) a un teatro centrado en los horrores de la guerra (San Juan).
C. El Teatro Inmediatamente Posterior a la Guerra Civil (1939-1950)
El panorama teatral en España se empobreció debido a la desaparición de las innovaciones de preguerra, el exilio de los autores innovadores, el afán comercial de los empresarios y las limitaciones ideológicas impuestas por la censura. Las consecuencias fueron la prosperidad de autores de diversión intrascendente y la producción de un teatro conformista. Se creó un teatro visible y un teatro soterrado que intentaba responder a nuevas exigencias sociales, estéticas y culturales, pero sin éxito.
3. Teatro de Posguerra (hasta finales de los 40)
Este teatro, abundante pero poco interesante, estuvo condicionado por el control estatal y eclesiástico, lo que llevó a la autocensura de los dramaturgos. Representaba una realidad falsificada y formalmente anticuada, con dos funciones principales: entretener y transmitir la ideología de los vencedores. Se distinguen dos líneas:
3.1 Alta comedia o comedia burguesa
Heredera de la alta comedia benaventina, pretendía entretener, educar y exaltar valores como la familia y el matrimonio. Se caracterizaba por comedias de salón o dramas de tesis, con una amable crítica costumbrista, preocupación por la obra “bien hecha” y temas centrados en el amor. Destacan Jacinto Benavente (Aves y pájaros, Ha llegado Don Juan), Pemán, Luca de Tena, Calvo Sotelo, Lopez Rubio y Edgar Neville.
3.2 Teatro de humor renovador
Fue lo más interesante del periodo. Se caracterizaba por un humor intelectual cercano a las comedias del absurdo, situaciones inverosímiles y diálogos poco comunes. Utilizaba dosis de amargura y criticaba a la sociedad española y sus convenciones. Destacan:
- Enrique Jardiel Poncela: Rompió con las formas tradicionales de lo cómico, incorporando lo inverosímil. Obras: Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada.
- Miguel Mihura: Usó el humor cercano al absurdo, distorsionando la causalidad lógica y burlándose de los hábitos burgueses y provincianos. Obra: Tres sombreros de copa.
Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936)
Ramón Valle y Peña nació el 28 de octubre de 1866 en Villanueva de Arosa (Pontevedra). Su nombre artístico es Ramón del Valle-Inclán. Inició su formación bajo la tutela de su padre y el catedrático Jesús Muruáis. Posteriormente, se matriculó en la Facultad de Leyes de Santiago, aunque se dedicó más a participar en círculos culturales gallegos. En 1892, marchó a México.
1. Valle-Inclán. El Esperpento
Valle-Inclán fue un escritor original, con una vida teatral. En 1915, adoptó posturas más revolucionarias. En 1920, creó el esperpento. Su obra se puede dividir en tres etapas:
- Ciclo mítico: Obras situadas en una Galicia intemporal, arcaica y supersticiosa.
- Ciclo de la farsa: Valle contrapone lo sentimental y lo grotesco para afrontar la realidad.
- Ciclo del esperpento: El teatro de Valle-Inclán es más original, con planteamientos más radicales y un lenguaje más rico.
Valle consideraba esperpentos cuatro de sus obras teatrales: Martes de carnaval (trilogía) y Luces de bohemia. Ha creado un género nuevo y lo llama esperpento, que se basa en la deformación sistemática de personajes y valores (denuncia a la sociedad española contemporánea). La teoría del esperpento se encuentra en la escena XII de Luces de bohemia y en el prólogo de Los cuernos de don Friolera.
Según Valle, hay tres modos de ver el mundo artísticamente:
- De rodillas (como la épica): los personajes se consideran superiores a su creador.
- En pie (como en el teatro de Shakespeare): los personajes son humanos, con virtudes y defectos.
- Levantado en el aire, desde un plano superior: Los personajes son inferiores al autor, con un punto de ironía. Es la manera española de demiurgo, que no se cree hecho del mismo barro que sus personajes. Esta es la visión que se utiliza en el esperpento.
Los rasgos del esperpento son:
- Lo grotesco como forma de expresión.
- Deformación sistemática de la realidad.
- Contrastes violentos.
- Presentación de lo extraordinario como normal.
- La muerte como personaje fundamental.
- Los animales y las cosas adquieren una categoría superior.
- Muñequización.
- Mordacidad sarcástica.
- Libertad formal.
- Desgarro lingüístico.
Otros rasgos formales son:
- La riqueza del lenguaje.
- Hay acotaciones muy literarias.
- Los personajes son numerosos.
- Hay cambios de espacio y de tiempo continuos.
La génesis del esperpento radica en la necesidad de buscar la expresión estética adecuada para trasponer la grotesca contradicción en la que la realidad aparece al autor. Valle considera que la tragedia de la historia y la sociedad española debe ser narrada mediante una técnica distanciadora y deshumanizante.
Luces de Bohemia
Esta obra apareció por primera vez en la revista España en 1920. Se estrenó en 1969. Se considera una obra irrepresentable. No se divide en actos sino únicamente en 15 escenas.
Simbolismo de la obra: Aparece simbolismo en el título de la obra, que hace referencia a la luz y a la luz como símbolo de inteligencia. Otro motivo recurrente es la invitación al suicidio. En el camino encuentra Max su universo cotidiano de odios, injusticias, horrores y vergüenzas. Otro aspecto simbólico es la ceguera de Max.
Argumento: El protagonista, Max Estrella, sale por la mañana de su casa con Don Latino. No logran mejorar el precio de la novela y terminan en una taberna. Horas más tarde, la policía lo encuentra por la calle. Es conducido a la cárcel. Consigue salir gracias a un redactor. Al salir va a ver al Ministro de Gobernación. Marcha a un café. Ya camino a su casa tiene una visión de la muerte y a la mañana siguiente lo encuentran muerto. El esperpento concluye con el entierro de Max y cómo Don Latino se emborracha.