Teatro español definición

El teatro español en el primer tercio del Siglo XX


A principios del Siglo XX la afición al teatro en España es muy grande.
El teatro de consumo, destinado a una audiencia más popular, con mucho éxito, de carácter cómico sobre todo, y con escaso valor literario: el género chico. Hay, junto a esto, un teatro más literario, el género grande, denominado así por su mayor duración. En esta línea comienza su carrera teatral un dramaturgo cuyas obras dominan la escena de los teatros españoles destinados a un público burgués:

JACINTO BENAVENTE

Intentó llevar adelante un proyecto de teatroexperimental, que pretendía poner en escena a los dramaturgos europeos, pero se redujo a un solo estreno con un programa doble, una obra de Valle y otra de él mismo. A partir de esos momentos, se produce en su teatro un profundo cambio hacia el conservadurismo tanto en la estética como en la ideología. De su extensa obra teatral, destacan tres piezas: Los intereses creados, contrapone, en tono de farsa, materialismo y espiritualismo, el mundo del interés y el mundo del amor. Ambas siguen el modelo del drama rural, un tipo de teatro que, ambientado en un medio campesino dominado por la fatalidad y por los atavismos ancestrales, desarrolla un violento mundo de pasiones en un clima moral sofocante, y que será llevado a su más alta cima artística por Valle-Inclán y Lorca. La dirección simbolista del primer teatro de Benavente no fue algo aislado en España, sino que forma parte de un conjunto más amplio de obras, al que en la época se denominaba teatro de ensueño, dentro de la corriente modernista. Se aspiraba a un teatro que no fuera calco de la realidad inmediata, sino una construcción de mundos ficticios ensoñados. Pero este teatro del Modernismo acabará convertido en un estereotipo teatral que se prolongará bastante tiempo: el teatro poético. Por aquellos momentos gana adeptos el drama histórico en verso, que reivindica una vuelta a la tradición teatral española. El teatro comercial continúa poniendo en escena comedias de salón de Benavente y sus sucesores, el teatro poético modernista y numerosas piezas cómicas. Quizá el intento más significativo fue la creación del grupo Teatro del Arte que supuso un elemento de uníón entre el Modernismo y las vanguardias teatrales. Sobre todos ellos VALLE-INCLÁN es autor de una extensa y variada obra. Destaca como dramaturgo y novelista, pero también escribe poesía, artículos periodísticos y algún libro de ensayo. En su producción literaria se podrían establecer 4 periodos: hasta 1906, influido de forma considerable por el decadentismo; y a partir de 1920, el momento en que su estética gira radicalmente hacia el esperpento.

Etapa decadentista

La obra valleinclanesca está muy ligada al Modernismo, sobre todo en este primer momento, también en sus obras del final, cuando se dedica a negarlo o ridiculizarlo. En este primer periodo su producción narrativa es más relevante que la dramática.

Etapa del primitivismo

La violencia, la crueldad, la barbarie, la destrucción, la brutalidad, las pasiones desbordadas, así como el mundo rural con sus leyendas, sus mitos, ritos mágicos y supersticiones populares. El esteticismo aristocratizante y refinado desaparecen para dar paso a un estilo bronco y desgarrado, muy acorde con el ambiente y el tema de las obras.

Etapa de los esperpentos

Fue la primera obra a la que su autor designó con el término esperpento, categoría estética que nos ofrece la vida humana y la sociedad desde una óptica sistemáticamente deformadora. La mezcla de lo cómico y lo serio, de lo sublime y lo vulgar, la concepción de los personajes como títeres, la caricatura, el tono de farsa y la intención satírica y burlesca reaparece en los siguientes textos del autor.
El esperpento contiene dos claros elementos estéticos, el que procede de las vanguardias –la deshumanización del arte (estilización estética, actitud de distancia, personajes títeres…)- y aquel que integra sus contenidos en la realidad del momento. Otra vez se adentra en la tradición del guiñol, caracteriza esta obra la parodia de motivos religiosos y culturalmente relevantes, la influencia de otros moldes artísticos -lo que sucede en un retablo pintado, compuesto por piezas independientes, pero

de temática común- y los temas, tan propios de Valle, como son la muerte, la avaricia, la lujuria. Valle es por todo lo mencionado una gran figura del teatro español y también universal, sin que se deba olvidar su excelencia como narrador, algo que escapa a este tema. Es importante destacar que el teatro comercial de los años finales de la segunda década y la Segunda República es muy semejante al que le precedíó. Al margen del teatro comercial se produjeron nuevos intentos de renovación, entre ellos hay que incluir la producción de Valle-Inclán, ya estudiada y de García Lorca entre otros. Con la llegada de la Segunda República se pusieron en marcha proyectos para acercar la cultura, en general, y el teatro, en particular, a las clases más desfavorecidas.

Federico GARCÍA Lorca

Junto a la creación poética, la dramaturgia fue también de gran interés para él: fue director del proyecto de La Barraca, diseñador de bocetos para decorados y figurines,incluso actor y, por fin, creador de obras de teatro durante toda su vida. Lo que más destaca es Junto a la creación poética, la dramaturgia fue también de gran interés para él: fue director del proyecto de La Barraca, diseñador de bocetos para decorados y figurines, incluso actor y, por fin, creador de obras de teatro durante toda su vida. Lo que más destaca es el carácter marcadamente oral del discurso de los títeres, que produce una sensación de libertad que hace esperar lo distinto, lo sorprendente o lo irrepetible plín con Belisa en su jardín. Durante los años treinta, su deseo de experimentar lo conduce por dos sendas diferentes: el teatro vanguardista próximo al Surrealismo y un teatro que se asienta en moldes dramáticos que le aseguraran la representación en los escenarios. Así que pasen cinco años insiste en alguno de los temas carácterísticos de Lorca, con la estética surrealista como vehículo de expresión, la frustración íntima, el amor, la muerte, la amargura existencial. Lo que Lorca pretendía con este tipo de obras, menos novedosas formalmente, era entrar en una literatura más comprometida, siguiendo el deseo republicano que intentaba que el arte tuviera también una finalidad social. Maneja elementos simbólicos y alegóricos que le dan cierta trascendencia crítica y utiliza bien los recursos para llegar a una gran intensidad dramática. En la primera vuelven temas ya conocidos en Lorca: el amor, la muerte, la violencia, las normas sociales que reprimen la naturaleza humana… En Yerma aparecen otros temas también muy lorquianos: la esterilidad, la opresión de la mujer, el deseo de realización que queda frustrado por la moral tradicional… Trata de las señoritas solteras de provincias condenadas a esperar inútilmente el amor en un medio burgués mediocre que ahoga sus deseos de felicidad. Con varios los elementos simbólicos que mueven la obra en el universo lorquiano más carácterístico: la libertad frente a la autoridad, la fuerza del instinto natural frente a la norma social, la esterilidad y la fecundidad, la frustración vital, el sometimiento al que se ve reducida la mujer, la crítica social, etc.

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