Teatro español de finales del siglo XIX y principios del XX: Innovación y Tradición

El Teatro Triunfante

Teatro Benaventino:

Jacinto Benavente se inicia en el teatro con cierto afán rupturista con El nido ajeno (1894); sin embargo, su escasa acogida lo llevó a amoldarse a los deseos del público burgués.

Hace una tibia crítica social, con condescendencia a la hipocresía y a los convencionalismos de la clase alta, en la obra Los intereses creados. En Señora ama y La malquerida, la fatalidad conduce a un mundo de pasiones en dramas rurales de ambiente campesino.

Su obra se enmarca dentro del teatro comercial con propuestas escénicas de ambientes y situaciones cotidianos y con una cierta visión desengañada.

Teatro Cómico:

  • Carlos Arniches:
    • Sainete: En El santo de la Isidra posee el lenguaje y los rasgos costumbristas propios del localismo madrileño.
    • Tragedia grotesca: La señorita de Trevélez.
  • Serafín y Joaquín Álvarez Quintero:
    • Sainete: Presentan el costumbrismo y tipismo popular andaluz en Malvaloca.
  • Pedro Muñoz Seca:
    • Astracán: En La venganza de don Mendo su comicidad se basa en retruécanos y chistes.

Teatro en Verso o Teatro Poético:

De raíz modernista por su lenguaje y sonoridad, exalta grandes hechos del pasado español. Resaltan los hermanos Machado con La Lola se va a los puertos y Eduardo Marquina con En Flandes se ha puesto el sol.

El Teatro Renovador

El inconformismo está en la base de la ruptura con el teatro que triunfa. La experimentación europea va unida a los manifiestos de las diferentes vanguardias, como el futurismo, y a la lucha contra los convencionalismos, nuevas formas escénicas. Se ve incluso la necesidad de sustituir al actor como forma de superar las trabas psicofísicas.

España se hace eco de estas novedades y del teatro popular y las formas tradicionales de la sátira, farsa, teatro de titiriteros que proporcionan un recurso importante para la renovación.

Los deseos de cambio se revelan tanto en el texto dramático como en la puesta en escena. La llegada de la II República favorece y potencia el desarrollo de un teatro ambulante, en ocasiones procedente de grupos universitarios como las Misiones Pedagógicas, para acercar la cultura al pueblo y renovar los escenarios. El cambio necesitaba la aceptación del público y de los empresarios, reacios a arriesgar en negocios poco productivos. Este teatro se sitúa entre la tradición y la vanguardia.

Ramón María del Valle-Inclán

Figura representativa del teatro renovador con obras de estética modernista donde asoma la ironía y la caricatura: El marqués de Bradomín, Cuento de abril.

Ciclo mítico:

Constituido por la trilogía Comedias bárbaras y Divinas palabras (1920).

El espacio será una Galicia mítica gobernada por instintos primitivos y dominada por los vicios y la superstición. Algunos rasgos anticipan ya la estética del esperpento: la profusión de los personajes, los frecuentes y rápidos cambios de escena y las acotaciones.

  • Comedias bárbaras: Don Juan Manuel de Montenegro se mueve por violentas y bajas pasiones como su familia y su concubina. En un ambiente de superstición, oscuridad y misterio se ve la degradación y el hundimiento de los privilegios feudales de la sociedad gallega. Águila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata.
  • Divinas palabras: Desarrolla la miseria y la marginalidad gallega, con borrachos, jugadores, tullidos, brujas… Laureaniño, un enano hidrocéfalo, queda huérfano y al amparo de unos familiares que lo tratan con crueldad y lo exhiben por turnos pactados en ferias para lucrarse. Rodeado de personas que se ríen mientras lo emborrachan, acaba muriendo cruelmente. Las “divinas palabras” pronunciadas en latín por Pedro Gailo al final de la obra (“¡Quién sea libre de culpa tire la primera piedra!”) impiden que el pueblo supersticioso e ignorante castigue a su adúltera mujer.
Las farsas:

Aportan a Valle-Inclán las raíces terrenales y las posibilidades festivas de las máscaras y el carnaval. Los bufones, los disfraces y las marionetas son la alternativa a los personajes y a las situaciones reales del teatro comercial.

Sobre el muñeco, símbolo de la debilidad humana y su impotencia frente al destino, se impone la sátira y la caricatura, lo ridículo y lo grotesco, y sirve a la crítica social, política y literaria. Esta visión de los personajes “desde arriba” favorece el distanciamiento hacia unas vidas artificiales cuyos hilos mueve Valle-Dios. El Dios Creador como un titiritero y el gran teatro del mundo como un tablao de marionetas. Todas tienen unos rasgos comunes: los personajes-marionetas, el mundo de la realeza y los príncipes (niños) como destinatarios de las farsas, algo irónico, pues no son infantiles.

Tablao de marionetas para educación de príncipes: Farsa infantil de la cabeza del dragón, Farsa italiana de la enamorada del rey, Farsa y licencia de la reina castiza; La marquesa Rosalinda.

El esperpento:

En 1920 se produce una ruptura radical, un cambio ideológico y estético, motivado por una profunda crisis personal que dará lugar al esperpento. Valle-Inclán adopta una postura cívica, se le llama “el hijo pródigo del 98”. Se compromete con los sectores progresistas lo que le une a los anarquistas, bolcheviques, republicanos, comunistas…

El esperpento surge como respuesta a la búsqueda de una actitud crítica. Surge de una técnica teatral, dinámica y densa y de una visión de lo absurdo, relacionado con lo grotesco. La lengua popular, la sátira política, situaciones absurdas… son el inicio del esperpento.

Su definición consciente no se produce hasta 1920 en Luces de bohemia. Se consigue a través de los siguientes recursos:

  • Animalización, muñequización o cosificación de los personajes.
  • Ambientes y escenarios degradadores: tabernas, burdeles…
  • En el lenguaje se emplean todos los registros, desde el pedante y cursi hasta el propio del hampa, además de vulgarismos y coloquialismos.
  • Las acotaciones adquieren importancia en la caracterización de personajes, actitudes, espacios, ambientes…
  • Los diálogos son rápidos y ágiles, llenos de juegos de palabras e ironía.
  • Hay contraste entre lo doloroso y lo grotesco.
  • Uso de anacronismos conscientes, algo impropio de la época. Se habla del anarquismo.
  • Humor agrio e irónico que encierra una gran crítica mordaz y dolor.
  • Parodias literarias.
  • Parodias de las órdenes tradicionales y de la tradición.
Luces de bohemia

Escenifica los últimos momentos de la vida de Max Estrella, poeta ciego que, acompañado de su amigo don Latino, recorre distintos espacios madrileños durante un paseo nocturno. En su viaje, Max se enfrenta a la dolorosa realidad. La obra termina con la muerte de Max y el suicidio de su familia. La imagen deformada, vista a través de los espejos del callejón del Gato, vuelve grotescos tanto el trágico destino individual de Max Estrella como el colectivo de la sociedad española.

Los personajes:

  • Max Estrella: Héroe trágico que ha de enfrentarse a su cruel destino; idealista, bohemio, pobre y antiburgués.
  • Don Latino: Egoísta y ruin, representante de una bohemia parásita.
  • Madama Collet y Claudinita: Esposa e hija de Max que acabarán suicidándose.
  • Mateo: El preso catalán defensor de la lucha de clases y la revolución.

La mayor parte de los personajes son retratados y distorsionados como seres miserables, movidos por intereses personales. Muestran la degradación moral y social.

Aparecen también personajes reales del mundo literario como Rubén Darío o ficticios como el marqués de Bradomín.

El espacio:

En su descenso a los infiernos, Max atraviesa lugares miserables y vulgares del inframundo madrileño. Escenarios de la obra serán también su casa, la librería, la calle, el ministerio, la cárcel, el periódico, el cementerio…

Estructura:

La obra tiene 15 escenas organizadas en dos partes: de la primera a la XIII es de estructura circular pues la muerte une la primera escena y la última desde el crepúsculo al amanecer del día siguiente. Y desde la XIII hasta la XV, que es el día siguiente a la muerte de Max, el epílogo final.

Título:

De gran simbología y contraste, por un lado remite al pasado modernista, bohemio y decadente y, por otro, a la iluminación nocturna de la ciudad cuya lucidez (Estrella) va descubriendo la verdad.

Martes de Carnaval

Esta obra incluye tres esperpentos: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán, que es una crítica social y política a la dictadura de Primo de Rivera oculta bajo el juicio sobre el Ejército español.

Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte

Con propuestas escénicas innovadoras, el retablo presenta una estructura elaborada donde la simetría alcanza incluso al número de palabras. Las tablas laterales exteriores e interiores se relacionan a través de los subtítulos. La rosa de papel.

Teatro Desnudo de Unamuno

Su teatro presenta los conflictos humanos, dramas de profundidad filosófica y diálogo denso donde la acción queda reducida e intensificada a favor de un único personaje. Fedra, El otro.

Teatro Experimental o Superrealista de Azorín

En su intento renovador, incorpora elementos técnicos como el cine. Se interesó por el teatro europeo. Old Spain; Brandy, mucho brandy no tuvieron buena crítica ni acogida.

Jacinto Grau

Introdujo elementos vanguardistas. La farsa, el teatro de guiñol y las marionetas le sirvieron para dotar de nuevos significados y fuerza trágica a personajes y mitos. El señor de Pigmalión, obra cercana a la propuesta de Pirandello en Seis personajes en busca de autor, los personajes, deseosos, se rebelan contra su creador.

Juan Ramón Gómez de la Serna

La idea del arte como juego y la importancia que otorga a la incoherencia lo llevan a la consideración de un antiteatro donde el espectador ha de verse implicado y envuelto en la ficción escénica. Esta es la intención que encierra su única obra representada: Los medios seres, donde un matrimonio burgués no ha encontrado la felicidad y busca complementarse a través de un ideal.

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