1. Repercusiones de la Guerra (1936-1939)
La Guerra Civil impactó negativamente en la producción teatral. Durante la contienda, el teatro se convirtió en un instrumento de propaganda al servicio de las ideologías enfrentadas. Este teatro de urgencia buscaba conjugar diversión y adoctrinamiento. En la zona republicana destacaron autores como Rafael Alberti, Max Aub y Miguel Hernández. En la zona nacional, sobresalieron nombres como Luca de Tena y Gonzalo Torrente Ballester.
2. Los Años Cuarenta
En la posguerra, el teatro se empleó con dos propósitos:
- Propaganda política e ideológica: Al servicio del régimen franquista, con autores como José María Pemán, Joaquín Calvo Sotelo, Eduardo Marquina y Gonzalo Torrente Ballester.
- Teatro comercial de evasión: Dominante en los escenarios españoles hasta prácticamente la actualidad. Dentro de esta línea, se distingue la «alta comedia» o «comedia burguesa» y el teatro humorístico.
La alta comedia se caracteriza por la cuidada construcción de la obra, la dosificación de la intriga y la transición brusca entre escenas cómicas y sentimentales. Sus personajes suelen pertenecer a la burguesía acomodada, y sus temas principales giran en torno al matrimonio (infidelidad, celos, etc.), a veces con una cierta crítica satírica, pero sin transgredir los límites impuestos por el gusto del público. Algunos autores representativos son Luca de Tena, José María Pemán y Joaquín Calvo Sotelo.
La línea humorística, a menudo dominada por la chabacanería y el chiste fácil, cuenta con dos figuras destacadas: Enrique Jardiel Poncela, quien introduce la imaginación, lo inverosímil, lo fantástico y el absurdo, y Miguel Mihura, que alcanzaría gran popularidad en la década de los cincuenta.
3. Los Años Cincuenta: El Teatro Social
Si bien el teatro comercial seguía predominando, se estrenaron tres obras clave: Tres sombreros de copa de Miguel Mihura (escrita en 1932), Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Estas dos últimas obras marcan el inicio de la «generación realista», a la que pertenecen autores como Lauro Olmo, José María Rodríguez Méndez, Carlos Muñiz y José Rodríguez Buded.
La censura franquista dividió a estos autores en dos posturas: la de Alfonso Sastre, que defendía una crítica abierta y directa, y la de Antonio Buero Vallejo, que optaba por dosificar la crítica y disfrazar el lenguaje teatral para llegar al público (posibilistas).
El teatro social se caracteriza por:
- Temática social y política centrada en las clases trabajadoras (explotación, falta de libertad, etc.).
- Personajes presentados como víctimas.
- Forma estética cercana al realismo naturalista o al expresionismo (influencia de Valle-Inclán).
- Lenguaje directo y provocador con elementos coloquiales e incluso vulgares.
4. Los Años Sesenta
El teatro comercial seguía dominando, pero a mediados de la década surgieron nuevos movimientos:
- Teatro como «espectáculo total»: Autores opuestos a la estética realista que daban importancia a los aspectos de la representación (escenario, luces, música, etc.) y buscaban la participación activa del espectador, eliminando la separación entre escenario y público. Recurrían a la parábola o la farsa para eludir la censura. Destacan autores como José María Bellido y José Ruibal.
- Grupos de teatro independiente: Actuaban fuera de los circuitos comerciales, inspirados en los teatros de cámara o experimentales europeos y americanos. Su desarrollo se intensificaría en los setenta con grupos como TEI, Tábano y Els Joglars.
También destacan dos figuras singulares: Antonio Gala, con un teatro poético, lenguaje cuidado y tono moralizante, y Fernando Arrabal, con su «teatro pánico», crítico, antirrealista y vanguardista.
5. Desde 1975 a la Actualidad
Tras la muerte de Franco y la desaparición de la censura, el teatro español experimentó una profunda crisis debido a la competencia de otros espectáculos y a la dificultad de encontrar fórmulas que atraigan al público. El teatro comercial sigue predominando, pero también se desarrollan instituciones teatrales oficiales y grupos independientes (Els Joglars, Els Comediants, La Fura dels Baus…). Surge un «teatro alternativo» con pocos medios, pero con una firme intención renovadora.
Entre los autores de este periodo se encuentran Francisco Nieva, José Luis Alonso de Santos y Fermín Cabal.