TEATRO
En el siglo XX, la sociedad española tenía como entretenimiento el teatro y los toros.
El drama de fin de siglo se encontraba dominado por la figura de José de Echegaray.
En las primeras décadas del siglo XX se dieron intentos de renovación teatral. Los escritores realistas y los finiseculares rechazaron la dramaturgia de Echegaray y buscaron sus modelos en escritores europeos. Especial influencia tuvo el teatro poético, consolidado en París con el estreno de La intrusa. En España, el teatro de comienzos del siglo XX se encuentra dividido entre la tradición realista y costumbrista del siglo XIX y los intentos de renovación e innovación dramáticas (en las que participaron, entre otros, Miguel de Unamuno y Ramón del Valle-Inclán)
. Hasta llegar a ellos, se pueden distinguir: El teatro comercial con Jacinto Benavente como principal dramaturgo.
El teatro cómico y el teatro en verso
. En el primer apartado destacan Álvarez Quintero, Pedro Muñoz Seca entre otros. Y en el segundo apartado Eduardo Marquina, Antonio Machado entre otros.
Destacarán El Mirlo Blanco (creado por Valle-Inclán) y La Barraca (compañía de teatro popular con la que Lorca llevó el teatro clásico español por muchos pueblos de España durante la Segunda República).
EL TEATRO COMERCIAL: JACINTO BENAVENTE
Para Benavente, el teatro fue siempre un instrumento de ilusión y de evasión. Sus diálogos son naturales, fluidos y sentenciosos. Sustituye la acción por la narración, la alusión y el diálogo. Los momentos cruciales suceden fuera de la escena o entre actos.
Los intereses creados, obra de gran éxito en su época, se sitúa en el ámbito de la farsa, género que también cultivarán Valle-Inclán y Lorca. Su tema es el poder del dinero y pone en escena a personajes tipo que proceden de la commedia dell’arte italiana. Los pícaros Leandro y Crispín fingen ser un gran señor y su criado en una ciudad imaginaria.
La malquerida (1913) destaca el sentido de la honra, característico de los dramas rurales. Los personajes son campesinos que encarnan las pasiones humanas en su forma primaria, y el lenguaje utilizado intenta reproducir el habla popular. Como el contenido, el lenguaje resulta directo y sobrio.
El teatro benaventino creó escuela y entre sus discípulos más reputados se encuentran Manuel Linares Rivas y Gregorio Martínez Sierra.
EL TEATRO COMERCIAL: TEATRO CÓMICO
En las primeras décadas del siglo XX predominó el género cómico, con frecuencia acompañado de elementos «líricos» (música, canto y baile). La finalidad básica del teatro cómico fue el entretenimiento del público. Los subgéneros del teatro cómico se pueden clasificar según incluyeran o no la música:
Obras con música
Opereta
La mujer artificial .
Revista
El príncipe Carnaval.
Vodevil
El as
Obras sin música
Juguete cómico
Un drama de Calderón.
Sainete
El agua del Manzanares.
Astracán
La frutería de Frutos.
Aunque no es propiamente «teatro cómico», la zarzuela siguió contando con el favor del público: La canción del olvido.
Los principales autores del teatro cómico español de comienzos del siglo XX son
Los hermanos Álvarez Quintero
Serafín y Joaquín Álvarez Quintero estrenaron gran cantidad de obras en las que presentaban una imagen tópica, costumbrista y acaramelada de una Andalucía inventada. Reflejaban la vida de forma amable y superficial, con una acción sin complicaciones y con un diálogo gracioso. Destacan El traje de luces y El patio.
Pedro Muñoz Seca y el astracán
Fue el creador del astracán, género que en un principio se representaba en Pascuas en el Teatro de la Comedia de Madrid. Entre sus obras, cabe citar La venganza de don Mendo y Los extremeños se tocan.
Carlos Arniches y la tragedia grotesca
En su producción dramática se distingue una primera etapa en la que cultivó el sainete de costumbres madrileñas; en él, el chiste y el juego de palabras constituyen recursos habituales. En su etapa de madurez se centró en el sainete extenso y la tragedia grotesca, de carácter crítico ante las injusticias de la sociedad. La tragedia grotesca juega con la comicidad externa y con una profunda gravedad en el contenido. Entre ellas destacan La señorita de Trevélez y ¡Que viene mi marido!
INTENTOS DE RENOVACIÓN TEATRAL: LA GENERACIÓN DEL 98 (I) MIGUEL DE UNAMUNO Y AZORÍN
Tres autores de la generación del 98 compusieron obras teatrales suficientes para ser considerados en este apartado: Miguel de Unamuno, José Martínez Ruiz (Azorín) y, sobre todo, Ramón del Valle-Inclán (que puede ser calificado con justicia del gran dramaturgo).
El teatro desnudo de Unamuno
- dramatismo esencial, sin ornamentación escénica
- teatro desnudo, sin efectos no verbales (decorados, vestuario, utilería) ni retórica
- la acción dramática apenas existe y es sustituida por la palabra
- la reducción de los personajes al mínimo, de las pasiones a su núcleo y esquematismo en la acción
- teatro como método de conocimiento
- Su producción dramática está integrada por dos piezas menores –La princesa doña Lambra y La difunta y nueve dramas. Además, es autor de una versión de Medea.
El antirrealismo de Azorín
- Experimentación y búsqueda de «otra realidad más sutil, más tenue, más etérea» y «a la vez más sólida, más consistente, más perdurable».
- Combatió la estética naturalista y luchó por un teatro antirrealista que incluyera lo subconsciente, lo onírico y lo fantástico.
- Insistió en la importancia del director de escena. Destacó el diálogo y la iluminación
- Temas básicos: la felicidad, el tiempo y la muerte.
- Entre sus dramas destaca la trilogía Lo invisible compuesta por La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death.