Santiago Nasar, el hombre asesinado, parecía que iba a ser mimado por el destino pues era “esbelto” “alegra, pecífico y de fácil corazón” “bello y formal con una fortuna propia a los veintún años”. Sin embargo, un lunes trágico de Febrero muere “destazado como un cerdo” a puertas de su casa. Todo el pueblo sabía que el crimen iba a producirse pero nadie lo evita lo que hace que aparezca la fatalidad aunque diferente a la clásica pues el autor la concibe como elementos anecdóticos Seguir leyendo “Era Ángela Vicario quien no quería casarse con él.” »