Capítulo 1 De cómo Nadie llegó al cementerio
Cabía una mano en la oscuridad, y esa mano sostenía un puñal, cuyo mango era de brillante hueso negro, y la hoja, más afilada y precisa que una navaja de afeitar. Si te cortara, lo más probable es que ni te enteraras, o al menos no lo notarías de inmediato. El puñal prácticamente había terminado lo que debía hacer en aquella casa, y tanto la hoja como el mango estaban empapados.
La puerta de la casa seguía abierta, aunque sólo un resquicio Seguir leyendo “El Cementerio de Nadie: Un Relato de Misterio y Amistad” »