1. Un campeón acepta las consecuencias de sus actos
Mi
hermano sufrió un terrible accidente y estuvo a punto de morir. Era un día soleado. Nos encontrábamos nadando en la alberca del club deportivo, cuando Riky pidió permiso para ir al trampolín. Se lo dieron. A mi, tal vez me lo hubieran negado. Él era el hijo perfecto: alegre, ágil, simpático y buen estudiante. Yo, en cambio, tímido, torpe y sin gracia; todo me salía mal. Como soy el mayor,
siempre me decían que debía cuidar a mi
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