Sociedad ilustrada

5. CarácterÍSTICAS DEL Naturalismo

En España, el Naturalismo fue conocido bastante pronto y las obras de Zola no  tardaron en traducirse. Sin embargo, levantó enseguida una gran polémica y su  verdadera penetración en la literatura española fue muy dificultosa, y es que la  mentalidad de la sociedad española de la época es todavía muy distinta de la parisina  de Zola. Para el autor francés, la novela debía liberarse paradójicamente de los  elementos novelescos, el narrador debía atenerse a los hechos observados,  guardándose sus emociones y convirtiéndose en un estudioso científico de las  conductas humanas. Por último, la visión de Zola se centraba sobre todo en el reflejo  de los aspectos más negativos de los personajes y su entorno, importando  sobremanera el análisis del determinismo hereditario, fisiológico y ambiental.  

Así se acusará al Naturalismo de inmoral y anticatólico. En su defensa saldrá  Emilia Pardo Bazán, quien en una serie de artículos recogidos en su libro La cuestión  palpitante defiende al francés aunque, desde principios católicos, rechaza el  determinismo naturalista.
En efecto, el Naturalismo español, aprovecha del movimiento  naturalista ciertos recursos narrativos y su interés por los ambientes míseros y  degradados, pero no acepta por completo la idea de convertir la literatura en ciencia.  El Naturalismo español no acepta ni la filosofía positivista ni el determinismo del  Naturalismo francés. La herencia y el medio, que determinan al individuo en el  Naturalismo francés, en el español sólo le condicionan.  

Entre los autores principales de esta tendencia naturalista destacan:  

-Emilia Pardo Bazán (1851-1921). La autora que introdujo las 

ideas zolianas en España escribíó cientos de cuentos que publicó  reunidos en los Cuentos de Marineda. Pero su producción literaria  goza de mayor importancia en novelas como Un viaje de novios, que  narra la historia de un matrimonio entre un hombre maduro y una  joven inculta y adinerada; o La tribuna, la más naturalista de sus  novelas, donde describe la dura vida proletaria en una fábrica de  tabaco ambientada en Marineda, trasunto literario de A Coruña.  También son de suma importancia Los pazos de Ulloa y La madre  

Naturaleza, que describen la Galicia campesina del XIX, poblada de aristócratas  decadentes, caciques, criados codiciosos; en general, se trata de un mundo lleno de  ignorancia y barbarie con descripciones minuciosas y documentadas.  

-Vicente Blasco Ibáñez. (1867-1928) Es el novelista español más cercano al Naturalismo francés. Se interesa por los ambientes sórdidos, la crudeza de los temas y  la preocupación por las taras hereditarias. Sus novelas están ambientadas en el  mundo rural de su tierra, Valencia. Cabe mencionar entre sus obras La barraca y  Cañas y barro. 

– Leopoldo Alas Clarín. (1852-1901) Fue el representante del Naturalismo español y destaca, sobre todo, con La Regenta. La obra  cuenta la vida de Ana Ozores (llamada ‘la Regenta´ por haber sido su  marido Regente de la Audiencia), marcada por su temperamento  apasionado, por la rigidez de la sociedad y por su relación con tres  hombres: Víctor Quintanar, su marido; Fermín de Pas, el sacerdote  confesor; y Álvaro Mesía, un don Juan que ve a Ana como una conquista  

más. Los elementos naturalistas se advierten sobre todo en el determinismo del medio  y en las circunstancias que han marcado a la Regenta: orfandad, infancia infeliz,  educación severa y un ambiente, el de provincias, que la ahoga.  

La Regenta es, sobre todo, una novela de conflictos, tanto  

sociales como personales. Los primeros son producto de una sociedad  de transición entre el Antiguo Régimen y la nueva sociedad burguesa,  que vive en una serie de contradicciones producidas por las  consecuencias de una revolución burguesa que ha dejado  prácticamente intactos los cimientos del Antiguo Régimen. Aunque  Clarín localiza su novela en Vetusta, nombre simbólico tras el que se  esconde Oviedo, trasciende su significación a toda la sociedad  española de la primera década de la Restauración: la aristocracia y la  

Iglesia dirigen la vida social, mientras que la alta burguésía trata de penetrar en este  tándem dirigente mediante la cultura (Roncal), la política (Mesía), el sometimiento a la  Iglesia o el matrimonio (Víctor Quintanar). Clarín llega a la conclusión de que Vetusta  es una ciudad dominada por la mezquindad y la hipocresía, cuyas gentes condenan al  fracaso cualquier aspiración que se eleve más allá de sus cabezas. Critica así la  hipocresía, la envidia y el espionaje a que se someten unos a otros.  

Todos los personajes que podemos encontrar en una pequeña capital de  provincias tienen su representación en La Regenta: el obispo, los marqueses, el  caciques, el obrero, pero no son arquetipos. El esfuerzo de individualización de cada  personaje es uno de los rasgos más decisivos de la obra.  

El segundo grupo de conflictos lo constituían los conflictos personales, entre los  que destacan los de la protagonista femenina Ana Ozores. Ella es una mujer con  inquietudes espirituales pero la sociedad en la que vive las rechaza. Intenta  compensar sus tremendas insatisfacciones bien por el misticismo (llevada de la mano  del Magistral), bien por el erotismo (incitada por Álvaro Mesía). Al final, se ve  defraudada en ambos casos. Fermín de Pas sufre el conflicto entre su ambición  personal y sus aspiraciones espirituales, que permanecen dormidas hasta la irrupción  de Ana Ozores. En un principio, busca el equilibrio pero no lo logra, ya que Ana no  puede ser sólo suya por el espíritu, pues necesita amor humano y por eso se ha  entregado a Álvaro Mesía, que es un don Juan decadente sin interioridad vital, incapaz  de sentir amor. Uno y otro conflicto muestran así la indisoluble uníón entre el espíritu y  la materia.  

La otra novela larga de Clarín es Su único hijo, que puede incluirse en el  grupo de intenso espiritualismo donde se encuentran también las últimas obras de  Galdós y de Pardo Bazán. Narra la historia de Bonifacio, quien, desengañado con su  amante y traicionado por su mujer, sufre una profunda evolución moral y, al final,  aparece ennoblecido y, al rechazar la insinuación de que él no es el padre del hijo de  su mujer, encuentra en su paternidad la realización de su más íntima aspiración  espiritual.

Clarín escribíó también novelas cortas y cuentos. Las primeras se caracterizan  por el cuidadoso análisis de los personajes, generalmente caracterizados por un  profundo sentimiento de frustración. Destacan Pipá (tristísima historia que narra las  últimas horas de vida de un pillete) y Doña Berta, lírica historia sobre la recuperación  del pasado de una anciana, que desea comprar el cuadro en el que su hijo aparece  retratado. Sus cuentos recrean las vidas de personajes humildes y están narradas con  gran economía de recursos como se demuestra en ¡Adiós Cordera!, que cuenta la  terrible influencia del progreso en una humilde familia y en su vaca llamada Cordera.  

En definitiva, Clarín capta perfectamente las diferentes formas de expresión de  los personajes, por medio de diálogos naturales, que reproducen la lengua coloquial (e  incluso emplea dialectalismos). Además, incluye técnicas renovadoras, tales como el  monólogo interior o el estilo indirecto libre, tanto en los cuentos como en las novelas.  


6. TEATRO

Aunque no procede hablar de un teatro propiamente realista al uso de lo que  sucedía en la narrativa, en la producción teatral se intenta mostrar de manera crítica la  sociedad contemporánea; para ello, se trata de que el escenario reproduzca el  ambiente con fidelidad y de que los actores se identifiquen con los personajes, como si  el público no estuviera delante.  

Además, los escenarios han mejorado, aumentan los decorados, se introduce  mobiliario auténtico y los actores se mueven y hablan con naturalidad.  

Tendencias:  

– La alta comedia: es expresión y espejo de la burguésía decimonónica, que iba al teatro a verse a sí misma. Los temas serán contemporáneos. Los escritores más  conocidos son: Manuel Tamayo y Baus (1829-1898) y José de Echegaray (1832- 1916).  

– El drama social: el protagonista vive en un mundo proletario, como en Juan José, de Joaquín Dicenta (1836-1917).  

– Benito Pérez Galdós escribíó obras de teatro muy interesantes (El abuelo, Electra…), en las que también, como en sus novelas, introduce aspectos críticos.  – El género chico: obras de carácter breve y popular, con música o sin ella, entre las que se encuentran el sainete, la revista y la zarzuela. Son bien conocidas las  obras de los hermanos Serafín (1871-1938) y Joaquín (1873-1938) Álvarez Quintero y  las de ambiente madrileño, de Carlos Arniches (1866-1943), que se estudiarán  posteriormente.  

7. Lírica

En lírica hay dos tendencias fundamentales: poesía realista antirretórica que  hace uso de un lenguaje prosaico que la acerca a la prosa y cuyo principal  representante es Ramón de Campoamor; y una poesía intimista posromántica,  representada por Gustavo Adolfo Bécquer y por Rosalía de Castro, ya estudiados en  el tema del Romanticismo. 

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