T1.LA VIDA Y LA MUERTE EN LA POESÍA DE Miguel Hernández :
Para estudiar este tema es fundamental tener en cuenta tres aspectos importantes: Primero, la poesía de Miguel Hernández está profundamente interconectada con su vida.
En segundo lugar, toda la producción del poeta está marcada por la concepción de la vida como un proceso de autodestrucción. En tercer lugar, los tres grandes temas de su poesía son los que él mismo declara en “Llegó con tres heridas”, poema perteneciente a Cancionero y romancero de ausencias: Con tres heridas yo: / la de la vida, / la de la muerte,/ la del amor.
Estas tres heridas vienen a configurar el ámbito temático de la poesía hernandiana.Se puede advertir un proceso vital en la obra de Miguel Hernández. La mayor parte de los primeros poemas (fundamentalmente, hasta los que integran El rayo que no cesa), contienen una cierta despreocupación consciente, de vitalismo despreocupado. Son muchos los poemas en los que lleva a cabo una exaltación jubilosa de la naturaleza. Todo lo natural, hasta lo más insignificante, le parece bello y armónico. El vitalismo de Miguel Hernández es tal, que los vegetales aparecen personificados: la breva es una madrastra, la palmera le pone tirabuzones a la luna.Y la naturaleza es uno de los grandes tópicos de su obra porque forma parte de su vida, de sus orígenes, de sus lecturas. Asimismo, ya en los primeros poemas de Miguel Hernández encontramos composiciones donde trata el tema amoroso de forma idealizada, bajo la influencia de poetas ROMánticos del Siglo XIX Zorrilla, como Espronceda.Los versos de Perito en lunas,, construidos con un gongorismo hermético y de construcción sintáctica compleja, presentan una gran plasticidad en metáforas ingeniosas y difíciles. Miguel Hernández expresa en ellos un desbordado vitalismo lleno de sensibilidad y pasión por la naturaleza, la cultura y lo sexual.
En lo amoroso, la poesía de Perito en lunas deja entrever connotaciones sexuales. El hermetismo es una solución lúdica para expresar inconfesables manifestaciones sensuales como el onanismo, la sexualidad reprimida o determinadas fantasías sexuale.En 1933-34 se observa en su poesía un cambio radical por la ideología neocatólica que recibe del ámbito oriolano y de su amigo Ramón Sijé; se percibe un debate entre la sexualidad y la espiritualidad que se resuelve en una firme resistencia del poeta a la ortodoxia religiosa. Es la poesía que publica en El Gallo Crisis. En El rayo que no cesa el poeta concibe el amor como destino trágico del hombre. El amor es muerte (“los rostros manifiestan / la expresión de morir que deja el beso”), pero al mismo tiempo supone un impulso irresistible que busca la procreación, la vida. Hasta la plenitud vital del toro, por ejemplo, está marcada por un destino trágico. Y la sangre, otro de sus tópicos más recurrentes, es vida (“un edificio soy de sangre y yeso”), pero también viene a representar una furia, una fuerza descontrolada que destruye (“Citación fatal”).Al mismo tiempo, se aprecia la lucha constante del poeta por conseguir la plenitud de cuanto va viviendo: la naturaleza, sus lecturas favoritas, el amor como descubrimiento (Maruja Mallo; pies de liebre libre y loca), el amor como ausencia (Josefina Manresa; te me mueres de casta y de sencilla) y el amor como lejanía platónica (María Cegarra; me llamo barro aunque Miguel me llame). No alcanzar esa plenitud lo sume en el desconcierto, en la duda y en el pesimismo, que le producen heridas profundas (“seré una dilatada herida”), ocasionadas, metafóricamente, por huracanes, cuchillos, hachas, rayos.Con frecuencia, muerte y exaltación vitalista se funden mediante las paradojas propias del Barroco.Miguel Hernández considera que la existencia es un rodar constante hacia la muerte.En el tratamiento de lo amoroso, podríamos marcar una diferencia clara entre su primera obra, Perito en lunas, y El rayo que no cesa. Mientras en la primera refleja un amor idealizado, en El rayo que no cesa se plasma un amor lleno de pasión, tanto en el marco sentimental como sexual. En este poemario Miguel se ha librado del lastre religioso y ha llegado a un amor físico. Ahora la primera condición para escribir poesía amorosa es estar enamorado, y él lo ha estado de Josefina Manresa, Maruja Mallo y María Cegarra.
Según Juan Cano Ballesta, para Miguel Hernández Josefina es una verdadera criatura carnal, y el poeta canta sin eufemismos la uníón de los cuerpos en el acto amoroso, que se convierte en un acontecimiento con raíces telúricas. La relación entre ambos es de una castidad pueblerina.Es un libro de amor no consumado, pero que refleja sus deseos de un erotismo más desinhibido. El amor es aquí un amor insatisfecho, trágico e irrenunciable a la vez que, como un rayo incesante , hiere repetidamente las entrañas del poeta.Los términos “pena” o “muerte” se repiten como consecuencia de este amor insatisfecho.En Viento del pueblo el gran tema es la solidaridad. Se trata de una poesía directa, de carácter oral, que convive junto a otra culta, impura. Está presente la pasión desbordada, amén de la esperanza y el optimismo por el posible rumbo de los acontecimientos. Pero también están presentes, cada vez más, el sufrimiento y el dolor como consecuencia de los horrores de la guerra.
De hecho, se ha dicho que todo el poemario está recorrido por un lamento elegíaco.El hombre acecha es una obra intimista, escrita en un tono fuertemente personal, libre de sus anteriores influjos. Todo el poemario está dominado por una visión desalentadora de la realidad, pero permanece una lucha interna entre el rechazo a la guerra y la necesidad de luchar para alcanzar la victoria. El amor sólo está presente en la casa del poeta, donde confía que la guerra no ha podido entrar. Regresar a ella tras el frente es la única esperanza de librarse del odio.En la cárcel compone el Cancionero y romancero de ausencias, un poemario desolado, impregnado de la verdad más dura y terrible: ha muerto su primer hijo (“A mi hijo”,“Ropas con su olor”, “Negros ojos negros”, “El cementerio está cerca”), ha sido condenado a muerte, conoce la vida de la cárcel, es azotado por una enfermedad médicamente mal tratada y vive en la más absoluta soledad (“Ausencia en todo veo: / tus ojos la reflejan”). Los 2 temas centrales de este poemario son la ausencia (de la libertad, de su tierra, de su familia y sus amigos) y el amor (sobre todo a la mujer y a su hijo). El poeta busca un amor absoluto en el seno de una realidad que niega el amor. El amor, la vida y la muerte aparecen con una constante intermitencia en todo el libro. Se cierra el ciclo volviendo al amor, porque no hay salvación ni redención posible si no se ama. Aparece la amada, el hijo (“Hijo de la luz”), la añoranza del que mientras se muere mantiene la esperanza de la inmortalidad.
T.5: Tradición y vanguardia en la poesía de Miguel Hrnandez:
Los inicios como escritor de Miguel Hernández se corresponden con los de aprendiz de poeta.Una 1ªetapa vendría marcada x las aventuras del pastor-poeta oriolano, observador de todo lo que hay a su alrededor, en especial la naturaleza y el paisaje levantinos. Una de las personas que marcan sus inicios es Ramón Sijé, q contagió al poeta el gusto x la lectura d los clásicos.En sus primeras creaciones, Miguel Hernández escribe versos, con ritmos y extensión variados,imitando a Gabriel Miró, Bécquer,Rubén Darío, o Vicente Medina. En muchas d stas primeras composiciones s observa una capacidad para la apreciación dl mundo poético pastoril y para expresar las sensaciones q le provoca el paisaje d su tierra. En ellas hay escasa originalidad y muy pocas referencias autobiográficas,pero abundan las escenas mitológicas y los ambientes orientales, resultado d su gusto x el Romanticismo becqueriano y El Modernismo. El 30 de Noviembre de 1931, Miguel H emprende su viaje a Madrid, cn la esperanza d hacerse un huevo en la vida literaria d la capital y dar a conocer sus poesías. Pero a pesar d las recomendaciones q recibió, Miguel H tiene q volver a Orihuela en 1932,dándose cuenta d q no está a la altura d otros escritores d su época. Decide acercarse a ls movimientos vanguardistas y renovar su lenguaje,su técnica y su estilo, d modo q le permitan expresar d forma mucho + actal, gracias al uso d la metáfora, todo aqello q constituye su bagaje cultural y humano. Para este acercamiento a la poesía vanguardista, fue decisiva la celebración dl III Centenario d la muerte d Luis d Góngora,en 1927. Sera cuando Miguel entra en contacto cn la poesía d Rafael Alberti, d Gerardo Diego, Federico García Lorca y d Jorge Guillén.MH comienza a cultivar el endecasílabo, las octavas reales,las dcimas y el gusta x la metáfora elaborada,q darán cmo resultado su libro Perito el Lunas.Se trata d un libro influido x el neogongorismo, propio d la Generación dl 27. El gusto x la metáfora y el hipérbaton convierten las cmposiciones en acertijos o adivinanzas. MH s fija en ls elementos d la vida cotidiana en la q ls objetos + comunes adquieren rango artístico.
El pesimismo llena todo el libro. Muerte,hambre y destrucción stan x todas partes. Las cárceles sn un nuevo símbolo q van en busca d hombres y pueblos enteros. Los trenes circulan llenos d sangre al tiempo q siembran d pasiones y desgracias, pero afirma q tal vez pueda volver a ella sin llanto ni dolor, abastecida su mesa d alimentos, y una cama cnfortable en la q descansar y drmir junto a su esposa.Miguel no puedo ver cumplidos sus deseos.Su ultimo libro es Cancionero y romancero d ausencias.Sta compuesto x 79 poemas en los q recoge d forma intima episodios d su vida cmo la muerte d su primer hijo, el nacimiento dl segundo, la separación d la esposa, los momentos finales d la guerra y las consecuencias d la derrota. En este lbro, MH alcanza la expresión d su madurez poética, como la metáfora s eleva hacia sus cotas mas altas d perfección y d expresividad, no exenta d cierto sabor surrealista. Es una poesía q busca la vrdd humana. Una poesía plasmada en poemas breves y versos cortos, cn metros mas tradicionales y un predominio d la rima asonante. Todo ello contribuye a acercar esta poesía a la inspiración neopopular y a veces nos recuerda a su admirado Fed.Garc.L. D los asuntos tratados x el poeta, destacamos:los besos d la mujer amada, la ausencia y la distancia, la guerra, la cárcel, el hambre..Etc. Estos temas dotan a sus poemas d una verdadera voz propia, muy intimista, gracias a la cual el poeta se aparta d muchas d las influencias literarias recibidas hast el momento, para entrar en la búsqueda d sus raíces personales, en lo mas intimo d si mismo. En conclusión, siguiendo al profesor Cano Ballesta, podemos afirmar q MH s incia poéticamente en la tradición y pasa x la vanguardia hast crear su propio mundo poético, la imagen típicamente hernandiana.
Con la publicación d El Rayo q no cesa, MH aparece cmo un poeta q ha asimilado la influencia d Quevedo y del dolorido sentir d Garcilaso,así como la forma estrófica dl soneto. Esto le sirve para expresar su pasión d enamorado, después d haber iniciado en otoño 1933 una relación cn la q mas tarde seria su esposa, Josefina Manresa.D sus mas íntimos sentimientos. Y,justo al neorromanticismo,encontramos símbolos como el cuchillo,el rayo,el fuego,el toro…Etc q ns hablan d la pena dl amant, dl dolor x un amor no cnsumado y prohibido, un amor platónico y cortes dnde el amante lo pierd todo. La pasión atormentada impregna sus versos como sucede cn la soledad,la pena y la tristeza. Es así cmo surgen sus 3 famosas heridas:la vida, el amor y la muerte. Cn el estallido d la Guerra Civil, la poesía d MH da un giro hast llegar a cnvertirse en una especia d paradigma para quienes vieron en él al poeta comunista, luchador y mártir x la causa d la libertad. Su producción bélica s resume en 2 libros :viento dl pueblo y el hombre asecha. Viento dl pueblo, es un libro en el q vemos a un escritor profundamente adaptado en el pueblo, q se hace eco d las inquietudes populares cn una marcada tonalidad épico lírica.Para MH, la poesía es esencia dl pueblo y su dstino es el pueblo.Su poesía se llena d imgenes d dureza, d elementos metálicos,de armas. El poeta es viento dl pueblo y espera el triunfo dl pueblo representado en campesino y obreros, transformados en leones, toros o águilas.Ellos simbolizan la raza q se rebela cntra los yugos q tratan d imponer las gentes d mala hierba. Hay q destacar entre sus poemas la Elegía primera, inspirada x la muerte d García L, o la Canción dl esposo soldado, en la q canta a una nueva vida en medio d la destrucción, el caos y la muerte. Otro d los poemas q destacamos es El niño yuntero, un poema marcado x la tristeza,el dolor y la injusticia social q esta sobre el niño labrador. En 1939 cncluye El hombre asecha. Esta obra es el resultado d una visión trágica, derrotada d la vida y d la muerte. Hoy el amor es muerte ,y el hombre asecha al hombre.
T.2:
EL COMPROMISO SOCIAL-POLÍTICO DE Miguel HERNÁNDEZ :
Los orígenes de la literatura comprometida en la España de los años 30 se remontan a varias obras dramáticas y líricas de Rafael Alberti. Este escritor aglutinó, además, a no pocos escritores revolucionarios desde las páginas de la revista “Octubre”. Miguel Hernández tomó partido a favor de esta vertiente politizada del hecho literario, y se inspiró en la revolución minera de Asturias de 1934 para escribir un drama de impronta lopesca: Los hijos de la piedra. En ella unos mineros se sublevan contra las injusticias de su patrón, que además ha violado a la mujer del Pastor, personaje que encarna el ideal de justicia. En 1936, MH escribe El labrador de más aire, otra obra teatral con la huella de Lope de Vega. En ella, Juan, el protagonista, es un personaje que no permite que nadie, ni el mismo rey, pisotee su dignidad, y por defenderla acabará muriendo. El primer intento de poesía social que escribe Miguel Hernández lo encontramos en poemas como “Alba de hachas” o “Sonreídme”, que ya preludia claramente al futuro poeta revolucionario. Con la guerra iniciada, MH inicia su poesía y su teatro de urgencia, con los que intenta convertir el arte en un arma de combate, entendido éste como una edificación moral y psicológica, además de un medio para la humanización del prójimo.Cuando el 18 de Julio del 36 se produce el levantamiento de los militares contra el gobierno republicano, Miguel, ya con una más clara y enérgica conciencia ideológica, se alista del lado del ejército republicano. Allí desarrolla labores de organización de tareas de índole cultural, como son la elaboración de un periódico divulgativo y trabajos de alfabetización de la tropa, a la vez que intenta renovar y alentar la moral de los soldados con recitales y lecturas que levantan el espíritu combatiente de los compañeros. Su tarea propagandística terminó cuajando en una prosa, un teatro y una poesía que acabarían convirtiéndose en escritos de orden político durante los años que siguieron al fin de la lucha. Es su literatura de urgencia. La figura de Miguel empieza a rodear en su papel de escritor del pueblo, precursor de la poesía social: el escritor no es neutral, debe estar comprometido con la sociedad, debe corresponder a la situación del pueblo («Vientos del pueblo me llevan, vientos del pueblo me arrastran»).
Viento del pueblo y El Hombre acecha,son dos poemarios escritos durante la Guerra Civil. El tema amoroso deja paso a una poesía social y cívica, comprometida con su tiempo. El primero es más épico, combativo y optimista; el segundo, escrito cuando el final de la guerra estaba decantado, es en general más pesimista: los años han pasado y el poeta vuelve sus ojos hacia los horrores de la guerra: heridos, cárceles, miseria, destrucción, sangre… Son protagonistas de sus poemas. La variedad métrica en estos libros es mayor. En El Hombre acecha predominan los alejandrinos. Aquí la palabra es todavía símbolo de resistencia, pero la muerte del primer hijo y la derrota de la guerra sumen al poeta en la desesperación.Durante la guerra, Miguel Hernández emplea su poesía para luchar por la causa republicana y con Viento del pueblo, obra con la que se suma al romancero de la Guerra Civil, como el viento, la voz del poeta alienta a los soldados en las trincheras, arenga a la lucha, mantiene viva la esperanza. Son poemas que lloran la muerte de Lorca, de los hombres en el frente de batalla, que cantan al niño yuntero, al sudor de los campesinos, a la compañera, esposa y amante lejana.La solidaridad es ahora el lema del poeta; busca una poesía más directa que recrea su carácter oral, de ahí el empleo abundante del romance, del octosílabo como metro más popular e inmediato, del metro corto que hunde sus raíces en la lírica tradicional y en la canción; pero también intercala poesía de procedencia más culta de carácter épico como “Las manos”,” Canción del esposo soldado”
En Viento del pueblo no pretende, sin embargo hacer un arte totalmente subordinado a las circunstancias, de propaganda, sino que pretende una poética que se nutra de lo popular para elevar estéticamente al pueblo. Además, lleva a cabo una poética del grito, que supone ser portavoz del dolor y de la denuncia social (“Sentido de los muertos”)
. En “Recoged esa voz” mantiene que la poesía es una forma de defenderse y de defenderal pueblo. Pero, a pesar de sus intenciones de mantener la altura estética, no siempre lo hace, pues MH prioriza siempre el aspecto solidario, humano, mediante la naturalidad formal y la emoción , y a ello convoca también a otros poetas (“Llamo a los poetas”).
“El niño yuntero” refleja su dolor ante el sufrimiento de los niños jornaleros devastados por el hambre y la miseria. Otros poemas del libro tratan la lucha del pobre contra su explotador (“Jornaleros”, “Aceituneros”-«¿de quién son estos olivos?«, “Las manos”, “El sudor”).
.En Vientos del pueblo la unidad de la obra está determinada por los tonos de la exaltación, la lamentación y la maldición. La exaltación tiene su origen en el entusiasmo agresivo, la fuente inspiradora está en su identificación con la colectividad que se levanta glorificada en sus atributos de fuerza, orgullo y arrogancia a través de una hipérbole simbólica que hace uso del bestiario (“yacimientos de leones, /desfiladeros de águilas, /y cordilleras de toros”)
y fenómenos atmosféricos de especial poder y violencia (huracán, rayo). Actúa el poeta como un mensajero para los suyos que proféticamente anuncia un futuro redentor. En la lamentación se trata sobre todo de poemas elegíacos como el de García Lorca o de otros con matices muy distintos de marcado acento social como “El niño yuntero” o “Aceituneros”.Está la imprecación contra los cobardes y los que tiranizan al pueblo, con imágenes de tono degradador con símbolos de naturaleza zoomórfica (liebres, gallinas) y signos que indican el pánico que sacude a esos cobardes (“el pelo se les espanta”).
El hombre acecha incluye textos escritos a raíz de la estancia de MH en la Uníón Soviética. Es un poemario con un tono fuertemente personal que testimonia los instintos más criminales del ser humano (“Canción Primera”)
, el odio feroz que pueden desencadenar el hambre y la explotación (“El hambre”)
o el horror de una guerra que transforma a todos en fieras y en víctimas a la vez (“Las cárceles”-«Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo»).
El hombre acecha marca una visión desalentadora de la realidad con miles de muertos y heridos. El elemento humano “pueblo” del primer libro, mundo colectivo, solidario, es aquí “hombre”,y la fuerza del viento pasa a acción amenazante, aniquiladora (acecha). Tras la evidencia trágica el poeta ha de cumplir ahora una función reveladora. Debajo de los signos de infortunio (odio, opresión, muerte) que sufre el pueblo, a él corresponde actuar para avisar de esos poderes benévolos y regeneradores, capaces de liberarlos para siempre de lo maligno. Con su pensamiento forjado, se inscribíó como voluntario en el Quinto Regimiento para defender Madrid de las tropas de Franco. Pronto, sus aptitudes para las letras, le retiraron de las armas, consiguiendo el cargo de comisario cultural. Tras la victoria de Franco, y el intento fallido de fuga a Portugal, hace que se desencadene una serie de circunstancias que ligarán ineludiblemente el resto de su vida a la cárcel.Muere siendo consecuente con sus principios, no aceptando los chantajes de los opresores: «vivo para exaltar los valores puros del pueblo y, a su lado, estoy tan dispuesto a vivir como a morir».
T.3:LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE PRINCIPIOS DEL Siglo XX HASTA LA POSTGUERRA
Desde la llegada del Modernismo, a fines del s. XIX, hasta el brusco corte de la Guerra Civil, la poesía española vivíó una etapa de esplendor que justifica la denominación de Edad de Plata o segundo Siglo de Oro de la poesía española.En cuanto al contexto histórico, el Siglo XIX finalizó con el desastre del 98 por la pérdida de Cuba y Filipinas, últimas colonias del antiguo Imperio español. La política y la ideología nacionales se ven afectadas por este hecho y los intelectuales apuestan por una reforma general. En 1902 comienza el reinado de Alfonso XIII. España entra en una cruenta guerra con Marruecos que acabará provocando la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). En 1931 se proclama la Segunda República, período de gran agitación política y enorme riqueza en el plano cultural. La radicalización de las posturas ideológicas desemboca en la Guerra Civil, tras la cual llega la larga dictadura de Franco.Los primeros movimientos literarios que debemos citar aquí son el Modernismo y la Generación del 98 (ramificación fruto de la heterogeneidad del Modernismo en España), entre los que no hay una separación clara. El Modernismo es, genéricamente, la versión hispánica de la crisis artística y espiritual europea de fines del Siglo XIX. En ese movimiento se dan dos orientaciones: el Modernismo (impronta francesa del Simbolismo-Parnasianismo) propiamente dicho, basado en una literatura elitista y de evasión, que nace en Hispanoamérica y es difundido en España por el nicaragüense Rubén Darío. Su importancia fue decisiva para la renovación del lenguaje y de los temas poéticos. La otra orientación, la Generación del 98, está caracterizada por un espíritu crítico con la situación española. Algunos autores, como Antonio Machado, cambian de una a otra tendencia. Otros, como Juan Ramón Jiménez, exploran nuevos caminos (la poesía pura y la poesía abstracta). Y hay algún autor, como Valle-Inclán (evolución hacia el esperpento), que resulta de difícil clasificación.Al finalizar la Primera Guerra Mundial surge en Europa un arte muy renovador que pretende anular las normas estéticas y morales anteriores. Comienzan a vislumbrarse nuevos caminos poéticos, que frente al neo Romanticismo y neorrealismo, despojan al arte de su raíz confesional y sentimental: «deshumanización del arte». En esto, son dos los caminos que confluyen; por un lado los vanguardismos, entre los que destacan el Futurismo, el Cubismo, el dadaísmo y el Surrealismo.
En España, su principal difusor fue Ramón Gómez de la Serna, creador de las greguerías. Dos movimientos poéticos de vanguardia tienen especial importancia en nuestro país, el Creacionismo (fundado por el chileno Vicente Huidobro) y el Ultraísmo, que renuevan el uso de la imagen y la metáfora.Y por otro lado la poesía pura comenzó en el simbolismo y acusó fuertemente la influencia de Mallarmé, culminación a la vez que superación del simbolismo, es la máxima de la poesía pura, correlato del concepto del «arte por el arte». La desnudez asentimental de esta poesía tiene en España como maestro a Juan Ramón Jiménez.A lo largo de la década de los veinte, un grupo de poetas alcanza su madurez y producen un momento de esplendor en la poesía española. En la llamada Generación del 27, que se caracteriza sobre todo por hacer una poesía que integra la tradición de los clásicos españoles con los experimentos vanguardistas, y la poesía popular con la intelectual. Evolucionan desde la poesía pura, intelectual, hasta la de temas humanos, que suele adquirir la forma de un Surrealismo controlado. La guerra provocará la muerte (García Lorca) o el exilio de la mayoría de sus integrantes, al verse comprometidos por su «poesía impura (comprometida)» . Destacan en este grupo autores como García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre (con su poemario La destrucción o el amor), Pedro Salinas, Jorge Guillén y Dámaso Alonso.En la poesía de posguerra hay que destacar varias tendencias: a) La poesía personalísima de Miguel Hernández, considerado un epígono de la generación del 27.B) La poesía arraigada de autores que se evaden de la situación provocada por la dictadura mediante una poesía amorosa o religiosa de tono íntimo. Es el caso de Luis Rosales o Leopoldo Panero. Se difunde a través de revistas como Escorial y Garcilaso.C) La poesía desarraigada de autores que abogan por una obra más directa y comprometida con el ser humano. Sus iniciadores son Eugenio de Nora y Victoriano Crémer a través de la revista Espadaña.
Nacido en 1910, el oriolano Miguel Hernández está considerado como uno de los poetas más significativos del Siglo XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios factores lo relacionan estrechamente con la del 27. El más importante es la fusión de tradición e innovación en su obra, fruto de la temprana lectura de los clásicos españoles de nuestro Siglo de Oro y de la influencia de las vanguardias.Como homenaje al estilo de Luis de Góngora —uno de los autores más destacados del Siglo XVII—, Hernández escribe en 1932 su primer poemario, Perito en lunas, uno de los exponentes más originales de la poesía pura. Formado por una colección de cuarenta y dos octavas reales, estos poemas constituyen una sucesión de acertijos poéticos en los que el autor ostenta una gran destreza verbal.Tras Perito en lunas, el oriolano compuso en 1936 El rayo que no cesa, de estética neorromántica. Se trata de un poemario de temática amorosa compuesto principalmente por sonetos y otras composiciones memorables como la Elegía a Ramón Sijé. (falta una miejica)Con la llegada de la Guerra Civil española, Miguel Hernández se adentra en la poesía comprometida con Viento del pueblo (1937) y El hombre acecha (1939).Su último poemario, Cancionero y romancero de ausencias, entronca con ese neopopularismo ya presente en Antonio Machado o en algunos miembros de la Generación del 27 como García Lorca o Rafael Alberti. Iniciado en 1938 a raíz de la muerte de su primer hijo, esta obra póstuma se fue nutriendo con poemas escritos desde la cárcel que los editores recogieron posteriormente. El oriolano alcanza así la madurez poética con unas composiciones que beben de la sencillez de la lírica popular y abordan los temas más obsesionantes de su mundo lírico: el amor, la vida y la muerte, sus «tres heridas» .
T.4: Imágenes y símbolos en la poesía de M.Hernández:
Toda la vida de Miguel Hernández será un constante esfuerzo por elevar mediante las formas del lenguaje poético todas las cosas feas y tristes de su existencia.Sus poemas primerizos son apuntes líricos de su paisaje en los que destaca la viveza de sus imágenes; en ellos retrata a la huerta como un lugar idílico y muy sensorial mediante imágenes de naturaleza pictórica. Su imagen de poeta pastor se refleja bellamente en sus versos «en cuclillas ordeño / una cabrita y un sueño». En «Lujuria» muestra el deseo erótico «¿En donde hallar a la ninfa / que ha puesto mi sexo alerta?»; en «Es tu boca» mediante la sinécdoque representa mediante metáforas parte de un rostro femenino. En Perito en lunas juega hasta sus últimas consecuencias con la iconografía lunar. La luna es símbolo de plenitud y de exaltación vital, convirtiéndola en el eje donde se engarzan y concluyen todos los poemas de este período. Este símbolo, signo natural del destino poético, se extiende de tal modo que hasta los objetos más dispares responden a esta concepción redonda y circular del astro: huevo, Granada, gota de agua; o en el plano formal, la propia utilización de la octava como ejemplo de estrofa cíclica y cerrada. La luna la concibe también como espejo desde donde se refleja su yo, como símbolo de conocimiento indirecto (su luz es un reflejo), y metafóricamente evoca la belleza, lo ideal, lo mágico. Sus poemas en esta obra son «acertijos líricos» (Gerardo Diego). Otros símbolos usados son los que rodean la vida cotidiana del poeta en su Orihuela natal: las palmeras, la sandía, la Granada, el gallo, culebras, ovejas, la higuera.El toro es usado con el significado de sacrificio y de muerte (sus cuernos son “mi luna menos cuarto” y los toreros, “émulos imprudentes del lagarto”).En este primer libro de Miguel Hernández hay imágenes y símbolos muy de su tiempo, como cuando califica a las veletas de “danzarinas en vértices cristianos”. En “Negros ahorcados por violación”, abundan los símbolos referidos al sexo masculino: “su más confusa pierna”, “náufraga higuera fue de higos en pelo”, “remo exigente”. Por último, en “Sexo en instante, 1”, canto impuro al onanismo, la virilidad queda expresada a través de “la perpendicular morena de antes / bisectora de cero sobre cero”.
En El rayo que no cesa hay un complejo cuadro de imágenes que reflejan el atormentado mundo de amor y muerte de Miguel Hernández. El tema fundamental del poemario es el amor y sobre él van a girar todos los símbolos que aparecen. Así, el rayo, que es fuego y quemazón, representa el deseo. El cuchillo es el instrumento de sacrificio por excelencia (en el poema “Un carnívoro cuchillo”, el símbolo del cuchillo viene a cumplir un papel semejante al del rayo: fuerza amorosa predestinada trágicamente). La sangre es el deseo sexual; la camisa, el sexo masculino y el limón, el pecho femenino, según podemos observar en el soneto “Me tiraste un limón, y tan amargo”. La frustración que produce en el poeta la esquivez de Josefina se traduce en la pena, uno de los grandes asuntos de este libro (soneto “Umbrío por la pena, casi bruno”).Todos estos temas quedan resumidos en “Como el toro he nacido para el luto”, donde hay un paralelismo simbólico entre el poeta y el toro de lidia, destacando en ambos su destino trágico al dolor y a la muerte, su virilidad, su corazón desmesurado, la fiereza, la burla y la pena.Algunos poemas nos hablan de una relación sexual más plena. En “Me llamo barro aunque Miguel me llame”, expresa una entrega servil hacia la amada, como en el soneto “Por tu pie, tu blancura más bailable”. El símbolo clave de estos dos poemas es el pie y ambos acusan la influencia de Residencia en la tierra,de Pablo Neruda.se puede afirmar que la gran riqueza y fuerza de las imágenes hernandianas depende de dos procedimientos. Uno es la acumulación. Por ejemplo en “Un carnívoro cuchillo”… tenemos tres imágenes (cuchillo, rayo de metal y ave) que se traban de modo sorprendente: “Un carnívoro cuchillo… sostiene un vuelo», «rayo de metal… picotea mi costado”. El otro procedimiento es el traslado del padecimiento amoroso a la esfera del dolor físico mediante imágenes muy plásticas: “me habita el corazón de exasperadas fieras”, “picotea mi costado/y hace en él su triste nido», «tengo estos huesos hechos a las penas”.
En su poesía de guerra (Viento del pueblo, El hombre acecha), el acento poético será siempre vital y terrestre, rico en imágenes tomadas de los reinos vegetal y animal. En Viento del pueblo, destaca los símbolos el de viento como compromiso social y político. Representa la solidaridad con el pueblo.El mismo poeta se considera viento que puede esparcir sus palabras para que lleguen a todas partes. El cuadro de imágenes de El hombre acecha se simplifica y muestra lo trágico del momento. Destacan unos cuantos núcleos simbólicos básicos como fiera-garra, toro, tren («El tren de los heridos«-«El tren lluvioso de la sangre suelta»), cárcel.En un segundo plano, una amplísima gama de símbolos zoomórficos como lobos, águilas, tiburones, panteras, cuervos, perros, chacal… que remiten a las fuerzas del odio y la crueldad, o a la injusticia y la explotación.Por el contrario los símbolos de la luz y el agua centran ideas positivas. Puede añadirse también el fuego, con imágenes como lumbre, volcánico.. Es un símbolo de purificación, de acción fecundante y regeneradora. También los frutos y las flores aparecen como símbolos de vida, plenitud, alegría. La sangre es, por su parte, núcleo simbólico relevante con un doble valor: positivo, como fuente de vida; y negativo, como muerte. En el poema “Llamo al toro de España” aparece el símbolo del toro como poder fecundador, principio de vida, y es también la patria a la que el poeta apostrofa para que se levante de su sueño (muerte espiritual) y pueda, salvarse. En “Madre España” el símbolo de España es el de la tierra como madre primigenia.En Cancionero y romancero de ausencias, el símbolo de la sangre como dolor y muerte aparece en un triángulo donde están las sangres del poeta, la esposa y el hijo muerto (Al que evoca: «Ropas con su olor / trapos con su aroma»). Además de éste están presentes otros símbolos: viento, hoyo, cuchillo, vientre, piedra, espada, olivo.Todas las voces que significan una limitación de la vida o señalán la muerte: acechar, hachas, cuervo y de una forma insistente, cárceles y cementerio.Como símbolos eróticos, el vientre y el sexo femenino. Aparecen nombrados con metáforas en las que predominan los elementos de la naturaleza.
En el poema “Menos tu vientre”, aparece la simbología del vientre como centro de lo creado que promueve el sentido de lo fecundo. La guerra, la muerte del hijo, la cárcel…, se alían para provocar en el poeta el deseo de regresar al vientre materno.En el poema “Sino sangriento” la imagen de la vida del hombre como una alcoba vacía adelanta otro símbolo, el de la casa-alcoba-lecho. La casa es defensa que el hombre procura para la mujer y el hijo, aunque a veces está cargada de negatividad cuando se asocia a agentes como “viento ceniciento (muerte), “noche” (vacío, infortunio).En este libro la imagen hernandiana se ha ido depurando e intensificando, se ha hecho esencial; se ha reducido su número y ahora se organiza sobre acumulaciones en torno al propio yo, la esposa, el hijo. Así ocurre en “Nanas de la cebolla”. Por una parte está el simbolismo del ave, del vuelo, de lo ascensional (“alondra de mi casa”, “boca que vuela”, “carne aleteante”, “cuánto jilguero/se remonta, aletea/desde tu cuerpo”…) que visualiza la pureza y alegría de la criatura. Por otra parte tenemos el núcleo de la luminosidad: “es tu risa en los ojos/la luz del mundo.