San Manuel Bueno, Mártir: Una Tragedia Filosófica sobre la Inmortalidad del Alma
La obra del siglo XX anterior a 1939 que he leído es San Manuel Bueno, Mártir, escrita por Unamuno y publicada en 1931 en la revista “La novela de Hoy”. En 1933 se publicó en forma de libro. Unamuno se enfrentó a la dictadura de Primo de Rivera, colaboró con la Segunda República y asistió al inicio de la guerra civil española. Unamuno nos muestra en esta novela una tragedia filosófica que recoge la preocupación universal sobre qué hay después de la vida, si existe o no la inmortalidad. La estructura externa que presenta el libro es la de una novela dividida en 24 secuencias, cada una desarrollando una anécdota distinta. Ángela Carballino narra en primera persona sus recuerdos de la vida de don Manuel. Sin embargo, en la última secuencia el autor finge haber encontrado este documento haciéndose pasar por un mero editor del texto. El espacio en el que transcurre la novela es Valverde de Lucerna, cuyo paisaje no se describe, junto al lago de Sanabria. El paisaje adquiere importancia por su función simbólica, ya que los rasgos físicos de don Manuel se ponen en relación con los elementos del paisaje. En la obra aparecen tres personajes: Ángela Carballino, don Manuel (párroco de Valverde de Lucerna) y Lázaro, hermano de Ángela que acaba de regresar de América con sus ideales progresistas. El tema central de la novela es la inmortalidad del alma. Don Manuel se debate entre la razón que niega la inmortalidad del alma y la voluntad que le alienta en su búsqueda de la fe. La novela va desvelando la progresión de la falta de fe de don Manuel. Un tema secundario es el enfrentamiento entre la verdad dolorosa y la paz ilusoria. Por un lado, está la verdad dolorosa dictada por la razón, según la cual la muerte es el final, y por otro lado está la paz ilusoria fruto de la fe en Dios y la inmortalidad del alma, donde el hombre vive feliz con la esperanza de la vida eterna. El texto está repleto de terminología abstracta, lleno de paradojas, metáforas, exageraciones, metonimias, etc. Toda la novela se construye sobre el artificio literario del manuscrito encontrado. Al tratarse de unas memorias, predomina la narración. El narrador no es omnisciente, pues no conoce totalmente la historia. No hay descripción ni monólogo interior. Aunque la narradora tiene una cultura media, utiliza un lenguaje muy cuidado y literario. No hay diferencias entre el registro de la narradora y los otros personajes, y se utiliza una sintaxis variada con oraciones simples, cortas y precisas, alternándose con la sintaxis compleja de oraciones compuestas.
La obra del siglo XX anterior a 1939 que he leído es San Manuel Bueno, Mártir, escrita por Unamuno y publicada en 1931 en la revista “La novela de Hoy”. En 1933 se publicó en forma de libro. Unamuno se enfrentó a la dictadura de Primo de Rivera, colaboró con la Segunda República y asistió al inicio de la guerra civil española. Unamuno nos muestra en esta novela una tragedia filosófica que recoge la preocupación universal sobre qué hay después de la vida, si existe o no la inmortalidad. La estructura externa que presenta el libro es la de una novela dividida en 24 secuencias, cada una desarrollando una anécdota distinta. Ángela Carballino narra en primera persona sus recuerdos de la vida de don Manuel. Sin embargo, en la última secuencia el autor finge haber encontrado este documento haciéndose pasar por un mero editor del texto. El espacio en el que transcurre la novela es Valverde de Lucerna, cuyo paisaje no se describe, junto al lago de Sanabria. El paisaje adquiere importancia por su función simbólica, ya que los rasgos físicos de don Manuel se ponen en relación con los elementos del paisaje. En la obra aparecen tres personajes: Ángela Carballino, don Manuel (párroco de Valverde de Lucerna) y Lázaro, hermano de Ángela que acaba de regresar de América con sus ideales progresistas. El tema central de la novela es la inmortalidad del alma. Don Manuel se debate entre la razón que niega la inmortalidad del alma y la voluntad que le alienta en su búsqueda de la fe. La novela va desvelando la progresión de la falta de fe de don Manuel. Un tema secundario es el enfrentamiento entre la verdad dolorosa y la paz ilusoria. Por un lado, está la verdad dolorosa dictada por la razón, según la cual la muerte es el final, y por otro lado está la paz ilusoria fruto de la fe en Dios y la inmortalidad del alma, donde el hombre vive feliz con la esperanza de la vida eterna. El texto está repleto de terminología abstracta, lleno de paradojas, metáforas, exageraciones, metonimias, etc. Toda la novela se construye sobre el artificio literario del manuscrito encontrado. Al tratarse de unas memorias, predomina la narración. El narrador no es omnisciente, pues no conoce totalmente la historia. No hay descripción ni monólogo interior. Aunque la narradora tiene una cultura media, utiliza un lenguaje muy cuidado y literario. No hay diferencias entre el registro de la narradora y los otros personajes, y se utiliza una sintaxis variada con oraciones simples, cortas y precisas, alternándose con la sintaxis compleja de oraciones compuestas.