Vida y Personalidad
Juan de la Cruz nació en Fontiveros (Ávila) en 1542, en un entorno humilde. Ingresó en la orden carmelita en 1563 y estudió Filosofía y Teología en la Universidad de Salamanca, donde probablemente conoció a fray Luis de León. Su inclinación por la vida austera lo llevó a unirse a la reforma de la orden carmelita al conocer a Teresa de Jesús en 1567. Participó activamente en esta reforma, lo que le valió la prisión en Toledo en condiciones humillantes. Sorprendentemente, en este periodo comenzó su labor poética. Escapó en 1578 y se refugió en un convento de carmelitas descalzos. Alcanzó importantes puestos en la orden y desarrolló gran parte de su incesante actividad en Andalucía. Al final de su vida, sufrió nuevos conflictos en la orden y murió en Úbeda en 1591.
Desde joven, fray Juan se sintió inclinado hacia el ascetismo y una vida libre de bienes materiales, en soledad y silencio. Su interpretación de la pobreza como camino ascético explica su desapego de la teología escolástica oficial y del saber universitario —pese a sus notorias condiciones intelectuales—, y su preferencia por el conocimiento experimental de Dios, en consonancia con el espiritualismo europeo de la época.
Obra
La producción poética de Juan de la Cruz es breve, pero de gran trascendencia en la lírica universal. Compuso tres grandes poemas: Cántico espiritual, Noche oscura del alma y Llama de amor viva. Además, escribió una veintena de poemas más breves, de desigual valor.
Escribió un comentario en prosa de cada una de sus obras en verso para explicar su sentido verso a verso y casi palabra a palabra.
- Cántico espiritual (c. 1577): Compuesto por cuarenta liras, sigue de cerca el Cantar de los Cantares bíblico. Es un diálogo entre la Amada y el Amado, a quien aquella ha buscado por valles y montañas hasta encontrarlo.
- Noche oscura (1584): Consta de ocho liras en las que la Amada, tras salir disfrazada de su casa por la noche, se une plenamente al Amado.
- Llama de amor viva (1584): Expone en cuatro estrofas de seis versos, no la búsqueda ni la unión con el Amado, sino las sensaciones amorosas que expresa la Amada en la unión misma.
Los poemas menores (romances, canciones, glosas) desarrollan motivos similares. Su valor es inferior al de los tres grandes poemas, aunque hay algunos de notable calidad como “Un pastorcico solo está penado…” o “Tras de un amoroso lance…”
Temas
La poesía de San Juan de la Cruz se nutre de diversas fuentes:
- La filosofía neoplatónica y la literatura religiosa y mística medieval y renacentista: temas como el amor que transporta al enamorado a la unión inefable, la luz como representación de la divinidad, la imagen del centro inmóvil, etc.
- La poesía bíblica del Cantar de los Cantares y la poesía tradicional: motivos como la caza de amor.
Juan de la Cruz reformula estos motivos, creando una prodigiosa obra poética. Si bien sus poemas pueden interpretarse como poemas amorosos dentro de su contexto poético, el autor intenta expresar un contenido espiritual trascendente: la unión mística, utilizando el amor humano como único término de comparación. Esta idea, presente en el Cantar de los Cantares, el neoplatonismo y la Edad Media, se integra en la obra de San Juan.
Frente a la teología positiva escolástica, Juan de la Cruz se inclina por la teología negativa, que concibe la fe como tiniebla, como oscuridad que genera luz. De ahí el símbolo central de la “noche oscura”: una fe donde no se puede decir nada de Dios, un itinerario a través de la experiencia hacia lo incognoscible. En la teología negativa, el conocimiento es intuitivo, no racional.
La pérdida de lucidez y conciencia de la amada en su búsqueda del Amado y la ausencia de proceso racional de conocimiento son evidentes en el Cántico espiritual y la Noche oscura del alma. En la Llama de amor viva y otros poemas, la aniquilación de la voluntad y el abandono de la razón reflejan el momento de absoluta irracionalidad del conocimiento intuitivo.
La capacidad poética y la profundidad espiritual de San Juan de la Cruz son significativas en la época de Felipe II, donde la ideología de la Contrarreforma reemplazaba la riqueza intelectual y espiritual de décadas anteriores.
Estilo
La poesía de San Juan de la Cruz sigue la métrica de su tiempo: la lira garcilasiana para sus grandes poemas, y los romances y canciones tradicionales en los poemas menores. Su obra recoge la historia de la poesía lírica occidental, desde la poesía trovadoresca hasta la literatura del amor cortés, pasando por el petrarquismo y culminando en Garcilaso de la Vega, con la fundación del yo lírico absoluto moderno. San Juan de la Cruz parte de esta tradición, reformulando el yo lírico en la figura de una mujer que busca y encuentra a su amado.
Tres influencias principales marcan su poesía:
- La poesía culta italianizante: el uso del endecasílabo, la lira, ciertas imágenes, etc. Esta influencia proviene de Garcilaso y Sebastián de Córdoba.
- La poesía popular y de los cancioneros castellanos: temas, vocabulario, formas, motivos y estribillos.
- La poesía bíblica del Cantar de los Cantares.
San Juan utiliza estas tradiciones para componer una poesía simbolista, casi moderna. Estilísticamente, se caracteriza por el predominio del sustantivo y la escasez de verbos y adjetivos. A diferencia de Garcilaso, San Juan acumula los pocos adjetivos que usa detrás del sustantivo. Su léxico combina vocablos populares, bíblicos y latinizantes.