Aparición y acogida de la obra
Romancero Gitano apareció en julio de 1928 y tuvo siete ediciones distintas en vida de Lorca. Su publicación puso fin a un proceso de escritura llevado a cabo entre 1924 y 1927. La mayoría de los romances habían ido apareciendo en revistas literarias de la época y lograron su redacción definitiva al publicarse el libro. El libro apareció con el título de Primer Romancero Gitano, lo cual no indica que el autor tuviese previsto publicar otros, sino que trata de destacar el hecho de que el tema gitano se poetiza por primera vez. Romancero Gitano convertiría a su autor en un mito: “el cantor de los gitanos” y reflejaría el tema central de toda la obra lorquiana: la aparición de seres al margen del mundo convencional (Antoñito el Camborio, Soledad Montoya, “el emplazado”…), que buscan la felicidad y el amor, pero no llegan a alcanzarlos porque se encuentran abocados a un destino trágico, a la frustración o a la muerte. Todo ello rodeado de una atmósfera de misterio y sensualidad en la que destaca la brillantez de las imágenes poéticas: comparaciones, metáforas, personificaciones…
El libro constituye un perfecto ejemplo de la síntesis de lo tradicional y lo vanguardista, propia de los poetas de la Generación del 27. Síntesis de lo tradicional, porque Lorca utiliza una forma muy arraigada en nuestras letras: el romance; de lo vanguardista, porque se trata de un poeta del siglo XX que ha recibido la influencia de la poesía de vanguardia de comienzos de siglo. Recordemos que el romance tradicional es un poema épico-lírico compuesto de una tirada ilimitada de versos octosílabos, con rima asonante en los versos pares, quedando libres los versos impares. Al decir que se trata de una pieza épico-lírica, queremos señalar que el romance participa de lo narrativo, dado que todo romance nos cuenta una pequeña historia, pero con recursos, tono e intensidad propios de la lírica (repeticiones, paralelismos, metáforas, sinestesias, etc.).
Estructura
Romancero Gitano consta de 18 romances divididos en dos partes desiguales en su extensión.
I) Mitos y tipos nuevos o actualizados de la mitología gitano-andaluza
La primera parte la componen los 15 primeros romances que constituyen un retablo de mitos y tipos nuevos o actualizados de la mitología gitano-andaluza. En esta primera sección encontramos los siguientes rasgos:
- Predominio de lo lírico sobre lo narrativo.
- Mayor presencia de tipos femeninos.
Romances que la componen:
- Romance de la luna, luna
- Preciosa y el aire
- Reyerta
- Romance sonámbulo
- La monja gitana
- La casada infiel
- Romance de la pena negra
Constituyen esta sección tres romances que ofrecen una clara unidad temática, los arcángeles San Rafael, San Miguel y San Gabriel, que representan a las tres Andalucías, Córdoba, Granada y Sevilla, respectivamente:
- San Miguel (Granada)
- San Rafael (Córdoba)
- San Gabriel (Sevilla)
Encontramos como rasgos comunes los siguientes:
- Predominio de lo épico sobre lo lírico.
- Mayor presencia de tipos masculinos.
Romances que la componen:
- Prendimiento de Antoñito el Camborio
- Muerte de Antoñito el Camborio
- Muerto de amor
- El emplazado
- Romance de la Guardia Civil española
II) Tres romances históricos
Los tres últimos romances del libro, los romances históricos, evocan hechos y tipos de tres mundos pasados (paleocristiano, literario, bíblico). Se trata de una especie de “actualidad en el pasado”, cuyos personajes se mitifican, se cubren de gitanismo y toman características gitano-andaluzas.
- Martirio de Santa Olalla
- Burla de don Pedro a caballo
- Tamar y Amnón
Desarrollo de los romances
Veamos, en líneas generales, lo esencial de cada romance.
El romance inicial, «Romance de la luna, luna», abre el libro bajo el poder mítico y misterioso de la luna sobre el mundo de los gitanos. El título del romance y su carácter de romance-prólogo sugieren la múltiple y constante presencia de la luna a lo largo del libro, siempre con un influjo maléfico. Es la luna una de las líneas temáticas que estructuran el libro. El tema de este romance, la muerte de un niño en una noche de luna llena, es tratado de forma poética y presenta el destino trágico de los gitanos que recorrerá todo el romancero.
«Preciosa y el aire» es el prototipo de lo que Lorca llama “romance inventado”. Es, como el romance anterior, un poema en el que una fuerza extrahumana, el viento, amenaza y trata de seducir a una niña gitana. El romance repite una situación comparable con el «Romance de la luna, luna», pero con inversión de los protagonistas: después de la luna y el niño anónimo aparecen ahora la niña Preciosa y el aire. Es interesante señalar que en este segundo romance aparece por primera vez la Guardia Civil, tema que irá invadiendo poco a poco la escena hasta alcanzar su punto culminante en el último romance de la primera parte, titulado precisamente «Romance de la Guardia Civil». La Guardia Civil vuelve a aparecer en el tercer romance, «Reyerta», y en el cuarto, «Romance sonámbulo», pero su presencia es fundamental en la tercera sección de esta primera parte (I c) como el verdadero antagonista del mundo gitano.
Después de dos romances que ilustran el antagonismo mítico entre el universo gitano y las fuerzas mágicas, divinas y naturales, viene un romance, «Reyerta», que cumple la función de recordarnos el antagonismo mutuo de los diferentes grupos de gitanos. Eso explicaría el porqué Lorca coloca aquí este romance y no en la sección de los personajes masculinos (I c).
Con el «Romance sonámbulo» se inicia, por otra parte, una secuencia de cuatro figuras femeninas:
- Romance sonámbulo
- La monja gitana
- La casada infiel
- Romance de la pena negra
La primera y la última gitana de esta serie de cuatro representan el destino misterioso del sufrimiento concreto y personal o de la pena secular y arquetípica de los gitanos. Las otras dos gitanas, monja y casada, se enfrentan, cada una a su manera, al sentimiento de frustración amorosa.
A partir del «Romance sonámbulo» comienza lo que Christian de Paepe llama procedimiento estructurador cromático: el «Romance sonámbulo» es un romance verde y el último romance femenino («Romance de la pena negra») es negro, al igual que el que cierra la primera parte del libro, el «Romance de la Guardia Civil», que es también un romance negro de muerte, luto, tinta y ceniza, y rojo de sangre y llamas. El primer romance histórico, «El martirio de Santa Olalla» es, por el contrario, un romance primero rojo, de sangre por el sacrificio de la santa, luego de fuerte contraste entre negro y blanco y, finalmente, blanco por la visión mística de la mártir.
Con el «Romance de la pena negra», personificación mística de la pena solitaria gitana, Lorca cerró, con colores negros, la primera subsección (I a) y concluye esta primera parte con tintes negros («Romance de la Guardia Civil»). Los tres romances de la segunda subsección (I b), los números 8, 9 y 10, de los tres arcángeles S. Miguel, S. Rafael y S. Gabriel forman un intermedio entre los personajes femeninos y masculinos. A través de los tres patronos de Granada, Córdoba y Sevilla, el poeta traza sobre todo la verdadera geografía de su Romancero Gitano, que sigue una línea descendente, de norte a sur y de este a oeste. Comienza en los Puertos de Cabra («Romance sonámbulo») y termina en Jerez de la Frontera («Romance de la Guardia Civil»).
Si Antoñito el Camborio, el personaje de «Muerto de amor» y el Amargo representan la muerte como sino individual, la muerte como sino colectivo de todo un pueblo es el tema del último romance de la primera parte del libro, el «Romance de la Guardia Civil española», que escenifica el exterminio del universo gitano-andaluz por todas las fuerzas enemigas seculares. La ciudad de los gitanos es Jerez de la Frontera, pero es, al mismo tiempo, la ciudad eterna de la raza; la Guardia Civil es el cuerpo de guardias civiles españoles, pero son, al mismo tiempo, todas las capas siniestras de cualquier tipo de fuerza de orden y represión.
Los tres últimos romances del libro, los romances históricos, evocan hechos y tipos de tres mundos pasados claramente diferenciados. Se trata de una especie de “actualidad en el pasado”, cuyos personajes se mitifican y toman características gitano-andaluzas. El primer romance histórico narra el martirio de Santa Olalla, gitana mártir de la Mérida de principios del siglo IV. «La burla de don Pedro a caballo» se sitúa en la Edad Media y es, en cierto modo, un cuerpo extraño dentro del Romancero Gitano. Formalmente, se acerca más al romancillo o a la canción que al romance y constituye, dentro de la colección de romances serios, un romance burlesco. Con el último romance, «Tamar y Amnón», nos situamos, cronológicamente, en el punto más remoto de la historia gitano-andaluza del Romancero Gitano. Trata sobre los amores incestuosos entre hermanos y se cierra con el rey David, el poeta bíblico, cortando las cuerdas de su arpa.
Métrica
Desde el punto de vista métrico, el romance lorquiano sigue en gran medida las características del romance tradicional: tirada ilimitada de versos octosílabos con rima asonante en los versos pares. No obstante, existen algunas irregularidades en alguno de los siguientes aspectos:
El verso
A pesar de un cómputo métrico basado en números pares, el total de versos del Romancero Gitano es impar. Dos poemas, «La casada infiel» y «El romance del emplazado», presentan un número impar de versos. En ambos casos se debe al hecho de poner en el comienzo del poema un número impar de versos con rima asonantada.
Y que yo me la llevé al río / creyendo que era mozuela / pero tenía marido. («La casada infiel»)
Dejando aparte el romance de «Don Pedro a caballo», la casi totalidad de versos del Romancero Gitano es octosílabo, con excepción del primer verso de «La casada infiel» que tiene 10 sílabas («Y que yo me la llevé al río»). «La burla de don Pedro a caballo» se separa por completo del romance tradicional, al predominar el verso hexasílabo, por lo que se aproxima más bien al romancillo.
La rima
En relación con la rima, el Romancero Gitano es igualmente fiel a la tradición de la asonancia en los versos pares. Catorce romances se limitan a lo que el romancero tradicional tenía por norma: una sola asonancia en toda la composición. Algunos romances se dividen en secciones que tienen una asonancia diferente por cada sección. En dichos casos, se ve cómo el sistema de la rima corresponde funcionalmente a un procedimiento de estructuración del poema.
Escenificación estrófica
En los romances de Lorca suele haber subsecciones que vienen marcadas, o bien con un espacio en blanco, o bien con un sistema de asteriscos de separación. Las secuencias narrativas conllevan movilidad y cambio, bien de espacio, bien de tiempo, o de personaje, de perspectiva, etc., que legitima la introducción de elementos de separación.
Romance épico-dramático-lírico
Existe en todos los romances lorquianos un nivel básico de tipo narrativo: un episodio, un fragmento narrativo, una anécdota. Cada romance es un breve segmento de un conjunto mucho más amplio cuyos rasgos generales y explicativos solo se sugieren, dejando así un lugar al misterio y la sugestión. Se dan, de este modo, las características propias del romance tradicional, como el comienzo in medias res o los finales truncados. Pero, además, son muchos los romances que introducen, como ya hacía el romance tradicional, un diálogo entre sus personajes. Algunos constituyen verdaderas piezas dramáticas, como el diálogo entre la luna y el niño, en el «Romance de la luna, luna»; o el diálogo entre el gitano y su compadre en el «Romance sonámbulo». No obstante, el predominio de lo lírico en el romance de Lorca lo aleja del romance tradicional. En este sentido, hay que señalar la abundancia de personificaciones, sinestesias, metáforas y los elementos de repetición como las anáforas, paralelismos y aliteraciones. El romance de Lorca es así una forma mixta y unificada de acción, de escenas en diálogo y de comentario lírico-expresivo, un romance que es a la vez épica, drama y lírica.
Los personajes
La construcción de los personajes constituye el mejor ejemplo de la compleja elaboración del universo lorquiano. Los tres personajes principales son: el gitano, la mujer (gitana) y la pena (imagen simbólica personificada) que recorre todo el poemario. También hay un personaje colectivo, opresivo y represor, la Guardia Civil, que representa lo civilizado frente a lo primitivo de los anteriores, la ley y la norma frente a la libertad y el individualismo.
El gitano se encuentra con dos realidades: el amor y la muerte. El amor desemboca casi siempre en el mundo natural del sexo y acaba con la muerte. Así sucede en el «Romance de la luna, luna», o en el «Romance sonámbulo». Otras veces el encuentro amoroso desemboca en una herida de carácter moral. Por ejemplo, en el «Romance de la casada infiel», que termina expresando la frustración de la casada que no ama a su marido y lo engaña, y la frustración del mozo que se siente deshonroso e incapaz de querer a una adúltera.
Los antagonistas invaden aquello que el gitano cree sus derechos o su prestigio, lo que lleva casi siempre no solo a la frustración sino también a la sangre. Estos antagonistas son, en primer lugar, gitanos también. La sociedad y el código gitano («Reyerta»), las creencias, las fuerzas naturales. Y después la sociedad, la civilización ajena al gitano cuyo símbolo último es la Guardia Civil.
El «Romance del emplazado» muestra la lucha contra la naturaleza “los densos bueyes del agua / embisten a los muchachos / que se bañan en las lunas / de sus cuernos ondulados” y contra la sociedad al ser un gitano condenado a muerte “porque dentro de dos meses / yacerás amortajado”.
En «Prendimiento de Antoñito el Camborio en el camino de Sevilla» un gitano es asaltado, agredido y arrestado por la Guardia Civil. Se nos muestra la lucha entre la sociedad gitana, minoritaria, y la sociedad dominante. Además, en el romance se percibe cómo el código gitano induce a la violencia; un gitano debía defender su honor y el de los suyos con la sangre si hacía falta.
En cuanto a la caracterización de los personajes, se utiliza principalmente la proyección de estos en el espacio. Tanto con valor real, describiendo objetos en relación con la vida gitana: fragua, yunque, collares, anillos, alelíes, azafranes, girasoles, caballos, navajas, indicándonos el modo de vida, sus costumbres y profesiones, su manera de vestir, de comportarse o defenderse, su carácter apasionado a través del caballo o el toro, su primitivismo y su contacto con la naturaleza (olivares, el mar, corazones de aceite / de azúcar y hierbaluisa, las piquetas de los gallos); como por sugerencia: “compadre quiero cambiar / mi caballo por su casa, / mi montura por su espejo, / mi cuchillo por su manta” (un jinete, nómada, desea intercambiar su modo de vida con un gitano establecido que lleva vida sedentaria). Todo esto se nos indica a través de la proyección espacial de los dos gitanos caracterizados por los objetos que cada uno posee y que representan los distintos aspectos de su vida.
En otros romances la dualidad se produce de otra manera: los ojos, el espejo del alma, representando la imaginación de la gitana nos presentan a dos caballistas, que simbolizan la pasión y la libertad deseada por la monja cautiva. En la celda, “la luz juega el ajedrez / alto de la celosía”. La imagen –casi una greguería– de la sombra proyectada transmite la idea de rejas, lo que permite asociar el claustro con una cárcel.
En suma, los personajes, además de tener la función de remitir al mundo real y andaluz, cumplen una función relevante en el significado de la obra, como lo hacen el negro de Poeta en Nueva York, el niño de Libro de poemas y la mujer en los dramas –Yerma, La casa de Bernarda Alba– de la época de plenitud del autor.
García Lorca sitúa a personajes marginados, repudiados o infravalorados por el resto de la sociedad en un espacio que presenta el conflicto entre los deseos de dichos personajes, (especialmente el anhelo de libertad) y el impedimento que presenta la sociedad del entorno que no se la concede. El resultado de este conflicto es la frustración del personaje que se ve forzado a reprimir este anhelo y a renunciar a sus sueños para poder adaptarse a una sociedad que no quiere concederle el derecho de libertad al no reconocerlo como igual.
El espacio
El escenario principal es la Andalucía mítica y profunda, reflejo del alma del poeta. Tiempo y espacio se entrelazan puesto que es un libro que recorre la historia y busca las raíces y la cultura del espacio andaluz, incluso se remonta al pasado romano, judío e islámico. El mundo para Lorca es Andalucía, microcosmos creado y representado en sus poemas en donde nos muestra un equilibrio perfecto entre lo particular y lo universal, entre lo real y lo imaginario, entre la tradición y la vanguardia.
El hábitat que se nos presenta es un cosmos muy activo, de acuerdo con el primitivismo de sus habitantes, ya que los gitanos estaban en constante movimiento y contacto con la naturaleza. Aparecen, por tanto, el viento “el viento-hombrón la persigue”, el agua “la sostiene sobre el agua”, la luz “relucen como los peces”, el mar “no me recuerdes el mar”, la luna “la luna vino a la fragua”, la vegetación “ ¡qué girasol! ¡qué magnolia!”, animales “como un oso panza arriba”, en relación muy estrecha con los personajes.
Los elementos descriptivos nos hablan del paisaje (“al mirar nubes y montes / en las yertas lejanías”), nos hablan sobre usos y costumbres, como el bordado y la vida del convento en «La monja gitana»; sobre la vida cotidiana de los gitanos con elementos como yunques, fraguas, caballos, canasteros, abalorios, farolillos… que sugieren sus oficios y hábitos y su manera de vivir, pero también la proyección espacial de los personajes.
A lo largo del libro se dan oposiciones espaciales que expresan la dualidad del mundo poético creado. Estas oposiciones ayudan a transmitir el conflicto entre el mundo real y el deseado:
- Lo rural frente a lo urbano: hay un contraste entre elementos campesinos y de la vida rural y aquellos urbanos, de la ciudad que nos muestran el conflicto entre una sociedad primitiva que trata de adaptarse y convivir con una sociedad urbanizada y civilizada. Por tanto, encontraremos elementos humanos, como por ejemplo construcciones en medio del paisaje.
- Lo natural frente a lo artificial: en el romancero se presenta un conflicto entre la raza gitana, que tiene una mayor afinidad con la naturaleza debido a su primitivismo, y la sociedad española que al urbanizarse y civilizarse ha perdido el contacto con lo natural y se ha vuelto por tanto más artificial. Por ello, considerará lo artificial, aquello impuesto por la sociedad a través de unas reglas, por encima de la voluntad natural del individuo. Estas reglas no tienen sino el fin de hacer posible la convivencia de un mayor número de personas, pero para ello se alejan de la individualidad, sustituyéndola por códigos de conducta que se imponen. La sociedad está más interesada en guardar las apariencias y mantener una buena reputación que en perseguir sus sueños y realizar sus deseos. Esta limitación impuesta al gitano, un ser instintivamente más natural es lo que le va a causar frustración al no poder obtener lo deseado y tener que contentarse con la realidad que la sociedad que le rodea le ofrece. Así, en «La monja gitana», “¡qué azafranes y qué lunas, / en el mantel de la misa!”. A la monja le gustaría bordar con colores el mantel de su señor, mostrando la alegría de la vida, pero la sociedad (la iglesia) impone el blanco impoluto que no trasmite sentimiento alguno y es por tanto artificial.
- Lo abierto frente a lo cerrado: el modo de vida gitano, estrechamente vinculado a la naturaleza y al campo contrasta con los espacios civilizados cerrados. Lo abierto simboliza la libertad natural y lo cerrado la imposición social artificial. Por ejemplo, la monja está enclaustrada en un espacio cerrado y sueña con salir al exterior, con su libertad.
Los temas
Es bien sabido que al publicarse el libro, la crítica y los lectores empezaron a hablar de García Lorca como el poeta de los gitanos, y a considerar el libro como una summa del neopopularismo y del folklorismo más o menos de moda. Y Lorca solo pudo –en cuantas ocasiones le vinieron a la mano– decir que no, que el libro no era aquello. El libro era para él antipintoresco, antifolklorico, antiflamenco.
En este sentido señala Luis Antonio de Villena: «si de nada local trata entonces el libro, o si (para decirlo más ajustadamente) el localismo andaluz es solo telón de fondo de una más bien irreal atmósfera, ¿cuál resulta el tema de ese libro, de dónde ha de venir parte de su fuerza? ¿Y quiénes son esos gitanos que superan el gitanismo?». En su artículo titulado «La sensibilidad homoerótica en el Romancero Gitano«, defiende que la obra tiene como tema fundamental la exaltación de la sexualidad desde lo masculino y desde una sensibilidad homoerótica.
A partir de esta afirmación, podemos enumerar esquemáticamente, además del tema fundamental, los otros temas que van asociados a él:
- El amor, el erotismo y el sexo.
- En el libro aparecen diferentes conceptos de amor: amor frustrado, amor ansiado, amor