Neoclasicismo
Poesía neoclasica: Tiende a versos pulcros y de carácter didáctico, alejados de cualquier exceso. La fábula es el camino más propicio para este ideal pedagógico. Los temas de las fábulas proceden de la realidad o de fabulistas clásicos. Félix María de Samaniego, autor de fábulas morales con temas de moral tradicional (didáctico), y Tomás de Iriarte, con fábulas literarias que aluden a normas de preceptiva literaria con gran variedad métrica (ej: La Mona). Meléndez Valdés: poemas bucólicos con naturaleza idealizada, temas amorosos y sensuales, y poesías de tema moral y filosófico cargadas de solemnidad.
Teatro: Leandro Fernández de Moratín fue el autor más representativo. Se atiene a la regla de las tres unidades. Sus obras tienen un fondo didáctico y moral. En verso destaca La Mojigata, por ejemplo, que lleva el tema de la libertad de las hijas a la hora de elegir marido. Excepto La comedia nueva o El café, todas sus obras insisten en estas ideas.
Pensamiento y ensayo: José Cadalso: Noches lúgubres, formadas por monólogos y diálogos en prosa que el protagonista manifiesta durante tres noches. El autor expone unas meditaciones pesimistas. Cartas marruecas: visión crítica de la España de su tiempo y habla sobre los males que han propiciado la decadencia del país. Benito Jerónimo Feijoo nació en Orense y su pensamiento queda recogido en Teatro crítico universal y en Cartas eruditas y curiosas, con gran variedad de asuntos. Es un ilustrado y racionalista con un sentido crítico y lenguaje sencillo. Gaspar Melchor de Jovellanos: hombre que participa de forma activa en la política, con poemas de carácter filosófico, moral y patriótico, centrados en problemas de España. Tiene una prosa elegante y fluida.
Romanticismo
Poesía lírica: Mayor subjetivismo con sus sentimientos y emociones, con la naturaleza y el paisaje como reflejo del alma. Abunda el tema amoroso y se usan metros y estrofas distintas en un mismo poema. Se persiguen grandes efectos rítmicos: Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro.
Poesía narrativa: El contenido trata sobre hechos históricos o legendarios de la Edad Media o siglo XVI. La versificación con la forma estrófica tradicional y el estilo brillante y colorista, con abundantes imágenes y recursos poéticos. Espronceda, Duque de Rivas y Zorrilla.
Teatro romántico: Olvida el didactismo y se caracteriza por: rechazo de las reglas neoclásicas, mezcla de elementos cómicos y trágicos, predilección por el tema histórico-legendario y caballeresco, inspiración en personajes de nuestro teatro clásico, héroe lleno de misterio y rebeldía, obra escrita en prosa y verso con variedad métrica, ambientes sepulcrales y nocturnos. La obra se divide en cinco actos. Destacan Duque de Rivas, Zorrilla, Antonio García Gutiérrez, Martínez de la Rosa. También destaca Bretón de los Herreros con Muérete y verás.
Prosa romántica: La literatura costumbrista es lo más destacable, en la que destacan, junto a Larra, Mesonero Romanos y Estébanez Calderón. Ambos reflejan la visión amable de la sociedad con un leve tono crítico o cierto fondo moral. Mesonero Romanos destaca con Escenas Matritenses, con lenguaje sencillo y ameno, y Calderón destaca con Escenas Andaluzas, con visión colorista, simpática y llena de gracia.
Escritores románticos
José de Espronceda: Destaca con sus poesías breves como El mendigo y El verdugo, y poemas mayores como El estudiante de Salamanca, con carácter narrativo en cuatro partes y gran variedad métrica, con rasgos plenamente románticos por el lenguaje, el tema, las escenas, el ambiente creado. El diablo mundo, con versos polimétricos y poemas de carácter filosófico y simbólico sobre la existencia del hombre. Obra formada por seis cantos con pesimismo. Destaca el autor por el dominio del ritmo, su gran musicalidad y su capacidad imaginativa.
Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino, dividido en cinco jornadas y mezcla de prosa y verso. Rompe las tres unidades con lenguaje más sencillo, con protagonistas sujetos a pasiones y al fatalismo de un destino y amor desgraciado.
José Zorrilla: Escritor con gran sentido de la musicalidad. Destacan en poesía las Orientales y las Leyendas. En cuanto a su teatro destacan El zapatero y el rey y Don Juan Tenorio. A veces acude a la improvisación, pero sabe plantear bien las situaciones y crea personajes que encarnan el misterio o la rebeldía.
Mariano José de Larra: Destaca con artículos de costumbres, con modos de vida de la sociedad, con tono crítico y preocupado, con temas sobre la mala educación, la mala diligencia de los funcionarios públicos. Su palabra es cuidada y directa, con uso de la ironía. Artículos políticos con ideología progresista y liberal sobre su desengaño por la sociedad española. Crítica literaria con sesenta artículos referidos al teatro.
Gustavo Adolfo Bécquer: Escribe Rimas, más bien breves, que se alejan del efectismo y sonoridad de la poesía anterior, con versos más sencillos. Aparecen en El libro de los gorriones, con 69 rimas que se forman cuatro grupos con el desarrollo de una especie de historia amorosa. En sus obras en prosa destacan Desde mi celda, con su estancia en el monasterio de Veruela, y las Leyendas, con breves relatos con temas como amor, muerte, terror, realidad y sobrenatural. Obras: El Miserere, El beso, Rayo de luna.
Rosalía de Castro: Destacó con Cantares gallegos, con versos con visión amable; Follas novas, de carácter más subjetivo e intimista; y En las orillas del Sar, con versos doloridos y llenos de amargura. Ensaya nuevos ritmos y combinaciones métricas que se alejan de las estrofas y las formas tradicionales.
Realismo
Poesía realista: Se escriben con tendencias realistas y de mentalidad burguesa, faltos de espíritu creador: Ramón de Campoamor con obras como Doloras y Pequeños poemas, alejadas de la vena lírica, y Gaspar Núñez de Arce con poesía grandilocuente y retórica, con preocupaciones cívicas y morales con tono sentimental (Gritos de combate).
Teatro realista: Fin a la exaltación del drama romántico y nuevas tendencias realistas, con obras correctamente construidas, asuntos contemporáneos, propósito moralizador, lenguaje sobrio y cuidado. Destacan Ventura de la Vega, López de Ayala, Tamayo y Baus, o Echegaray.
Novela realista: Se produce en el último tercio del siglo XIX y representa la realidad inmediata. Objetividad, importancia a la descripción, gran variedad de ambientes, carácter regional e idealiza la realidad y los conflictos entre individuo y sociedad. Presenta un estilo sobrio con distintos registros lingüísticos.
Naturalismo: Deriva del realismo y arraigó en Francia. Incorpora una visión materialista del ser humano, concepción determinista del ser humano, coloca personajes en situaciones que permiten explicar su conducta, acude a teorías sociológicas, filosóficas y científicas, utiliza técnicas realistas de observación y documentación. Se pueden apreciar autores como Pardo Bazán, Galdós, Clarín y Blasco Ibáñez.
Escritores realistas
Benito Pérez Galdós: Episodios Nacionales como Gerona, Trafalgar, formado con series de diez episodios que plasma un panorama histórico novelesco de la España del siglo XIX. En las obras de la primera época destaca Miau, Doña Perfecta, con tema del conflicto religioso, y Marianela, que resalta la bondad y la belleza espiritual. Destacan sus novelas españolas contemporáneas con la publicación de La desheredada, Fortunata y Jacinta, Miau o Misericordia.
Leopoldo Alas «Clarín»: Escribió cuentos y relatos cortos (Doña Berta) y novelas como La Regenta. Abundan el humor y la ternura, y sus páginas tienen diversos personajes. La Regenta: obra larga, densa y compleja, con 15 capítulos en tres días con ritmo lento y otros quince con tres años. Destacan Ana Ozores, frustrada en su maternidad, necesitada de afecto y aburrida, y Fermín de Pas, sacerdote hecho a sí mismo y brillante orador. Clarín tiene un argumento sencillo. La Regenta tiene indudables tintes naturalistas, sobresalidos por su magnífica prosa, humor e ironía, con gran riqueza de diálogos.
Pedro Antonio de Alarcón: Narrador que carece de carácter descriptivo y tiene novelas como El escándalo o El sombrero de tres picos, con estilo sencillo.
Juan Valera: Entiende la narración como una forma de idealizar y embellecer la realidad. Sus obras tienen finalidad artística y dotadas de fondo moral. Considera en sus obras conflictos individuales de tipo amoroso y religioso, con detallado análisis psicológico. Destaca Pepita Jiménez, con el ser entre amor divino y humano, y Juanita la Larga, con la relación entre una joven y un hombre maduro.
José María de Pereda: Con ideas tradicionales y con fuerza y grandiosidad. Con sus mejores novelas imprime descripción de la naturaleza y paisaje. Sotileza, con la vida del mar, y Peñas arriba, con el mundo rural, cuyas costumbres de las gentes de la aldea acaban conquistando al joven Marcelo.
Emilia Pardo Bazán: Con formación cristiana, critica diversos aspectos mediante un conjunto de artículos reunidos bajo La cuestión palpitante, con gran estilo cuidado. Destacan La Tribuna, Los pazos de Ulloa, con fuerza en la naturaleza, y La madre naturaleza, con el amor entre dos jóvenes.
Vicente Blasco Ibáñez: Fundó el periódico El Pueblo en Valencia y luego se marcha a Argentina y muere en 1928 tras exiliarse en Francia. Su novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, con gran carácter naturalista, en el que el pesimismo destaca en sus personajes. También destaca Arroz y tartana, La barraca y Cañas y barro.
Préstamos lingüísticos y terminología
Voces prerromanas: berro, perro.
Germanismos: falda, yelmo.
Arabismos: aldea, alcalde.
Galicismos: jamón, jardín.
Italianismos: saquear, cartucho.
Voces de América: cacique, alpaca.
Lusismos y galleguismos: chubasco, mejillón.
Vasquismos: boina, zamarra.
Catalanismos y valencianismos: paella, porche.
Inglés: pin, clay.
Ruso: vodka, zar.
Japonés: judo, karate.
Árabe: chií, suní.
Terminología: Conjunto de tecnicismos usados por un grupo de personas. Precisión y monosemia, neutralidad o impersonalidad y abundancia de símbolos. Forma: derivación y composición, de sentido como código genético, sintáctico como científico, de préstamo como banco de sangre.