Reseña y Significado del Cuento ‘Un día de estos’ de Gabriel García Márquez

Resumen del cuento «Un día de estos» de Gabriel García Márquez

Argumento

Don Aurelio Escovar, un dentista sin título, está ocupado un lunes limpiando dentaduras postizas cuando el alcalde llega a verlo. El hijo del dentista entra y le dice a su padre que el alcalde está esperando fuera. Don Aurelio Escovar le dice al hijo: «Dile que no estoy aquí», lo cual indica que está resignado a ayudar al alcalde. Sin embargo, el alcalde ya oyó al dentista y amenazó con matarlo si no le ayudaba. El alcalde estaba sufriendo un gran dolor en una muela desde hacía cinco días. El dentista le explicó que tendría que ser sin anestesia y el alcalde acepta. Antes de sacar la muela, el dentista le dice: «Aquí nos paga veinte muertos, teniente». Le saca la muela y los ojos del alcalde se llenaron de lágrimas. Entonces, el dentista le dio un trapo para secar las lágrimas. El alcalde se despide con un saludo militar, pide la cuenta, y el dentista le pregunta si debe mandársela al pueblo o a él, a lo que el alcalde le responde, sin mirarle, que es la misma cosa.

Estructura

Hay muy poco diálogo entre el dentista y el alcalde; esto muestra la tensión y el odio. Los personajes están en conflicto con los valores de la sociedad. El dentista cree que el alcalde es responsable de la muerte y la corrupción de la sociedad. La única acción que ocurre entre los dos personajes es el trabajo doloroso del dentista con los dientes del alcalde. Una cosa que hay que tener en cuenta es que el dentista no usa anestesia para provocar más dolor al alcalde, lo cual resalta el odio y las ganas de hacer sufrir. En vez de tener una conversación, las amenazas de la matanza y la operación representan la corrupción del pueblo.

Ambiente

  • Muy seco: no hay mucha conversación, lo cual señala que ambos personajes están en conflicto entre ellos.
  • Tenso: el dentista no tiene muchas ganas de trabajar.

Temas principales

  • Violencia
  • Corrupción en la política
  • Clases sociales diferentes
  • Fuerza del ser humano

«La muerte tiene permiso» de Edmundo Valadés

La historia transcurre en lo que parece ser un juzgado (nunca se aclara del todo) donde ingenieros y ejidatarios discuten sobre los diferentes problemas agrarios. Una vez que los primeros han expuesto las diversas maneras en las que quieren ayudar a los ejidatarios, es el turno de hablar de los últimos. Después de varios intentos fallidos por una expresión clara, se designa a Sacramento como el portavoz de los ejidatarios.

Expone su problema: el presidente municipal. Este les robó las tierras, cobró falsos y muy elevados intereses, y mató al hijo de Sacramento cuando fue a reclamarle las tierras, entre muchas otras cosas. Por esto hacen la petición ante el presidente de la asamblea para que les den permiso para matar al presidente municipal. Tras ciertas objeciones, el permiso les es concedido. No obstante, el presidente de asamblea e ingenieros se topan con la sorpresiva respuesta de Sacramento: “Pues muchas gracias por el permiso, porque como nadie nos hacía caso, desde ayer el presidente municipal de San Juan de las Manzanas está difunto”.

«El matadero» de Esteban Echeverría

El cuento empieza durante una inundación que causa una crisis económica en Buenos Aires. La crisis se manifiesta en una falta de vacas para el consumo y Echeverría la usa para enfatizar las estructuras de control del régimen corrupto de Rosas y mostrar cómo impactaban a la gente de Buenos Aires. La dictadura explotaba la iglesia para controlar a la gente e inflamar el clima polarizado de la política del país. Todos los pastores denuncian a “los unitarios impíos” como la causa de la inundación y suplican a “El Dios de la Federación” que salve a la población. De esta manera, Echeverría hace obvio el sesgo de la iglesia a favor de los federales y contra sus rivales políticos: los unitarios. El poder de la iglesia sobre la gente asegura que los unitarios quedaran como enemigos detestados del Estado mientras que los federales aparecen como líderes escogidos por la voluntad divina. En este clima es fácil para la dictadura federal presentarse como héroe de la gente que protestaría a la población de la maldad de los unitarios. La intención de Echeverría es mostrar al lector que es así como la dictadura de Rosas controló a la población y al discurso político de Buenos Aires.

  • Este control se manifiesta cuando al fin el gobierno “provee gentilmente” cincuenta novillos gordos para ayudar a aliviar la falta de res en la ciudad. Los novillos no son suficientes para alimentar a toda la población de la ciudad y son los federales y sus intereses privados los que disfrutan la mayoría de la carne mientras los pobres de la ciudad quedan para luchar entre sí por los trozos de carne que los carniceros del matadero habían olvidado. La iglesia, de nuevo como herramienta de los federales, ayudó a prevenir una rebelión por mandar a la población abstenerse de la carne mientras Rosas y sus secuaces se engordaron.
  • Echeverría manifiesta su indignación hacia esta injusticia y control excesivo que aplasta el poder y la voluntad del individuo cuando dice:

Pero no es extraño, supuesto que el diablo con la carne suele meterse en el cuerpo y que la iglesia tiene el poder de conjurarlo: el caso es reducir al hombre a una máquina cuyo móvil principal no sea su voluntad divina sino la de la iglesia y el gobierno. Quizá llegue el día en que sea prohibido respirar aire libre, pasearse, y hasta conversarse con un amigo, sin permiso de autoridad competente.

(El matadero, p. 96)

  • Echeverría escogió cuidadosamente el matadero como locus del cuento para enfatizar la barbarie del régimen de Rosas. Echeverría crea un mundo en que la cosa más deseada por los federales es carne y así ellos se parecen más a caníbales que a seres humanos. El autor nos presenta la multitud del matadero, que está compuesta principalmente de los pobres de “los suburbios” en las afueras de la ciudad que representaban los bastiones de los federales y el poder de Juan Manuel de Rosas. La multitud aparece como un grupo cruel y tonto que vive por el cuchillo y disfruta en la tortura de los que no están de acuerdo con ellos y las creencias políticas del Estado federal.
  • El lugar del matadero también tiene significado, dado que estaba en las afueras de la ciudad en la frontera que dividía la barbarie de la ciudad y el ambiente más civilizado del campo donde la mayoría de los unitarios se habían escondido por no ser matados. Aquí Echeverría crea un ambiente en que puede enfatizar la lucha entre civilización y barbarie, el individuo y la multitud y finalmente los unitarios y federales. (La Cautiva. El Matadero. 92-94)
  • La escena del matadero también expone el racismo que Echeverría y muchos de sus compañeros tenían hacia los negros, mestizos y mulatos del país (lo mismo corre para los indios, pero no aparecen indios en El Matadero. Para eso, ver el poema “La cautiva”, del mismo autor). El régimen de Rosas encontraba mucho apoyo entre los pobres de Buenos Aires, la mayoría de los cuales eran negros. En los regímenes de los unitarios (usualmente ricos, cultos y blancos) muchos de los negros habían sido criados y empleados en las casas y empresas de los blancos. Cuando el régimen de Rosas consiguió poder, muchos de estos negros habían servido como informantes a los federales. Así que existía una gran desconfianza entre los blancos (unitarios) y los negros (federales) del país durante la dictadura de Rosas. Por eso, Echeverría retrató a los negros del matadero como individuos deshonestos que decían mentiras y robaban entre sí. Un ejemplo de este racismo aparece cuando Echeverría escribe de un grupo de negros entre la locura del matadero:

-Ahí se mete el sebo en las tetas, la tía, gritaba uno.

-Aquel lo escondió en el alzaron, replicaba la negra.

-¡Che!, negra bruja, salí de aquí antes que te pegue un tajo, exclamaba el carnicero.

– ¿Qué le hago, ño Juan? ¡No sea malo! Yo no quiero sino la panza y las tripas.

-Son para esa bruja: a la m…

-¡A la bruja! ¡A la bruja! repitieron los muchachos, ¡se lleva la riñonada y el tongorí! Y cayeron sobre sus cabezas sendos cuajos de sangre y tremendas pelotas de barro. (El matadero, p. 101-102)

  • En las últimas escenas del cuento, Echeverría usa los papeles de los rezagados del matadero para mostrar a los federales aún más como individuos brutales. A fines de la matanza de los novillos queda un solo toro joven que los federales deciden torturar y matar. El toro representa la juventud del país en que Echeverría creía que el progreso político del país existía. A primera vista, los federales fracasan y piensan que el toro sea hembra. Así Echeverría nos presenta con la estupidez de los federales y su tendencia de subestimar el poder y forma verdadera de su oposición. El toro escapa del matadero y corre por las calles de Buenos Aires con los soldados federales persiguiéndolo. Así Echeverría muestra al lector el espíritu desafiante y vigoroso de los unitarios y todos los que estaban en contra de la brutalidad de Rosas. Eventualmente los soldados lo atrapan de nuevo, lo torturan, y lo matan.

Esta escena está repetida casi exactamente igual cuando al fin del cuento los federales y rezagados del matadero se fijan en un unitario joven que está paseando por las afueras de la ciudad. En la misma manera que trataron al toro, los soldados atrapan, torturan, y matan al joven unitario. Echeverría usa este simbolismo para hacer obvio al lector que el matadero representa Argentina mientras la matanza dentro del matadero representa los frecuentes asesinatos de los miembros de la oposición durante el régimen brutal de Rosas.

El joven unitario queda desafiante hasta el final y nunca muestra miedo entre las crueldades de los federales. Así es que Echeverría manifiesta su espíritu rebelde contra el régimen de Rosas. Las palabras del joven representan los sentimientos del autor cuando el juez federal de la escena le pregunta por qué no se lleva la insignia del Estado como manda Rosas:

-¿Por qué no traes divisa?

-Porque no quiero

-No sabes que lo manda el Restaurador.

-La librera es para vosotros, esclavos, no para los hombres libres.

-A los libres se les hace llevar a la fuerza.

-Sí, la fuerza y la violencia bestial. Esas son vuestras armas: infames. El lobo, el tigre, la pantera también son fuertes como vosotros. Deberíais andar como ellos en cuatro patas.

-¿No temes que el tigre te despedace?

-Lo prefiero a que, maniatado, me arranquen como el cuervo, una a una las entrañas.

(El matadero, p.112)

  • El Matadero es una de las obras más conocidas de Esteban Echeverría. Fue un cuento cuyo muy polémico debajo del régimen de Rosas, por lo cual Echeverría lo escribió en exilio y no fue publicado hasta muchos años después de su muerte. El tono crudo, violento y gráfico del cuento resume muy efectivamente el ambiente de barbarie y miedo que existía durante la dictadura de Rosas. Es una crítica fuerte de aquel régimen y una llamada a la gente de Argentina a quedar en oposición de tal violencia.

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