Renovación Narrativa y Existencialismo: Un Viaje por la Literatura del Siglo XX

Los Autores de la Renovación Narrativa

Marcel Proust (1871-1922)

Autor francés, su obra más importante es En busca del tiempo perdido, compuesta a lo largo de casi toda su vida y publicada en siete entregas. Toda la obra responde a un mismo plan argumental: el relato de la infancia, adolescencia, juventud y primera madurez de un hombre que desea escribir una novela.

Sobre el argumento, Proust superpone episodios más o menos vinculados con la vida del protagonista mediante los cuales aborda un tema recurrente: la decepción, que queda reflejada en tres planos: el mundo de la burguesía adinerada y la aristocracia, las relaciones amorosas y la creación artística.

James Joyce (1882-1941)

Irlandés, abandonó su país en 1904 para vivir en distintas ciudades europeas. Su novela Ulises (1922) es la obra paradigmática de la renovación de las técnicas narrativas en el siglo XX, especialmente por el uso del monólogo interior, del que se sirve para explorar los movimientos psicológicos del subconsciente. Como argumento, se limita a contar un día cualquiera de la vida de Leopold Bloom, Stephen Dedalus y Molly Bloom en Dublín.

Entre las técnicas narrativas más relevantes de la novela se encuentran la concentración temporal de la acción (aproximadamente dieciocho horas), la concentración del espacio (el relato se circunscribe a la ciudad de Dublín) y el tratamiento del lenguaje, lleno de juegos verbales y mezcla de registros: lenguaje culto y popular, discurso religioso y político, y textos periodísticos y publicitarios.

Thomas Mann

En La montaña mágica (1912-1924), su obra maestra, Mann relata los días pasados por Castorp, el protagonista, en un sanatorio al que llega como visitante y donde debe permanecer al serle diagnosticada una enfermedad. Allí asiste a las discusiones de personajes que representan diferentes posturas intelectuales ante la civilización occidental, la enfermedad o la muerte.

Franz Kafka (1883-1924)

El checo Franz Kafka publicó en vida solamente relatos breves, entre los que destaca La metamorfosis (1915). Tras su muerte, y pese a que el escritor había expresado su deseo de hacerlas desaparecer, se publicaron sus tres grandes novelas: El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927).

Virginia Woolf (1882-1941)

La escritora inglesa Virginia Woolf, preocupada por el paso del tiempo, dedica al tema sus tres novelas más importantes: La señora Dalloway (1925), Al faro (1927) y Las olas (1931). La obra narrativa de Woolf se caracteriza por el contrapunto entre acciones sin nexos aparentes, la transcripción de las conciencias de los personajes mediante el uso del monólogo interior y la desaparición del narrador, convertido en presentador de la acción, diálogos y monólogos.

El Existencialismo

El pensamiento de la filosofía existencial está determinado por la situación de crisis que en Occidente hubo a principios del siglo XX. Tras la I Guerra Mundial, el clima de decadencia y barbarie inunda la creación artística y la reflexión filosófica.

La filosofía existencialista pone su foco de atención en la vida del hombre. La existencia humana se convierte en el centro de atención, la filosofía se vierte en la literatura. En la narrativa existencialista el hombre vaga al encuentro de sí mismo y del sentido de su vida. Y lo hace moviéndose, a menudo, en contextos sórdidos y en situaciones límite, porque ambos le permiten al escritor indagar en el individuo y el fin de su vida.

Jean-Paul Sartre (1905-1980)

Sartre es la encarnación del intelectual progresista. En sus novelas, especialmente en La náusea (1938), aparecen sus constantes temáticas: la libertad del individuo, la voluntad, la creación en relación con la existencia humana. En dicha novela conocemos, a través de su diario íntimo, la vida en una ciudad provinciana de Antoine Roquetin. Su vida, reiterativa y sin objetivos, lo sume en la apatía y en la desesperación.

Simone de Beauvoir (1908-1986)

También filósofa y compañera de Sartre, su fama viene de la mano del ensayo feminista El segundo sexo (1949). En su novela Los mandarines (1954) retrata el mundo de la intelectualidad en la posguerra.

Albert Camus (1913-1960)

En sus novelas se muestra siempre al héroe existencialista, que lucha por descubrir su autenticidad desde una libertad que rechaza cualquier convención sobre lo que es o debe ser el hombre.

En El extranjero (1942) se narra la vida anodina de Mersault, que se siente un completo extraño en el mundo que le rodea, y que, tras cometer un asesinato de modo casi gratuito, sigue en ese estado de indiferencia. En La peste (1947), una epidemia en una ciudad del norte de África se convierte en el símbolo de la condición humana, ligada a un mal fuera de toda comprensión.

La Novela Hispanoamericana

Durante el siglo XX la narrativa hispanoamericana evolucionó hacia fórmulas innovadoras que supieron combinar los hallazgos de la vanguardia con el sustrato cultural americano y acabaron desembocando en el llamado “boom” narrativo de los años 60, con figuras tan sobresalientes como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes o Julio Cortázar.

  • Polifonía narrativa. Se emplean múltiples voces que enriquecen el discurso.
  • Temas universales. Se abandona la mirada estrictamente regionalista y se abordan cuestiones como la soledad, el amor, la muerte o el paso del tiempo.

Jorge Luis Borges (1899-1986)

Autor de poesía, relato y ensayo, la figura de Borges es una de las más influyentes y valoradas de la literatura en español del siglo XX. Su prosa de ficción se caracteriza por:

  • Temas complejos. Se plantean interrogantes como la literatura como única forma posible de ordenación de la realidad, la duda sobre nuestra identidad o el concepto circular del tiempo.

Juan Rulfo (1917-1986)

La obra del mexicano Juan Rulfo se reduce prácticamente a dos títulos:

  • El llano en llamas (1953), colección de quince cuentos en los que se abordan temas como la tristeza, la desesperanza y la violencia.
  • Pedro Páramo (1955), novela en la que se cuenta el regreso de Juan Preciado a Comala, un pueblo deshabitado que está lleno de los fantasmas del pasado. Su objetivo es buscar a su padre, Pedro Páramo, un cacique violento y sin escrúpulos.

Del “boom” a la actualidad

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Durante los años 60 surgió un grupo de jóvenes narradores cuyas novelas fueron acogidas
con entusiasmo por lectores de todo el mundo. Este llamado “boom” de la literatura
hispanoamericana no solo fue protagonizado por los escritores emergentes, sino que la
obra de estos suscitó también el interés del gran público por los novelistas de la generación
anterior.

Características:
– Pervivencia del realismo mágico. Presentan un universo literario en el que se funden las
fronteras entre la vida y la muerte y se plantea un concepto circular del tiempo inspirado en
las mitologías precolombinas y en referentes próximos como los relatos de Borges. Se
rompen los límites entre lo real y lo fantástico.
– Afán crítico. Ofrecen una mirada comprometida ante la realidad y la historia de su
tiempo. Se denuncia la violencia, las dictaduras, el caciquismo o la opresión de los
colectivos más desfavorecidos. – Voluntad de estilo. Los autores desarrollan un lenguaje
singular y plenamente literario, en el que predomina la riqueza léxica, la connotación
sugerente y un cierto lirismo.


– Experimentación. Se rompe con el tiempo lineal, se adopta la polifonía narrativa y el
perspectivismo, y se toma como referentes a los novelistas innovadores de principios de
siglo (James Joyce, Thomas Mann, Virginia Woolf…) y a los narradores de la llamada
Generación Perdida (William Faulkner, John Dos Passos, Francis Scott Fitzgerald, Ernest
Hemingway…).
– Auge del relato. El cuento y el microcuento se convierte en dos de los géneros más
cultivados por estos autores.
Ernesto Sábato (1911-2011)
La narrativa del novelista argentino Ernesto Sábato se caracteriza por sus hondas
inquietudes filosóficas y existenciales.
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Obras:
– El túnel (1948), novela corta que desarrolla el conflicto entre el protagonista, un
atormentado pintor que acaba cometiendo un asesinato, y su entorno, un espacio urbano
que favorece la despersonalización y la paranoia.
– Sobre héroes y tumbas (1961), novela compleja donde se reflexiona sobre la soledad y el
sentido de la vida. Incluye el “Informe sobre ciegos”, una perturbadora digresión sobre la
maldad humana y nuestro destino trágico.
Julio Cortázar (1914-1984)
En sus relatos nos ofrece una visión sorprendente e irónica de la realidad. Entre sus
colecciones de cuentos destacan Bestiario ( 1951), Final del juego ( 1956), Las armas
secretas ( 1959) o Historias de cronopios y famas ( 1962).


García Márquez es uno de los máximos representantes de la novela hispanoamericana,
gracias a su capacidad para aunar realidad y fantasía. Títulos destacados del autor son El
coronel no tiene quien le escriba ( 1961), La mala hora ( 1962), Relato de un náufrago
(1970), Crónica de una muerte anunciada (1981), El amor en los tiempos del cólera (1985),
Del amor y otros demonios (1994) o Noticia de un secuestro (1996).
Cien años de soledad (1967) nos relata la historia de sucesivas generaciones de los
Buendía, marcadas por la repetición tanto de nombres como de personalidades y errores.


Carlos Fuentes (1928-2012)
Las novelas del mexicano Carlos Fuentes aúnan la experimentación estructural y la
reflexión sobre el
pasado y el presente de su país desde una mirada crítica. En su trayectoria destacan dos
grandes títulos:
– La región más transparente (1958), crónica de México D.F. y de la transformación de la
Revolución a través de personajes de todas las clases sociales.
– La muerte de Artemio Cruz (1962), en la que narra, a tres voces, la biografía de un
revolucionario que evoca su pasado en el tramo final de su vida.


Mario Vargas Llosa (1936)
La narrativa de Vargas Llosa ofrece una mirada crítica de la realidad social y política, sin
renunciar a la experimentación en los modos y formas del relato. En su trayectoria literaria
predominan las novelas críticas que atienden a cuestiones políticas e históricas, como La
casa verde ( 1966), Conversación en la Catedral (1969), La guerra del fin del mundo (1981),
La fiesta del Chivo ( 2000), El sueño del celta (2010) o El héroe discreto ( 2013).
Su mejor obra, La ciudad y los perros ( 1963), narra una anécdota sencilla: el asesinato de
un estudiante de un colegio militar tras denunciar un robo. Inspirada en las vivencias
juveniles del autor, constituye una reflexión sobre la violencia y la alienación que impone el
sistema.

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