Relatos Fraternales: Un Vínculo Inquebrantable Frente a la Adversidad

XV

En este capítulo, el narrador festeja su cumpleaños con una fiesta a la cual llega Ezequiel y le da de regalo un compact disc de Dire Straits, ´Brothers in Armsµ, a lo que el narrador le preguntó: ¿Hermanos en armas?

Y Ezequiel, sonriendo, le dijo: No, hermanos abrazados.

XVI

En este capítulo, el narrador nos deja ver que Ezequiel lo invitó a un partido de Racing. El narrador pasó todo el día pensando si asistiría o no. El padre de ambos se enteró y le preguntó al narrador si iba a asistir, a lo que el narrador respondió que sí, pero el padre trató de hacerlo cambiar de opinión diciéndole que era un lugar peligroso, aunque no se esperaba la respuesta que le dio el narrador: Me va a llevar Ezequiel, él me va a cuidar, no va a dejar que nada malo me pase. Al escuchar esa respuesta, el padre no hizo nada más que quedarse callado.

XVII

En este capítulo, Ezequiel y el narrador acuden al partido de Racing, lo cual llevó a que Ezequiel abrazara a su hermano (este era el primer abrazo que se habían dado). La tarde marchó perfecta. Ezequiel llevó al narrador a su casa, donde su padre recibió al narrador con un castigo, pues ya no lo dejaría ver a su hermano, a lo que el narrador no pudo hacer nada más que llorar.

XVIII

Este capítulo nos relata cómo el narrador, al no poder ver por meses a su hermano, siente enojo y molestia con su papá, pues este no lo dejaba ver a Ezequiel.

XIX

En este capítulo, el narrador le pregunta a su madre por qué nunca hablaban de su hermano, a lo que la madre le responde: Hay temas de los cuales es mejor no hablar.

XX

En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo llegó Ezequiel a comer con ellos, pues estaban en la casa de la abuela, donde por la tarde llegó Mariano, el cual ya sabía que Ezequiel tenía SIDA. Mariano le preguntó al narrador si seguiría viendo a su hermano, a lo que el narrador le contestó que sí. Para eso, Mariano le dijo que lo podía contagiar. Mariano, molesto, se fue de la casa de la abuela y nunca más regresó a visitar al narrador.

XXI

El narrador, Ezequiel y sus padres pasaron Navidad y Año Nuevo en la casa de su abuela. En este capítulo, el narrador se dio cuenta de lo feliz que era junto a Ezequiel y que debía pasar más tiempo con él.

XXII

En este capítulo, el narrador nos relata cómo se distanció de Mariano al punto que el narrador se cambió de escuela, la cual quedaba a 5 minutos de la casa de Ezequiel.

XXIII

El narrador nos cuenta cómo se deprimió y cambió su personalidad al morir Ezequiel.

XXIV

Este capítulo habla sobre la primera de muchas crisis, la cual le costó el trabajo, pues se enteraron de su enfermedad y lo despidieron.

Al pasar eso, la abuela le pidió al padre de ambos que se llevara a Ezequiel al trabajo, a lo que el padre contestó que no era necesario, pues podría vivir con ellos sin rencores.

XXV

En este capítulo, Ezequiel con Sacha (su perro) visita al narrador a su escuela y le explica el motivo por el que le gusta tanto su perro: ese motivo eran los ojos, ya que era el único que antes y después de su enfermedad lo miraba de la misma manera.

XXVI

En este capítulo, Ezequiel, ya muy enfermo, le pide a su hermano que cuidara a Sacha, a lo que el narrador no pudo, pues Sacha había deshecho las plantas de su mamá. Al no poderlo cuidar, la familia se puso de acuerdo para que Ezequiel no se enterara. El narrador estaba enojado, pues no le permitían cumplir con la voluntad de su hermano, además de que le hacían mentirle.

XXVII

En este capítulo, el narrador regresa al departamento de Ezequiel, el cual le presta uno de sus muchos libros. El narrador se entera de que Ezequiel tocaba el chelo y le gustaba la fotografía. Ezequiel le dice que él no podría morirse sin antes poder tocar Suite No. 1 en sol mayor de Bach.

XXVIII

El narrador le pregunta a su papá por la Suite No.1 de chelo de Bach. El papá, emocionado, se la prestó.

XXIX

Ezequiel fue a visitar a su hermano en el instituto por última vez, ya que el narrador había acabado su curso. En lo que iban caminando, empezó una tormenta, para lo que el narrador dijo: ²Es impresionante que hace unos segundos la calle estaba llena de personas y cuando empezó la tormenta no había ningún alma², a lo que serio respondió Ezequiel: El SIDA es así, como una tormenta, nunca quieren sacar la cabeza para ver qué hay afuera.

XXX

En fin de año, la familia se juntó y al sonar las 12 campanadas, el narrador se acercó a Ezequiel y le susurró al oído las palabras te quiero, para lo que Ezequiel le respondió con un fuerte abrazo y un yo también.

XXXI

Al pasar el verano, el narrador regresó a la capital a estudiar y fue a visitar a su hermano, el cual le hizo un regalo: una foto en blanco y negro la cual tenía una vela en el centro y estaba en clave de fa (la clave con la que se toca el chelo).

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