Reformismo Borbónico e Ilustración en la España del Siglo XVIII

El Reformismo Borbónico y la Ilustración: Transformaciones en España en el Siglo XVIII

Las transformaciones en España durante el siglo XVIII sentaron las bases de la sociedad contemporánea que surgiría en el siglo XIX.

Cambio Dinástico

En el siglo XVIII, España experimenta un cambio dinástico con la muerte de Carlos II de Habsburgo. Esto desencadena la Guerra de Sucesión, que enfrenta al Archiduque Carlos de Austria y a Felipe de Borbón. Tras 15 años de guerra, el nuevo rey, Felipe V, promulga los Decretos de Nueva Planta.

España en el Siglo XVIII

Sociedad: La sociedad del siglo XVIII era estamental. Se observa un descenso de la nobleza y el clero, mientras que el estado llano se vuelve más heterogéneo, con la burguesía como grupo emergente.

Economía: La economía era principalmente agraria, aunque las actividades industriales entraron en una fase de preindustrialización.

Política: Se reforzó el poder del rey como monarca absoluto, apoyado por secretarios y una burocracia. La actividad política de los monarcas estuvo influida por el despotismo ilustrado.

La Ilustración

En el ámbito cultural, la Ilustración es el movimiento más destacado del siglo XVIII. Supuso un cambio en la importancia de la razón como base fundamental del conocimiento humano. Los pensadores ilustrados pretendían integrar sus planteamientos en el sistema social vigente con un propósito reformista, pero terminaron inspirando las revoluciones liberales del siglo XIX. En España, la difusión del pensamiento ilustrado se vio favorecida por la dinastía borbónica, con su máximo esplendor representado por Carlos III. En el ámbito cultural, las ideas ilustradas se divulgaron a través de las Sociedades Económicas de Amigos del País, que fomentaron especialmente la actividad científica y la creación de instituciones culturales y científicas.

Características de la Ilustración y Poesía del Siglo XVIII

La Ilustración trajo consigo un cambio de mentalidad en el que la razón, la observación y la experimentación se convirtieron en la base del conocimiento.

Características de la Ilustración

  • Razón: Se eliminan los métodos de conocimiento basados en creencias, supersticiones o costumbres para dar paso al racionalismo.
  • Ciencia: Se impone una conciencia utilitarista basada en el método científico para avanzar en la sociedad.
  • Progreso: Uno de los fines principales de los ilustrados era la mejora de las condiciones de vida de los ciudadanos.
  • Educación: Se promueve una educación reformista.

Poesía del Siglo XVIII

La crítica ha señalado distintas tendencias en la poesía del siglo XVIII. Se trata de corrientes con límites cronológicos poco precisos, y de hecho es posible apreciar muestras de varias de estas corrientes en un mismo autor.

  • Poesía Barroca: Continuó los aspectos más formales de la lírica del siglo XVII, con técnicas lingüísticas rebuscadas. Se cultivó durante los primeros años del siglo por poetas como Diego de Torres Villarroel o Gerardo Lobo.
  • Poesía Rococó: Se caracteriza por la depuración de la estética barroca, su carácter cortesano, la sencillez expresiva, el sensualismo y el cariz festivo de sus temas. El género poético más usual son las anacreónticas (poemas de estrofa breve, como romances) y el verso corto. Los asuntos tratados son la coquetería femenina, el vino, los bailes y el amor. Destacan José Cadalso y Juan Meléndez Valdés.
  • Poesía Neoclásica: Se acentúa el carácter clásico de los asuntos, buscando mayor profundidad, sobriedad y armonía en el estilo. Los escritores cultivan una poesía amorosa al estilo de Garcilaso de la Vega.
  • Poesía Ilustrada: Es una poesía racional que persigue la utilidad educadora, con un estilo claro y la aparición de contenidos filosóficos, políticos y sociales. Destacan José de Cadalso y Juan Meléndez Valdés.
  • Poesía Prerromántica: Surge tras el fracaso de las ideas ilustradas, con la consolidación de la sensibilidad individual y la influencia del romanticismo europeo. Adelanta elementos del Romanticismo decimonónico, con poemas de tono triste, escenarios de naturaleza sensualizada y un yo poético que padece el dolor por la soledad y la incomprensión del mundo. Destacó Juan Meléndez Valdés, cuya obra se divide en dos etapas: una primera influenciada por José Cadalso, donde predominan las anacreónticas, y una etapa de madurez influenciada por Melchor Gaspar de Jovellanos, con un tono más reflexivo.

Prosa del Siglo XVIII: Novela

Tendencias

  • Imitadores y continuadores
  • Narraciones moralizadoras
  • Obras de referencia
  • Estilo depurado
  • Renovadores
  • Novelas sobre la educación
  • Novela utópica
  • Novela sentimental
  • Novela anticlerical

Autores Destacados

José Francisco de Isla: Su mayor reconocimiento se debe a la polémica obra «Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas», cuyas dos partes fueron vetadas por la Inquisición. En ella se narra la formación del personaje, criticando su labor y mostrando influencias y reflexiones didácticas.

Diego de Torres Villarroel: Firmaba como «El gran Piscator de Salamanca». En sus obras integraba profecías y pequeños cuadros de costumbres.

Prosa del Siglo XVIII: Periodismo y Cuadro de Costumbres

La prensa periodística fue un medio de información y también de divulgación cultural e ideológica. Permitió la difusión de creaciones literarias, filosóficas, científicas y técnicas. Fue favorecida por la intelectualidad ilustrada, que se empeñó en promover el conocimiento, el progreso y el bienestar de la sociedad.

Antecedentes Periodísticos

  • Almanaques
  • Mercurios y gacetas

Características del Periodismo del Siglo XVIII

  • Prosa cuidada: Sobria y clara, que facilita la comprensión de los lectores y que con frecuencia se leía en voz alta para los oyentes.
  • Influencia extranjera: Amplio número de creaciones literarias y filosóficas se difundieron a través de traducciones, recensiones y reseñas de obras clásicas y extranjeras, lo que representó una importante influencia en escritores y lectores españoles.
  • Evolución de la crítica literaria: Se abre camino en virtud de las polémicas entre intelectuales aparecidas en la prensa.
  • Consolidación de nuevos géneros prosísticos: Ayuda al afianzamiento de géneros como el ensayo o el cuadro de costumbres, y al empleo de cartas, sueños, etc.
  • Publicación de novelas por entregas: Crecimiento del número de lectores de relatos, influyendo en la estructura y trama de las narraciones.

Prensa Periodística

  • Diario de los literatos de España
  • Duende crítico
  • Diario noticioso, curioso-erudito y comercial-público y económico
  • Cajón de sastre
  • El pensador
  • El censor
  • Memorial literario

Cuadro de Costumbres

Son narraciones donde el protagonista es un personaje de escasa profundidad psicológica que representa una costumbre o un modelo de pensar castizo. El tiempo, los personajes y el espacio pierden dinamismo, pasando a un cuadro estático.

Prosa del Siglo XVIII: Ensayo

En el siglo XVIII, la razón se convierte en el mecanismo liberador del ser humano. La Ilustración saca a este de la oscuridad de la superstición para guiarlo hacia la luz de la razón. La preocupación por temas de arte, ciencias naturales, economía, literatura, política o religión se aborda desde una perspectiva práctica que pretendía poner el conocimiento al servicio del progreso. Las reformas fueron difundidas por escritores a través del ensayo. Destacan Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos e Ignacio de Luzán.

El Ensayo

El ensayo, o discurso, fue la vía por la que numerosos intelectuales del siglo XVIII intentaron difundir las nuevas ideas y conocimientos de la época, empleando un estilo ameno y claro, cuidadoso con el lenguaje, que tenía que evitar el tono doctrinal y árido de los tratados al uso.

Autores Destacados

Benito Jerónimo Feijoo: Uno de los primeros ensayistas españoles. En «Cartas eruditas y curiosas» define la superación de supersticiones y falsas creencias, y el empleo de la razón y la observación. Emplea un estilo claro y muestra su notable erudición.

Gaspar Melchor de Jovellanos: Impulsor del pensamiento y las reformas ilustradas en España, con un tono didáctico y utilitarista. La preocupación por España y su progreso se refleja en la diversidad de asuntos de sus influyentes escritos. Defiende el aprendizaje de lenguas modernas y saberes prácticos.

Ignacio de Luzán

Prosa del Siglo XVIII: José Cadalso

José Cadalso es uno de los representantes del pensamiento ilustrado. Recoge temas propios del movimiento, como la intención moralizante, la importancia de la educación, la crítica de costumbres y el afán por un estilo depurado y sobrio.

Obra

Su obra tiene una intención moralizante a través de la crítica de costumbres y un fin didáctico.

Los eruditos a la violeta: Publicada en 1772, es una composición que satiriza la falsa erudición. Los «consejos» sobre aprendizaje dirigidos a jóvenes que, sin esforzarse en absoluto, lucen una sabiduría superficial. «El buen militar».

Noches lúgubres: Publicada en el Correo de Madrid entre 1789 y 1790, es una novela dialogada relacionada con el fallecimiento de la actriz María Ignacia Ibáñez, de quien Cadalso estaba enamorado. La obra está dividida en tres noches. Crítica:

  • Afirmación del yo poético: El protagonista se enfrenta a un destino adverso y a la injusticia o indiferencia del mundo.
  • Empleo de elementos de la naturaleza: Tediato se retira a este escenario en busca de refugio espiritual para subrayar sus estados de ánimo.
  • Presencia de escenarios tétricos: Aparecen sepulcros, enterradores, cipreses, etc.

Cartas marruecas: Publicada en el Correo de Madrid en 1789, no se editó como libro hasta 1793. Cadalso redacta noventa cartas que integran la narración de viajes y la reflexión ensayística sobre la realidad de España. Los tres personajes principales representan:

  • Nuño: Cristiano, exponente del pensamiento tradicional.
  • Gazel: Marroquí y musulmán que recorre España. Entusiasta y curioso, busca conocer la verdad que ocultan las apariencias.
  • Ben-Beley: Retirado del mundo, con una visión reposada y filosófica del mismo.

En la obra se hace un recorrido reflexivo por las costumbres españolas, la educación, el ascenso social, el carácter de las clases altas, el lujo, la literatura o la amistad. Los personajes están caracterizados por sus discursos, con un lenguaje natural y afectivo que da paso a la ironía humorística y a tonos poéticos.

Teatro del Siglo XVIII

En el siglo XVIII, la escena teatral estaba dominada por obras herederas del modelo de Lope de Vega. El teatro se concebía como un medio educador y reformador de costumbres, defendiendo las tragedias y comedias sometidas a normas y con un contenido ideológico.

El Teatro en la Primera Mitad del Siglo

Las representaciones eran vespertinas. El público estaba separado por clase social y sexo. La escena era un espectáculo total concebido para el entretenimiento. En los entreactos se intercalaban entremeses, bailes y piezas cortas de tono cómico.

Los actores eran autodidactas y buscaban un lucimiento personal. Los géneros más demandados eran:

  • Comedias de magia: Representaciones con apariciones y desapariciones, transformaciones de personajes u otros trucos escénicos.
  • Comedias heroico-militares: Glorias nacionales y ambientes exóticos o regios, llevando a escena desfiles, batallas y muertes.
  • Comedias de santos: Con características de las heroico-militares y de magia, se centraban en las vidas de santos antes y después de su conversión, con apariciones y visiones.
  • Comedias de figurón: De capa y espada, se centran en un tipo o situación que origina el enredo. El personaje exagera alguno de sus rasgos para producir un efecto cómico.

Autores destacados fueron Antonio de Zamora, que escribía tragicomedias históricas, religiosas o fantásticas («El convidado de Piedra»), y José de Cañizares, que cultivó los mismos géneros («El picarillo de España»).

La Polémica Teatral de Mediados de Siglo

Los intelectuales ilustrados pretendían conseguir un teatro racional y educativo que censurara las costumbres viciadas. Se oponían al teatro popular, proponiendo tragedias y comedias de escaso éxito escritas por eruditos y teóricos que se enfrentaban a un gusto popular muy arraigado. Defendían la separación entre tragedia y comedia, el respeto a las tres unidades dramáticas y la utilidad didáctica.

  • Tragedias: El primer escritor que puso esto en marcha fue Agustín de Montiano y Luyando, con «Virginia» y «Athaulfo», ambas de temática política y nacionalista.
  • Comedias: El autor más relevante fue Tomás de Iriarte, con «El señorito mimado», antecedente de la comedia de costumbres, con personajes víctimas de la mala educación o de comportamientos sociales corrompidos.

El teatro popular, como los sainetes de Ramón de la Cruz, se caracterizaba por dramas sin argumento y con un simple diálogo en el que predominaba lo cómico («El poeta aburrido»).

El Teatro de Finales de Siglo

A finales del siglo XVIII se produce un acercamiento entre los gustos mayoritarios y las propuestas neoclásicas gracias a la comedia sentimental, «larmoyante» o lacrimógena, que apela directamente al sentimiento para la identificación del espectador con el tema. Los ilustrados apoyaron este género porque tenía un fin moral, era verosímil, con argumentos simples y personajes de la vida cotidiana. Destaca «El delincuente honrado».

Leandro Fernández de Moratín: Es el mayor representante ilustrado. Concibió el teatro como una herramienta para eliminar costumbres inadecuadas de la sociedad y para difundir ideales reformistas.

Obra

Integró la sátira de vicios y errores, en la que triunfaban la verdad y la virtud. La finalidad didáctica presidía la elección del asunto tratado y la disposición de la estructura de la obra.

El tema fundamental fue la inautenticidad como forma de vida, expresada en tres asuntos: los matrimonios concertados («El Barón»), la educación de los jóvenes («La mojigata») y el teatro de la época («La comedia nueva o el café»).

El viejo y la niña: Dividida en tres actos y escrita en romance octosílabo, representa las tres unidades y se centra en la crisis del matrimonio entre un anciano y su joven esposa, casada con él sin amor.

El barón: Escrita en romance octosílabo, respeta las unidades dramáticas. En ella se desenmascaran las intenciones de un falso barón.

La mojigata: En tres actos y escrita en romance octosílabo, respeta las unidades de lugar y tiempo. Presenta las historias paralelas de dos hermanas. La primera oculta sus sentimientos verdaderos y se comporta hipócritamente.

La comedia nueva o el café: Con personajes reales, desvela la falta de autenticidad de tres personajes que viven aparentando ser lo que no son y que acaban por reconocer su falsedad.

El sí de las niñas: De carácter didáctico, critica las costumbres y respeta la ley de las tres unidades. En ella se integran con naturalidad la inteligencia y el sentimiento, y rigen los principios del decoro poético y la verosimilitud.

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