Realismo y Naturalismo en la Literatura Española del Siglo XIX

Contexto Histórico y Literario (1850-1900)

A partir de 1850 se acentúa la crisis del régimen monárquico de Isabel II, acosado por los carlistas, los pronunciamientos militares y los primeros atisbos de un clima revolucionario. La crisis desemboca en la Revolución de 1868, que derrocó a la Monarquía y dio lugar, tras el reinado de Amadeo, a la Primera República. Tras apenas un año de régimen republicano, en 1875 se produce la Restauración, que eleva al trono a Alfonso XII, tras cuyo fallecimiento ejerció la regencia su madre, la reina María Cristina, hasta finales de siglo.

Durante el periodo de la Restauración se implanta el sistema de alternancia en el poder de los partidos conservador y progresista, lo que da lugar a la atonía política, el fraude electoral, la corrupción y el caciquismo. En esta etapa, la burguesía es la clase dominante. Ideológicamente, está cerca de las posiciones liberales, aunque escindida en una facción conservadora y otra progresista. Frente a ella se encuentra un amplio sector reaccionario y tradicionalista, representado por la nobleza, el clero y los seguidores del carlismo. Además, surgen en esta época la conciencia obrera y los primeros brotes de las ideologías revolucionarias radicales: marxismo, socialismo y anarquismo.

Realismo

Frente al espíritu idealista y rebelde romántico, triunfa ahora el positivismo, la moral utilitaria, el espíritu práctico. Como movimiento cultural, el Realismo será un reflejo de la realidad contemporánea y un espejo de las costumbres, influido por las nuevas aspiraciones de la sociedad burguesa y por el espíritu racionalista y experimental de las nuevas ideas científico-filosóficas: el positivismo de Compte, el método experimental y la teoría de la evolución de las especies de Darwin. Su espíritu práctico, su visión objetiva de la realidad y su valoración de lo concreto frente a lo abstracto triunfan frente al subjetivismo y la fantasía romántica.

En la transición del Romanticismo al Realismo, los relatos de los nuevos narradores muestran un cierto tinte romántico (Pedro Antonio de Alarcón) o son un desarrollo del cuadro de costumbres al que se le añade un argumento novelesco de estructura no demasiado compleja (Fernán Caballero). Según su ideología, los realistas españoles adoptaron dos posturas:

  • Los tradicionalistas (conservadores) que procuraban enmascarar e idealizar los aspectos más desagradables de la sociedad.
  • Los progresistas, que recurrían a la denuncia y a las críticas sociales.

El apogeo del Realismo tiene lugar a partir de 1868. La novela realista tiene algunas características comunes en toda Europa, que reflejan los nuevos postulados de la literatura:

  • El Realismo es un movimiento literario burgués, impregnado de espíritu práctico y de afanes de renovación y progreso.
  • El relato se centra en la realidad contemporánea, intentando ofrecer un panorama completo de la vida social, las costumbres y las ideas del momento.
  • Asimismo, los protagonistas de las novelas no son héroes o personajes idealizados, sino seres vulgares, individuos extraídos de la realidad cotidiana.
  • Existe un afán de objetividad: el novelista pretende ser el cronista, el notario, el fotógrafo, el fiel observador de lo que ocurre en el momento y en el lugar de la acción de sus novelas.
  • Es, por tanto, un narrador omnisciente, que conoce todo acerca de sus personajes: pasado, anhelos, deseos, sueños, miedos, angustias… conoce a los personajes mejor que ellos mismos.
  • En cuanto a la estructura, suele ser sencilla, sin demasiada complicación, y cerrada. El final queda resuelto.
  • Encontramos mucho detallismo y minuciosidad en las descripciones.
  • Hay también un afán realista en el tratamiento del lenguaje y el estilo literario.

Naturalismo

El Naturalismo es el intento de llevar a sus últimas consecuencias los presupuestos realistas: se aplican a las novelas los principios científicos de moda en la época, como el método experimental, al considerar el novelista a sus personajes como seres cuyos comportamientos, casi siempre patológicos, ha de analizar y diseccionar en su relato. En las novelas naturalistas se plasman las ideas deterministas: se considera que el comportamiento no depende tanto de la voluntad del individuo como de la herencia biológica y el medio social en el que se vive. Abundan en estas novelas los ambientes sórdidos y marginales, los personajes con comportamientos patológicos o con taras psíquicas (alcohólicos, psicópatas, prostitutas, marginados…). La novela es el reflejo de una filosofía materialista, que reduce los comportamientos humanos a mera fisiología.

El novelista francés Emile Zola es el teorizador y máximo exponente del Naturalismo. En España, fue puesto en práctica, de manera menos radical, en algunas obras de Galdós, Clarín y Emilia Pardo Bazán.

Benito Pérez Galdós

Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843 y murió en Madrid, donde había pasado toda su vida desde los 19, en 1920. Participó en política, siempre al lado de los liberales, y sus ideas progresistas y anticlericales le granjearon la enemistad de sectores conservadores, lo que provocó el retraso de su ingreso en la RAE. Se dedicó por entero a la literatura, en una labor frenética e incesante que no siempre le permitió vivir bien: terminó sus días entre penurias económicas, ciego y enfermo.

Burgués observador de la realidad, conjuga la documentación exhaustiva con la observación directa de los escenarios y tipos que aparecen en sus novelas. Crítico literario, dramaturgo y articulista en prensa, sobresale como novelista. Sus aproximadamente 80 novelas se suelen dividir en tres grupos: Episodios nacionales, Novelas de primera época y Novelas contemporáneas.

Doña Perfecta, Gloria y La familia de León Roch son los títulos más destacados. Las Novelas contemporáneas constituyen un rico y complejo mosaico en el que se retrata la sociedad madrileña y española, sobre todo la clase media-burguesa, en toda su grandeza y su miseria, con sus utopías y bajezas, su lujo y su pobreza, sus comportamientos quijotescos y sus pasiones egoístas.

A esta época pertenecen La desheredada, en la que una joven fantasiosa, siguiendo los modelos de las novelas folletinescas, se cree la heredera de una familia noble y acaba enloqueciendo; o Fortunata y Jacinta, quizá su mejor obra.

Leopoldo Alas Clarín

Nació en Zamora (1852-1901) aunque estuvo toda su vida vinculado a Oviedo, de cuya Universidad fue catedrático. De sólida formación cultural, fue un espíritu crítico que fustigó las posturas conservadoras y arcaicas desde un punto de vista innovador y moderno, en el que se aúnan la ideología republicana y el pensamiento krausista, de moda en su época.

Escribió algunas novelas cortas (Doña Berta, Pipá) y cuentos (El gallo de Sócrates, ¡Adiós Cordera!) en los que alternan la cruda disección de la realidad y la visión compasiva de los humildes y marginados.

El extenso argumento de La Regenta se desarrolla en el ambiente cerrado, opresivo y decadente de Vetusta, ciudad ficticia que representa a Oviedo, donde bullen las pasiones, se respira la corrupción de las costumbres y la decadencia moral y hay una sensación permanente de recelo e intolerancia.

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