Realismo Social en la Novela Española de los Años 50: Características y Autores

El Realismo Social en la Novela Española de los Años 50

Los años cincuenta marcan el renacimiento de la novela española con la aparición de una nueva y fructífera generación de escritores (la Generación de medio siglo). Esta generación, junto a la primera generación de posguerra (Generación del 36), desarrolla una narrativa comprometida.

Camilo José Cela y La Colmena

Camilo José Cela se adelanta de nuevo con La Colmena (1951), obra que anticipa la novela social y establece una actitud crítica que muchos novelistas desarrollarán posteriormente. Prohibida por la censura española y publicada inicialmente en Buenos Aires, presenta un protagonista colectivo. La unidad de la novela reside en el ambiente de miseria en el que viven los personajes.

Más de 300 personajes, representativos de todas las clases sociales, se mueven por las calles del Madrid hambriento y gris de la posguerra, como abejas en una colmena. Entre los personajes más destacados se encuentran:

  • Martín Marco: Escritor pobre y desvalido, con atisbos de rebelión a pesar del miedo.
  • Doña Rosa: La despreciable dueña del café.
  • Filo: La sacrificada hermana de Martín, quien lo ayuda, y su marido Don Roberto, un pluriempleado.
  • Doña Visi: Beata, su rijoso marido Don Roque, su hija Julita y su novio, quienes se reúnen en la casa de citas.
  • La señorita Elvira: Una «buscona» condenada a la soledad.
  • Victorita: Muchacha que se prostituye para llevar alimentos y medicinas a su novio tuberculoso.
  • Petrita: Criada de gente humilde.

La estructura de *La Colmena* es compleja. Se compone de seis capítulos y un epílogo. Cada capítulo está formado por secuencias separadas por un espacio en blanco, que se centran en un personaje o en varios relacionados. A menudo, se trata de una composición simultánea: varias secuencias transcurren en el mismo momento (como las celdillas de una colmena). Es una novela abierta, sin un argumento sólido ni un desenlace definido.

La Colmena es un ejemplo de relato objetivista. El autor se limita a presentar desde fuera lo que sucede, como un testigo imparcial (aunque a veces alterna con un narrador omnisciente). El tiempo se reduce a tres días (de 1942-43) y el espacio se limita a una zona de Madrid, que simboliza a toda España.

Cela utiliza descripciones impresionistas del ambiente. Los personajes se definen por sus acciones y palabras, aunque también hay retratos de personajes menos desarrollados. La novela presenta una variedad de tonos: frases brutales, ironía demoledora, risotada amarga, ternura velada, reflexión acongojada y lirismo.

La Colmena ofrece un testimonio social de la posguerra, donde predomina la insolidaridad (aunque hay ejemplos de generosidad). Se muestra la bajeza moral de los ricos y triunfadores, y abundan los hipócritas y las vidas desesperanzadas. Hay alusiones políticas: la frecuencia del insulto “rojo”, el espectro de la persecución policial y la admiración por Hitler de algunos personajes.

Características de la Novela Social

Las novelas de este periodo reflejan la realidad española y sirven como instrumento de denuncia de las injusticias sociales.

Técnicas Narrativas

  • Objetivismo: El narrador se limita a relatar los hechos, sin emitir juicios de valor (la llamada “desaparición del autor”). Actúa como una cámara cinematográfica, predominando el diálogo. Un prototipo de esta técnica es El Jarama.
  • Protagonista colectivo: No se centra en la caracterización de un personaje en particular (a diferencia de la novela psicológica o el realismo decimonónico).
  • Desarrollo breve de la acción: A menudo, se presentan muchas pequeñas acciones sin importancia, como un mosaico, en espacios reducidos (ciudades como Madrid, Barcelona; a veces, una habitación). No hay un argumento definido.
  • Concentración temporal: La acción suele transcurrir en poco tiempo. Por ejemplo, unas dieciséis horas en El Jarama; poco más de dos días en La Colmena; unos días en Los Bravos.
  • Preocupación por acercarse a la realidad para reflejarla fielmente: Se utiliza a menudo la técnica cinematográfica, y la conducta muestra a los personajes.
  • Deseo de transformación social: A menudo, no se exige explícitamente, sino que se deja entrever; es el lector quien extrae las conclusiones.

Temas

  • El mundo de lo cotidiano: El fulgor y la sangre, de Ignacio Aldecoa, muestra la épica de los pequeños oficios; Los Bravos, de Fernández Santos, retrata la monotonía y dureza de la vida del campo.
  • La soledad y la incomunicación del individuo en una sociedad provinciana (enlazando con las inquietudes existenciales, pero desde una perspectiva colectiva): Entre visillos, de Carmen Martín Gaite.
  • La visión crítica del pensamiento y la cultura de la época: Este tema es común a todos los autores, destacando El Jarama (1956), de Rafael Sánchez Ferlosio.

Tendencias dentro del Realismo Social

Se distinguen dos grandes tendencias, aunque no se puede establecer una división tajante:

  • Objetivismo: Toma como modelo la narrativa conductista americana y el “Nouveau roman” francés.
  • Realismo Crítico: Presenta una intención de crítica social más explícita. Sus personajes suelen ser arquetipos que encarnan los valores de su clase social o grupo (obreros explotados o resignados, campesinos sufridos, burgueses frívolos y egoístas), con un valor más genérico que individual.

Miguel Delibes

Es difícil encuadrar a Miguel Delibes en una tendencia concreta. Al igual que Cela, pertenece a la primera generación de posguerra y evoluciona hacia una novela social. Entre sus obras destacan *El camino*, *Mi idolatrado hijo Sisí* y *Las ratas*.

Juan Goytisolo y Otros Autores del Realismo Crítico

Juan Goytisolo es considerado el autor más importante de la Generación de medio siglo. Representante del realismo crítico, comienza interpretando poéticamente la realidad en Juegos de manos o Duelo en el paraíso, y luego adopta una postura crítico-social en Campos de Níjar. Otros autores dentro del realismo crítico son José Manuel Caballero Bonald y Juan Marsé.

Rafael Sánchez Ferlosio y El Jarama

El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio, recibió el Premio Nadal en 1955 y tuvo gran repercusión. Es considerada el exponente más claro del objetivismo. Carece de protagonista definido. Narra un domingo de una pandilla de jóvenes donde apenas ocurre nada (hasta el final, con la muerte ahogada de una chica). El autor se limita a transcribir los momentos con precisión, mostrando el vacío y la vulgaridad de la vida cotidiana. Predomina el diálogo, recreando eficazmente el lenguaje coloquial. Otros autores próximos al objetivismo son Jesús Fernández Santos y Carmen Martín Gaite.

Otras Manifestaciones Narrativas de los Años Cincuenta

En oposición a la tendencia realista dominante, surgen algunas novelas llamadas “metafísicas”, que trascienden la realidad de modo simbólico. Otros autores superponen a la esfera de lo real una dimensión mágica, como Álvaro Cunqueiro en Merlín y familia y Las mocedades de Ulises, y Rafael Sánchez Ferlosio en Industrias y andanzas de Alfanhuí.

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