Realismo en España
La fecha de 1868, en que se consolida el predominio de la burguesía en España, pude servir
(como en Francia 1848) de punto de referencia para el inicio del Realismo español. En 1870 se
publica la primera novela de Galdós (La Fontana de Oro); desde entonces, el desarrollo de las
nuevas corrientes narrativas será ininterrumpido y alcanzará sus máximos frutos en los años
Los factores que influyen en tal desarrollo son los siguientes:
ØLa tradición costumbrista y su desarrollo en los autores “prerrealistas”: Fernán Caballero
(La Gaviota en 1849 recoge un ambiente popular andaluz, notablemente idealizado con una
sensibilidad romántica de base tradicionalista, con una leve trama argumental) y de Pedro
ØTradición realista de la novela española del Siglo de Oro (Cervantes, la picaresca…) donde
encuentran ejemplos eminentes para enfrentarse con la realidad.
ØInfluencia de los grandes representantes del Realismo europeo, que sirvieron como modelos
de nuevos temas y nuevas técnicas de observación de la realidad contemporánea: Balzac,
A pesar de la influencia de los escritores realistas europeos, los autores españoles rara vez se
ajustarán totalmente a los cánones del Realismo francés o de otros países. La aplicación de
esas técnicas y la selección de los temas dependerá de la orientación ideológica del novelista:
los escritores de la línea progresista llevarán más lejos el enfoque realista; mientras que los de
mentalidad tradicionalista o conservadora impondrán claros límites al realismo, rechazando
ciertos temas y ambientes que eran usuales en los novelistas extranjeros y someterán la
realidad a una mayor o menor idealización.
Dentro de la línea tradicionalista e idealizante están: José María Pereda (destaca por la
pintura de tipos y ambientes y, sobre todo, por la fuerza y grandiosidad que, en algunas de sus
mejores novelas, imprime a la descripción de la naturaleza y del paisaje de su tierra, Cantabria
(Sotileza; Peñas arriba)) y Armando Palacio Valdés (La Aldea perdida es una añoranza por
la vida campesina de antaño, al tiempo que muestra los estragos que causa el progreso.)
En la línea progresista encontramos el Realismo más puro de la mano de Galdós y
(Autores que luego analizaremos)
Juan Valera ocupa una posición muy particular, liberal en sus ideas, pero idealizante y
Rechazó tajantemente los presupuestos del Realismo puro y eliminó
El Realismo de la narrativa española tiene un marcado carácter regionalista. Así, Pereda
sitúa sus obras en los ambientes y paisajes de Cantabria; Valera, en Andalucía; Galdós, en
Madrid; Clarín, en Asturias; Emilia Pardo Bazán, en Galicia; Blasco Ibáñez, en Valencia.
El Naturalismo en España
Vino acompañado de una fuerte polémica que inició Emilia Pardo Bazán en su ensayo La
cuestión palpitante en el que, por un lado, alaba la fuerza creadora de Zola y lo defiende
Pero, por otro lado, rechaza enérgicamente el
determinismo y las demás bases ideológicas de la escuela, en nombre de una concepción
Se declara ferviente partidaria de un realismo “nuestro”, como fórmula “más ancha y
Si el Naturalismo es un sistema al que son consustanciales el materialismo y el
determinismo, apenas puede certificarse su presencia en España. De hecho, en la narrativa
española resulta difícil distinguir entre Realismo y Naturalismo, ya que de este último
solo se encontrarán ejemplos ocasionales en alguna novela de Galdós (La desheredada) y en
Caso aparte es el de Blasco Ibáñez, que comparte con Zola
una ideología revolucionaria, muestra cierta preocupación por las taras hereditarias y una
predilección por los ambientes sórdidos y la crudeza de ciertos temas.
El Naturalismo francés apenas influyó más que en las técnicas narrativas y descriptivas, así
como en la presencia de ciertas realidades en la novela. El reflejo de la miseria material y
moral, la conciencia de ciertos condicionamientos sociales, la pintura de ambientes turbios y de
situaciones escabrosas entrarán en la obra de algunos realistas españoles. Así es, ante todo,
en las novelas de Emilia Pardo Bazán.
Autores más significativos de la narrativa realista: Galdós, Clarín,
Pardo Bazán.
BENITO PÉREZ GALDÓS
Autor de una extensa producción literaria, destaca por la creación de personajes y por su
capacidad para integrar la historia del país en la vida de esos seres. Sus novelas suelen
clasificarse en grupos:
lNovelas de la primera época (Doña Perfecta, Marianela…) son novelas de tesis de tema
Los personajes y
las tramas están sometidos a las ideas del autor y sirven para ejemplificarlas: carecen de
En cuanto a
las técnicas, predomina el narrador omnisciente que, a la vez, interviene con sus comentarios.
lNovelas contemporáneas: en esta etapa Galdós escribe más de veinte novelas, en las que
inventa un mundo ficticio en el que refleja la realidad de la época y donde Madrid adquiere un
También destaca la creación de personajes más complejos, a los que el
autor incorpora elementos naturalistas: las causas biológicas y sociales influyen en la conducta
Otras técnicas
destacadas son el predominio del narrador omnisciente o cronista; los diálogos, que permiten
ofrecer perspectivas diversas de la realidad y caracterizar a los personajes; el uso del
monólogo interior, del estilo indirecto libre, y del modo teatral, una forma dialogística novedosa
en la que los parlamentos de los personajes son presentados sin intervención de un narrador y
Esta nueva
orientación narrativa se abre en 1881 con la publicación de La desheredada, aunque la obra
más conocida e importante de este período es Fortunata y Jacinta, obra larga y compleja que
culmina el gran universo novelesco de Pérez Galdós. El autor nos presenta el Madrid comercial
Todo ello
contrasta, por ejemplo, con el ambiente de Miau, novela referida a un pobre funcionario
lNovelas espiritualistas (Misericordia) presentan personajes humildes con altos valores
morales, como el amor, la caridad cristiana y el sentido del deber. El espacio preferido ya no es
lLas últimas novelas de Galdós mezclan el realismo con elementos de carácter maravilloso y
Dentro de su obra narrativa hay que hacer también mención a sus Episodios Nacionales,
En sus cientos de páginas, Galdós plasma un panorama histórico-novelesco de la España del
El valor literario de los
diferentes episodios es desigual, considerándose la primera serie la más atractiva, por su
LEOPOLDO ALAS (CLARÍN)
Su obra combina elementos naturalistas (observación minuciosa y cierto determinismo
Escribió dos novelas: La Regenta y Su único hijo, así
como cuentos y relatos cortos (Pipá, ¡Adiós, Cordera!…) en los que demuestra una gran
Abundan el
Sus páginas están pobladas de diversos personajes: lo mismo populares y
sencillos que de mayor relieve social e intelectual.
La Regenta, obra cumbre de la narrativa decimonónica española, aborda el tema del
adulterio y de la búsqueda del amor ideal en un ambiente mediocre y hostil. La historia se
organiza en torno a Ana Ozores, Fermín de Pas y la ciudad de Vetusta (trasunto literario de
Oviedo); junto a ellos, el marido de Ana, mucho mayor que esta, buen hombre, entregado a
sus aficiones más que a su esposa, y Álvaro Mesía, persona mediocre, donjuán provinciano
La novela presenta los comportamientos y las actividades de la
aristocracia, del clero y de la burguesía en una ciudad de provincias donde priman la
En cuanto a la técnica, presenta
un comienzo “in media res” y se estructura en dos partes: en la primera (que consta de quince
capítulos y abarca lo sucedido en tres días) son presentados los personajes, se narran sus
antecedentes y se describen con detalle los ambientes y las costumbres de Vetusta. En la
segunda parte (quince capítulos que comprenden tres años de la historia) tiene lugar
verdaderamente el desarrollo de la trama narrativa. En la obra, aparte del detallismo, las
oposiciones temáticas y las técnicas realistas, destaca especialmente el uso del estilo indirecto
El narrador interviene a veces en la historia con profunda ironía.
EMILIA PARDO BAZÁN
Autora de cuentos y novelas, periodista e intelectual gallega, atrajo la atención sobre el
Naturalismo con La cuestión palpitante, en donde trata de conciliar las doctrinas de Zola con el
Ella era ferviente católica y no podía aceptar el determinismo: la maldad natural
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