Realismo, Naturalismo y Generación del 98: Contexto Literario y Autores Clave

Realismo y Naturalismo: Un Reflejo de la Sociedad del Siglo XIX

El realismo y el naturalismo fueron movimientos literarios del siglo XIX que buscaron representar la realidad de manera objetiva. Los escritores de esta época reflejaban la sociedad en la que vivían, ya fuera centrándose en la burguesía (realismo) o en las clases marginales y sus condiciones de vida (naturalismo).

  • Descripción objetiva de la realidad: La literatura se concibe como un espejo de la sociedad. Los escritores observaban y documentaban minuciosamente la realidad para plasmarla en sus obras, mostrando tanto la vida burguesa como la de las clases bajas.
  • Diferencias entre realismo y naturalismo: Mientras el realismo se enfocaba en la vida cotidiana de la burguesía con una visión crítica, el naturalismo tenía un enfoque más determinista, considerando que la herencia biológica y las condiciones socioeconómicas marcaban fatalmente el destino de los individuos.
  • Temas y personajes cotidianos: Se abandona el idealismo romántico para retratar personajes comunes en situaciones verosímiles. En el realismo predominan los burgueses, mientras que el naturalismo pone el foco en personas con problemas físicos, mentales o en condiciones extremas.
  • Estilo sencillo y preciso: Se busca una prosa clara y directa, alejada del lenguaje ornamentado del Romanticismo. Los diálogos reflejan fielmente el habla real de los personajes según su origen y estatus social.
  • El individuo frente a la sociedad: Las novelas realistas presentan protagonistas que chocan con las normas sociales, aunque los autores no siempre toman partido por ellos. A diferencia del Romanticismo, que exaltaba la individualidad, el realismo muestra el conflicto con una mirada más ambigua y crítica.
  • Intención crítica y comprometida: Las novelas no solo reflejan la sociedad, sino que la cuestionan. Los escritores conservadores idealizaban la vida rural frente a la ciudad corrupta, mientras que los progresistas denunciaban los valores tradicionales como un obstáculo para la justicia social. El naturalismo, influido por el socialismo, fue especialmente crítico con la religión y la moral burguesa.
  • El auge de la novela: La novela se convirtió en el género dominante del siglo XIX por su capacidad para explorar a fondo la sociedad y el comportamiento humano. Fue el vehículo ideal para las inquietudes éticas y estéticas de la época.

Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901)

Nació en Zamora. En 1871 acabó la carrera de Derecho, en la que recibió influencia del krausismo. A partir de 1875 empieza a usar el seudónimo Clarín en sus artículos publicados en el periódico El Solfeo. En 1882 es nombrado catedrático en la Universidad de Zaragoza; un año más tarde, en la de Oviedo. Como profesor y como crítico literario, se hizo célebre y temido por su rigor y la seriedad con que asumía su trabajo. En 1891 fue nombrado concejal del ayuntamiento de Oviedo por el partido republicano. Un año después atravesó una crisis religiosa que influiría en su concepción de la literatura. De salud quebrantada durante años, murió en Oviedo, aquejado de tuberculosis intestinal.

Obra crítica

Buena parte de la obra de Clarín consiste en artículos periodísticos. Hay que destacar sus artículos de crítica literaria que, por su rigor y su exigencia, le valieron celebridad y no pocos enemigos. Agrupados en colecciones como Solos o Palique, alternan los artículos satíricos con otros artículos de fondo, en los que Clarín expone su concepción teórica de la literatura, enriquecida por su amplio conocimiento de la literatura europea de la época, de la que especialmente admiraba a los grandes realistas franceses (Balzac, Flaubert, Zola) y, en España, a Galdós. Su producción crítica tiene una intención pedagógica: contribuir a mejorar el nivel literario y cultural de España.

Obra narrativa

Es autor de dos novelas: La Regenta (1885) y Su único hijo (1891). Escribió también novelas cortas como Pipá y más de cien cuentos que recopiló en varias colecciones como El Señor y lo demás, son cuentos; Cuentos morales o El gallo de Sócrates. Algunos de sus cuentos son de los más conseguidos de la literatura española, como es el caso de Adiós, Cordera. Su único hijo está influida por el espiritualismo y el misticismo de la novela europea finisecular. Se trata de una novela introspectiva y psicológica protagonizada por Bonifacio Reyes, individuo de vida mediocre que busca la redención a través de la paternidad.

La Regenta

Su argumento es el siguiente: la joven Ana Ozores, hija de una mujer de ‘mala fama’ y de un noble liberal desclasado por sus ideas políticas y sus lecturas y actividades subversivas, se casa con el cincuentón regente de la Audiencia don Víctor Quintanar, buscando la seguridad familiar y el buen nombre social que no tuvo de pequeña.

La Generación del 98: Concepto, Características Generales y Autores

La denominación Generación del 98 se divulga hacia 1913, a partir de unos artículos de Azorín y de Ortega y Gasset. Con ella se aludía a una serie de escritores que, en su juventud, habían expresado un profundo desagrado ante la sociedad de la Restauración y proclamado la necesidad de cambios sociales, culturales y estéticos. Miguel de Unamuno, Pío Baroja, Ramiro de Maeztu, Rubén Darío, Ramón M.ª del Valle-Inclán, Jacinto Benavente y el propio Azorín integrarían el grupo. Sin embargo, a partir de 1905, siguieron evoluciones dispares y, en general, se alejaron de sus orígenes reformadores y radicales. Por ello, la existencia de la Generación del 98 como movimiento literario autónomo ha sido discutida e incluso negada por críticos y escritores desde el primer momento: algunos optaron por citarlo como Grupo del 98 y otros por considerarlo dentro del Modernismo. Además, la inclusión en esa primera nómina de Rubén Darío habla de las dificultades de deslindarla de la corriente renovadora que este trajo a la Península desde el otro lado del Atlántico. En cuanto a Valle-Inclán, hacia 1900 profesaba ideas tradicionalistas, solo había publicado algunos cuentos modernistas y pronto emprenderá una carrera literaria personal y difícil de clasificar. Antonio Machado no figuraba allí porque sus primeros libros, de carácter intimista, todavía no reflejaban el ideario progresista y la preocupación cívica que acoge en 1912 Campos de Castilla. Así pues, parece claro que Azorín, Maeztu y Baroja cabrían sin reservas en el grupo y que Unamuno puede añadírseles, pero es muy cuestionable la presencia de los demás autores citados. De hecho, el único documento que tiene una firma colectiva es el llamado Manifiesto de los Tres que en 1901 rubrican los tres primeros. En él, después de constatar la descomposición del sistema, la desaparición de viejas certezas filosóficas o religiosas y la crisis de cualquier idea política, proponen un regeneracionismo reformista que está lejos de las doctrinas revolucionarias que habían apoyado en su primera juventud.

Por todo ello, cabe apuntar como señas de identidad del 98 (que estaría, en definitiva, integrado por Unamuno, Azorín, Baroja y Maeztu, mientras que la adscripción de Antonio Machado o Valle sería más polémica) las siguientes:

  1. Sus antecedentes, por la actitud crítica ante la realidad de su tiempo, se encuentran en pensadores más que en corrientes literarias: los ilustrados, Larra, los liberales reformistas o regeneracionistas de finales del XIX (Joaquín Costa, Ángel Ganivet y Ramiro de Maeztu) y los krausistas.
  2. En cuanto a la trayectoria, uno de los rasgos del grupo es la evolución desde posiciones juveniles radicales hacia otras conservadoras en su madurez, espiritualistas o nostálgicas:
    • idealismo en Unamuno, escepticismo en Baroja, conservadurismo en Azorín y autoritarismo en Maeztu.
  3. La actitud ética inicial de denuncia social sería su principal diferencia con los modernistas. La preocupación por los problemas sociales y culturales los conduce a la reflexión sobre la sociedad española. De ahí proviene la abundancia de descripciones y críticas de los pueblos, las gentes y la forma de vida hispánica.
  4. El tema de España surge cuando pretenden entender qué define el país, qué es España. Unamuno plantea el tema en términos idealistas: habla del alma de España y la busca en Castilla, a través de su paisaje, sus mitos y sus orígenes históricos y literarios. Eso explica el interés y la revalorización de la primitiva literatura y del paisaje castellano, y de la identificación entre Castilla y España.
  5. La crisis de fin de siglo se refleja en las preocupaciones existenciales que plantea el grupo: el sentimiento de angustia, su desconfianza en la razón y la inclinación hacia el subjetivismo. El conflicto entre voluntad y abulia se repite en muchas obras.
  6. La estética del 98 se inclina hacia la sencillez, a veces muy cuidada. Rechazan la retórica ampulosa y el tono casticista y persiguen una expresión personal, lo que da lugar a estilos muy diversos, aunque llama, por ejemplo, la atención el gusto por palabras tradicionales.
  7. Sus obras dan un gran impulso a la renovación de la prosa española. Los géneros más empleados son el ensayo, que trata sobre temas muy diversos (historia, literatura, religión…) y que cultivan, sobre todo, con gran eficacia Unamuno, Maeztu y Azorín; y la novela, representada por Baroja, Unamuno y Azorín.

En definitiva, la renovación estética que proponen estos autores, junto con los modernistas –de mantener la distinción entre ambas corrientes– es de gran importancia e inaugura la Edad de Plata de nuestra literatura.

Resumen sobre Miguel de Unamuno (1864-1936)

Miguel de Unamuno fue una figura clave de la literatura y el pensamiento español. Su obra, caracterizada por un estilo apasionado y lleno de paradojas, abarcó todos los géneros literarios, pero siempre giró en torno a dos grandes preocupaciones: España y la cuestión existencial.

Trayectoria y evolución temática

  • En sus primeros años, influenciado por las ideas regeneracionistas, reflexionó sobre la crisis de España y se acercó al socialismo vasco.
  • A partir de 1897, tras una profunda crisis personal, se volcó en cuestiones existenciales y religiosas, lo que marcaría el resto de su obra.

Su producción novelística: la “nivola”

  • Unamuno rechazó el realismo tradicional y exploró nuevas formas narrativas.
  • Con Amor y pedagogía (1902) comenzó a romper las barreras entre la novela y el ensayo.
  • A partir de Niebla (1913), acuñó el término “nivola” para sus relatos, caracterizados por un enfoque filosófico y experimental. En esta obra, un personaje de ficción se rebela contra su autor, simbolizando el conflicto del propio Unamuno con Dios.
  • Otras novelas destacadas incluyen Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921) y San Manuel Bueno, mártir (1930), esta última sobre un sacerdote que ha perdido la fe pero finge creer para sostener a su comunidad.

Innovaciones narrativas

  • Sus novelas juegan con la estructura y la técnica narrativa.
  • Los personajes pueden rebelarse contra el autor (Niebla), contar su propia historia (Abel Sánchez) o ser símbolos de grandes dilemas (La tía Tula).
  • Evita descripciones innecesarias y da prioridad al monólogo y al diálogo para explorar conflictos filosóficos.

Pensamiento y ensayos

  • En sus ensayos abordó dos grandes temas:
    1. España, analizando su identidad y decadencia en obras como En torno al casticismo (1895), donde introduce el concepto de intrahistoria (la vida cotidiana del pueblo como verdadera historia).
    2. La cuestión existencial, centrada en el conflicto entre la fe y la razón. En Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925) expresa su angustia ante la idea de la muerte y la imposibilidad de alcanzar la inmortalidad.

Vida y contexto político

  • Fue profesor y rector de la Universidad de Salamanca.
  • Durante la dictadura de Primo de Rivera fue desterrado a Fuerteventura, de donde huyó a Francia.
  • En 1936, aunque inicialmente recibió a los franquistas, en el acto de bienvenida los enfrentó públicamente, lo que llevó a su arresto y a su muerte poco después.

Conclusión

Unamuno fue un innovador de la novela, un pensador profundo y un autor comprometido con su tiempo. Su obra es una exploración constante de la identidad, la fe y la lucha del individuo contra su destino, lo que la hace aún relevante hoy.

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