Realismo Mágico y Crítica Social en La Casa de los Espíritus de Isabel Allende

Realismo Mágico en la Literatura Latinoamericana

El realismo mágico surge con los cuentos de Horacio Quiroga a principios del siglo XX. En las décadas de 1960 y 1970, varios escritores del Boom latinoamericano lo utilizaron como sello distintivo de sus novelas. Gabriel García Márquez, con Cien años de soledad, y Alejo Carpentier, con Los pasos perdidos, son dos de sus máximos exponentes.

Se trata de un mecanismo narrativo que consiste en introducir hechos insólitos o fantásticos en una narración realista. Son novelas que procuran ser gráficas y no eludir la mirada realista sobre la tragedia, el dolor o lo escatológico, pero que, de vez en cuando, introducen un hecho insólito que sorprende al lector. Lo sorprendente no es el hecho en sí, sino que los personajes lo asumen sin más como parte de su vida cotidiana.

La magia de los ambientes, la extravagancia de sus personajes y la imaginación con la que la autora desvela el lado oculto de la vida cotidiana y, sobre todo, la ambigüedad con que presenta las situaciones que se mueven entre el lado real y fantástico, son parte del estilo particular de los autores latinoamericanos.

Todo esto representa la parte mágica, mientras que el realismo se encuentra en el modo de contar la narrativa: el hilo principal es realista, mientras que lo mágico no representa más que unos pocos detalles ordinarios sin poca importancia. El realismo mágico invita al lector a menospreciar lo real, a apreciar lo milagroso y a despreciar lo histórico.

El Realismo Mágico en La Casa de los Espíritus

El realismo mágico en La Casa de los Espíritus (en adelante, LCDE) de Isabel Allende (en adelante, IA) es una influencia directa de otros escritores, principalmente de García Márquez. En LCDE, los rasgos de lo mágico se acumulan alrededor de ciertos personajes y en cierto tiempo.

El realismo fantástico en LCDE parece ser cosa genética en la familia, aunque solo en la rama femenina. Tenemos personajes que vienen marcados por características insólitas y sus parientes viven esto como algo natural, como Rosa, poseedora de una «extraña belleza»; o Clara, que vive en un espacio propio acompañada de espíritus.

De Nívea se llega a decir que consideraba el pelo verde de una y la telequinesis de la otra al mismo nivel que la cojera de Luis. Aquí el realismo mágico invade las vidas de Rosa y Clara, la casa de los Del Valle y la gran casa de la esquina, pero a la muerte de Clara lo insólito se va relajando y así nos lo hace notar el narrador.

Las barreras entre lo real y lo extraordinario se vuelven tan porosas que poco a poco vemos colarse rasgos inverosímiles en situaciones dramáticas y no nos asombramos de ello.

No es, por tanto, extraño que la obra se abra y cierre con las mismas palabras, dando así la impresión de ciclo cumplido, pues todo lo que se cuenta parte del mismo lugar en el que desemboca.

La Nueva Narrativa en La Casa de los Espíritus

LCDE es la historia generacional de la familia Trueba-del Valle, una historia que la autora considera que es la de «una típica familia latinoamericana de clase media acomodada», y mediante la cual pretende hacer un retrato donde estuvieran plasmadas todas las clases sociales, ciudades y costumbres de la vida de América Latina. La trama gira en torno a cuatro generaciones de mujeres que influyen en un solo hombre, Esteban, en un marco temporal que abarca desde principios de siglo hasta los años 70. La novela describe una sociedad patriarcal e inflexible, cuyos fundamentos son los valores tradicionales y la fuerza subyugante hacia los pobres, los impotentes y las mujeres.

El contexto sociohistórico no se especifica, pero se reconoce Chile y su geografía. Fueron precisamente el ambiente y los sucesos previos que condujeron al golpe de Estado los materiales que dieron forma a la obra, con la que se consagró como una de las grandes escritoras latinoamericanas.

La utilización del tópico ciudad/campo permite al narrador situar la acción en dos escenarios: la casa de la esquina y el fundo, Las Tres Marías. Así, el narrador puede contraponer dos mundos socialmente opuestos.

Temas y Estructura de la Novela

LCDE abarca muchos temas, como el amor y la muerte, pero también la infidelidad, la violencia de género, los fantasmas y la magia. La novela desarrolla la «cuestión social», la lucha de las mujeres por obtener derechos políticos, el movimiento obrero, la llegada al poder de un gobierno popular y su caída a raíz de un golpe militar.

En la novela de IA, lo que resulta interesante es cómo es representado el conflicto, especialmente porque la tensión que recorre la novela entera no es otra que el conflicto de clases.

La novela se estructura sobre la técnica de la falsa autoría: la verdadera historia se encuentra escrita en unos cuadernos, por la mano de Clara. IA se vale de esta técnica para dar la sensación de verosimilitud de la historia. Esta pretendida realidad choca con uno de los ingredientes más peculiares y fascinantes de la novela, el realismo mágico, donde la realidad narrativa se funde con elementos fantásticos y forman parte de la cotidianidad.

La estructura es circular: comienza con la muerte de Rosa y acaba con otra, masiva y sangrienta. Los culpables son los mismos, pero con diferentes matices.

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