Rasgos del Romanticismo en don Juan tenorio

Tema 2. El Romanticismo

I. Contexto histórico

• Domina en la literatura desde finales del siglo XVIII a mediados del Siglo XIX.

• La Edad Contemporánea empieza a partir de la revolución francesa, que trae consigo la preeminencia de la burguésía y, con ella, de las ideas liberales y de los nacionalismos.

• En estas ideas liberales está el germen del Romanticismo, y se manifiestan en España en la guerra de la Independencia (1808), y, después, en la Constitución de las Cortes de Cádiz (1812), que rápidamente es anulada y sustituida por el poder absoluto de Fernando VII.

II. Carácterísticas del Romanticismo

• Reacción contra el frío Racionalismo de la Ilustración. La literatura romántica rechaza la supeditación a las reglas clásicas.

• Exalta los sentimientos, la pasión, la imaginación y el afán de libertad. Cobran más importancia los impulsos y los valores vitales que la razón y los valores morales.

• Predomina la óptica subjetiva: la valoración de la realidad se hace desde el yo. El individualismo se impone sobre lo social.

• El escritor necesita expresar sus sentimientos, principalmente, el amoroso. El amor se concibe como una aspiración, un ideal inalcanzable; de igual manera, la felicidad tampoco es posible.

• El romántico se siente incomprendido; le parece que el mundo es injusto, y experimenta un constante desacuerdo con la realidad. Esto se llama «inconformismo romántico».

• Los géneros preferidos son la lírica y el teatro.

III. La lírica romántica

• Los temas que gustan son el amor inalcanzable, la soledad, el misterio de la muerte, el ansia de libertad, la naturaleza abrupta y salvaje.

• Son motivos recurrentes la actitud melancólica, el desasosiego, la rebeldía, los paisajes agrestes, los lugares exóticos, los ambientes ruinosos y nocturnos, los cementerios, lo misterioso, lo sobrenatural, lo irracional, el suspense.

• La métrica es innovadora: las estrofas clásicas alternan con variaciones métricas novedosas.

• Son muchos los poetas europeos destacados, que influyen en los poetas españoles: los alemanes Schiller, Novalis y Heine; los ingleses Lord Byron y Shelley; los franceses Víctor Hugo y Alfred de Musset.

Poetas románticos

– José de Espronceda (1808-1842)

Tiene un temperamento rebelde y exaltado, lo que se refleja en un lenguaje altisonante, lleno de exclamaciones e interrogaciones. Sus obras más famosas son El diablo mundo (poema simbólico) y El estudiante de Salamanca, poema narrativo que relata la despreciable conducta de don
Félix de Montemar, joven inmoral y pendenciero en la línea de don Juan Tenorio, que, como un anticipo de su muerte, ve pasar su propio entierro.

Entre sus poesías sueltas son especialmente conocidas la «Canción del pirata» y la «Canción del cosaco».

– Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Influido por Heine, Bécquer escribe de manera directa, evitando el exceso de retórica o de artificio verbal. Su ideal poético se manifiesta en una lírica intimista, expresada con sinceridad, que emociona más fácilmente al lector. Su estilo es el que más ha influido en los poetas del Siglo XX.

Sus obras más leídas son las Rimas y las Leyendas (esta última es un conjunto de veintidós relatos en los que predominan el clima de misterio y lo sobrenatural).

El tema principal de las Rimas es la propia poesía, la indagación que realiza el poeta para conseguir expresar con palabras el impulso poético. Los demás temas -el amor, el dolor, el desengaño, la angustia- están subordinados a éste. La belleza en sí misma es lo realmente poético; la belleza está en el amor, en el misterio, en el sueño, en la naturaleza, en el dolor o en la soledad


del ser humano. Todos estos elementos conforman el mundo poético de Bécquer.

– Rosalía de Castro (1837-1870)

Es la mayor poeta en lengua gallega. Escribe en gallego (Follas novas) y en castellano (En las orillas del Sar). Se caracteriza por el tono melancólico y triste que da a sus composiciones. En ellas se refleja una vida desgraciada, marcada por la enfermedad y el dolor.

IV. El teatro romántico

• El drama romántico repite muchas carácterísticas de la Comedia del Siglo de Oro: oscila entre tres y cinco actos; no respeta las unidades clásicas: unidad de acción, de tiempo y de lugar; mezcla lo trágico con lo cómico y la prosa con el verso.

• Sus temas fundamentales son el amor y la libertad, y los escenarios frecuentes: mazmorras, riscos, lugares solitarios y agrestes, cementerios, panteones…

• Entre los personajes, el héroe suele tener un origen poco claro, o una forma de actuar misteriosa y valiente. A veces tiene un destino trágico (como don Álvaro, en Don Álvaro o la fuerza del sino, o Manrique, en El Trovador). La heroína es una hermosa mujer, que sufre y muere por amor.

• En las escenas amorosas, el lenguaje adopta frecuentemente un tono lírico y emotivo.

• Los temas y los personajes proceden con frecuencia de la historia y de la leyenda españolas. La acción es dinámica y novelesca, con sucesos inesperados y desconcertantes, que buscan embargar de emoción al espectador con escenas conmovedoras, gestos dramáticos y un final desgraciado.

• Es frecuente situar las escenas en pasajes abruptos o cementerios. La naturaleza ambienta los estados de ánimo de los personajes.

Dramaturgos románticos

– El más importante de todos es José Zorrilla (1817-1893), autor de Don Juan
Tenorio. Además escribíó otras obras como Traidor, inconfeso y mártir y El puñal del godo. En ellas destaca su gran capacidad de teatralización y la musicalidad y elocuencia de su verso.

Don Juan Tenorio (1844), es una versión de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina (Siglo XVII). La acción transcurre en Sevilla, en el Siglo XVI. En la primera parte nos cuenta su vida licenciosa en Italia, la cita con don Luis Mejía —su antagonista, en cumplimiento de una apuesta sobre quién de los dos es capaz de causar más atropellos— y la ruptura con el padre de doña
Inés, don Gonzalo de Ulloa, y con su propio padre, que habían concertado su matrimonio con doña Inés. Don Juan gana la apuesta a don Luis burlando a doña Ana, su prometida; prepara el rapto de doña Inés (que se educa en un convento, donde reside desde niña) y lo lleva a cabo; se bate con don Luis y lo mata, así como a don Gonzalo, que viene en busca de su hija. Pero, al conocer a doña Inés, don Juan se enamora y su vida cambia. A partir de este momento, en la segunda parte, tiene que enfrentarse con los muertos, con su conciencia y con Dios. En su reto permanente al cielo se interpone doña Inés. Ella, y el amor que representa, inclinan la balanza a favor de don Juan y éste se salva por amor. El elemento romántico más importante de la obra es concebir el amor como una forma de perfeccionamiento del ser humano; gracias al amor, don Juan se salva; en cambio, dos siglos antes, el don Juan de Tirso se había condenado.

– El Duque de Rivas (Ángel de Saavedra; 1791-1865) escribe Don Álvaro o la fuerza del sino, que constituye el modelo de drama romántico, un drama exaltado, centrado en el amor y regido por el destino, que lleva al suicidio del protagonista.

Otros autores son Martínez de la Rosa (La conjuración de Venecia), Antonio García Gutiérrez (El Trovador), Mariano José de Larra (Macías) y Hartzenbusch (Los amantes de Teruel).

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