Tema 3: El teatro de principios del siglo XX. Ramón María del Valle Inclán y Federico García Lorca.
Hasta la Guerra Civil, las diversas manifestaciones teatrales que se producen en España pueden agruparse en dos líneas generales:
a)Una línea de teatro comercial, aceptado por el público, heredero del teatro del XIX, destacamos las siguientes manifestaciones:
El teatro en verso, de tono neorromántico, que incorpora elementos formales del Modernismo y una ideología tradicionalista. Se cultiva el drama histórico y el drama rural. Destacan Eduardo Marquina, Francisco Villaespesa y obras escritas en colaboración por los hermanos Machado.
La comedia burguesa, representada por Jacinto Benavente: se trata de un teatro técnicamente perfecto, limitado en sus contenidos porque la dependencia del público le obliga a limitar la carga crítica. Obras de este autor citamos Los intereses creados o La malquerida.
El teatro cómico, donde destacan el sainete y la comedia costumbrista, que utilizan personajes típicos, lenguaje humorístico y ambientes pintorescos. Destacan Carlos Arniches, que se inició con sainetes del Madrid castizo, y Pedro Muñoz Seca, con la creación del “astracán”, que provocan la carcajada por las situaciones disparatadas. Así sucede en La venganza de don Mendo.
a)El teatro renovador fracasado en los escenarios. Se situarían en esta línea:
Algunos autores del 98, como Unamuno, cuyo teatro se caracteriza por su esquematismo formal y la densidad del contenido; Azorín, que introduce lo irreal y lo simbólico y Valle-Inclán.
Es fundamental la aportación de los autores del 27, especialmente la incorporación de formas vanguardistas que sirvieron para ensayar nuevas herramientas de representación escénica. Entre estos autores destacan: Jacinto Grau, El señor de Pigmalión, trata sobre el poder y los peligros de la creación, en la que el “muñeco” creado acaba asesinando a su creador; Ramón Gómez de la Serna y Lorca.
Ramón María del Valle-Inclán: Innovador del teatro español, rechaza el Realismo burgués y propone una renovación de la escena española en todos sus aspectos. Su densa obra se divide en tres ciclos: mítico, de farsa, y del esperpento.
El primer ciclo, está integrado por las Comedias bárbaras, que se sitúan en una Galicia atemporal, arcaica y supersticiosa, con personajes feroces y amorales inmersos en un mundo en el que las pasiones conviven con lo sobrenatural, lo misteriosos y la muerte.
También pertenece Divinas Palabras (1920), cuyo protagonista, un enano, es mostrado en plazas, ferias y caminos para obtener dinero. Las pasiones se mezclan en esta tragicomedia rural con la miseria y la crueldad humanas.
Al ciclo de la farsa, pertenecen Farsa infantil de la cabeza del dragón (1909) y La marquesa Rosalinda (1912), obras en las que lo sentimental y lo grotesco se contraponen desmitificando la sociedad tradicional con un Lenguaje esperpéntico.
Ciclo del esperpento: nace de una situación histórica, y sigue la tradición española representada por Quevedo, se busca la deformación sistemática de la realidad para ofrecer su imagen grotesca. Se trata de una nueva estética que mezcla los aspectos más corruptos de forma despiadada a la vez que se reforman las formas literarias y el lenguaje.
La ironía y el sarcasmo, revelan una crítica enorme hacia el mundo de las apariencias y la corrupción en todos los niveles de la vida, la crítica a la forma de vivir de un determinado pueblo, España.
A este ciclo pertenece Luces de Bohemia, en la que se teoriza sobre el género y se ataca a la burguesía contemporánea. Max Estrella, recorre por la noche las calles de Madrid junto a su guía, don Latino de Híspalis, hasta encontrar la muerte al amanecer en el portal de su casa.
Más tarde, publica Martes de Carnaval, en el que reúne tres esperpentos: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán.
Federico García Lorca: Fue un excelente poeta y el más importante de los dramaturgos de la Generación del 27. Su producción teatral posee características comunes a sus tres etapas principales:
La frustración de los personajes por el deseo de libertad, casi siempre representado en personajes femeninos.
El empleo de verso y prosa.
La importancia de elementos como la música, danza, vestuario, etc. Concibiendo el teatro como un espectáculo total.
Uso de lenguaje poético lleno de recursos literarios.
Dichas etapas son:
Los comienzos, próximos al Modernismo y al simbolismo. En su primera etapa creó El maleficio de la mariposa.
En una segunda fase crea obras de teatro renovador tanto para guiñoles como para personas. Entre ellas destaca la farsa de La zapatera prodigiosa, en la que el marido de la zapatera se disfraza para parecer más joven y despertar así el amor de su infeliz esposa.
Crea una serie de dramas surrealistas como Así que pasen cinco años.
Al final de su producción, en su época de madurez, escribió tragedias que abordan la frustración por la imposibilidad de realizar los deseos más hondos del ser humano. Destacan:
Bodas de sangre: tragedia del amor imposible por causa de las clases sociales.
Yerma: Es el drama de una mujer que se enfrenta al problema de la esterilidad. El marido, celoso de la posible infidelidad de la esposa, lleva a casa a sus dos hermanas para que la vigilen de cerca. Yerma enloquece y estrangula a su marido.
Doña Rosita la soltera: protagonizada por una solterona, cuya vida se mueve entre lo grotesco y lo conmovedor.
La casa de Bernarda Alba: se cuenta la historia de Bernarda, que tras la muerte de su esposo hace vivir a sus hijas un riguroso luto de ocho años. La protagonista es la Encarnación de la hipocresía y el conservadurismo moral.