El DESTINO, envuelto en un sino trágico, es otro de los temas destacados de la novela. Santiago Nasar es la figura sobre la que pesa esa fatalidad en forma de una inverosímil acumulación de errores, casualidades, adversidades impensables, circunstancias insólitas y también odios y rencores. No se trata, pues, tanto de una fuerza ciega como de un paulatino sucederse de circunstancias que convergen en un nefasto final creando una atmósfera un tanto truculenta. Ejemplos:
– La parada del obispo hubiera podido detener a los criminales, pero sigue el viaje.
– Plácida Linero cierra la puerta de casa a su hijo porque Divina Flor le asegura que él está dentro, etc.
Otro de los temas es el HUMOR, que marca una anticlimática distensión con la violencia y lo macabro del crimen. Un humor en pequeñas dosis, pero que asoma por acá y por allá. Un humor que alcanza lo grotesco y lo esperpéntico, a veces decididamente negro y en otros casos absurdo y desaforado.
Ejemplos:
Plácida Linero es afamada intérprete de sueños, pero hay que contárselos “en ayunas”.
La trama narrativa: estructuración de la fábula
Desde el punto de vista externo la obra se divide en 5 partes de extensión homogénea que no pueden calificarse de capítulos al uso.
– La primera parte tiene una notable función de despliegue del conjunto: sabemos a quién matan, cómo y cuándo, cuáles son algunas fatales circunstancias coadyuvantes del crimen. Sabemos que Ángela Vicario se casó, que la celebración de la boda ha sido sonada, que a las pocas horas el marido la repudió y que Santiago Nasar se ha visto involucrado en el asunto; nos enteramos del viaje del obispo, etc. Pero el eje vertebrador es aquí un personaje, Santiago Nasar, y su entorno familiar, cuya descripción ocupa las páginas centrales.
– La segunda parte corre paralela a la primera en cuanto tiene como eje a otro protagonista, Bayardo San Román. Se nos presenta a su familia, se describe su relación con Ángela Vicario, se le retrata a partir de su venida al pueblo (donde es forastero). Luego el discurso gira hacia la figura de Ángela Vicario y su familia, los preparativos de boda y el cortejo a la novia por parte de Bayardo, los festejos y la retirada de los novios a su nueva casa. El final de la 2ª parte viene marcado por la tensión y el dramatismo que contrastan con la atmósfera de jubilosa celebración de la boda.
– La tercera parte desarrolla las circunstancias y detalles previos al asesinato de Santiago Nasar en cumplimiento de la venganza sangrienta, obligada por el código de honor. El eje es ahora los hermanos Vicario en su itinerario de búsqueda y castigo (a su pesar) del presunto ofensor. Asistimos, pues, a un recorrido que va siendo pautado por las apreciaciones de los testigos, desplegadas en un amplio abanico perspectivístico.
– La cuarta parte tiene un primer acontecimiento-eje en la descripción de la autopsia del cadáver de S. Nasar. A ello sigue la ceremonia del entierro, el alba del “martes turbio”, y la inquietud en el pueblo por la posibilidad de que la pacífica comunidad árabe a la que Nasar pertenecía intentase vengar su muerte. Esta cuarta parte es cronológicamente posterior a la siguiente. La marcha de los asesinos al penal, la desaparición de Bayardo. Una historia a la que el reencuentro final de los esposos otorga un desenlace feliz.
– La quinta parte es, en la cronología de la historia, anterior a la cuarta. Tras una panorámica del estado de ánimo de la gente del pueblo después del crimen y una referencia a la dimensión judicial del mismo, el discurso narrativo hace retroceder de nuevo la fábula para enfocar el itinerario de persecución, encuentro y muerte de S. Nasar. La acumulación de circunstancias adversas, el intento de ayuda fraternal de Cristo Bedoya… son motivos puntuales de esta parte. A ello hay que añadir la macabra intensidad de los cuchillos sangrientos y el detallismo con el que el narrador describe el
crimen. El tema del destino aparece en esta parte. La estructura de la obra es circular y cerrada.
Perspectivismo
El continuado entrecruzamiento de los puntos de vista del narrador, de los testigos, de los protagonistas, de las fuentes escritas, otorgan a la Crónica la clara condición de novela perspectivística. El modelo perspectivístico implica la presencia de un lector activo que acople o ensamble lo desmontado o disperso. La superposición de valoraciones desde diferentes voces incide sobre hechos, comportamientos y personajes. Pero el punto de vista dominante es el del narrador. Y lo es especialmente en el recuento de la historia de los protagonistas (S. Nasar, Ángela Vicario, Bayardo San Román) y la descripción de su origen y entorno familiar. Pero el mismo narrador, en estilo indirecto -y en función de su labor de cronista- recoge perspectivas de testigos, protagonistas y personajes secundarios, alternándolas con el uso del estilo directo. Y su objetividad le lleva al manejo de fuentes textuales fidedignas (cartas, informes), así como a cotejar las variaciones de perspectivas de un mismo personaje en diferentes momentos.
Hay algunas secuencias en las que el narrador se retira para dar paso al diálogo de los personajes, pero aún en estos casos está presente, situado detrás de los personajes, manifestado en acotaciones que unas veces ordenan simplemente el curso del diálogo y otras lo completan con alguna referencia. El perspectivismo le otorga mas credibilidad y hace que la historia sea más verosímil.