CONTEXTUALIZACIÓN
Vicente Aleixandre es un poeta español que nacíó en Sevilla el 26 de Abril de 1898, y murió el 14 de Diciembre de 1984 en Madrid. Además pertenecíó a la Generación del 27, de la que fue un miembro destacado.A Vicente este autor se le reconoce como el principal poeta surrealista español. Se dice que su trayectoria se divide en tres etapas: una primera de poesía pura (con influencias de Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas y Jorge Guillén), otra de poesía surrealista y una tercera de poesía antropocéntrica.
Se querían forma parte del libro La destrucción o el amor (1935), escrito entre 1932 y 1933, año este último en el que Vicente Aleixandre recibíó el Premio Nacional de Poesía; un libro definido por el propio Aleixandre como un “canto al renacer de las fuerzas y el apetito vital”. El mismo título ofrece una intuición muy exacta del contenido: no hay otra salida sino el amor, porque fuera de éste se destruye todo sentido, pero amar es también destruirse.
ESTRUCTURA EXTERNA (estrofa,rima…)
El poema está formado por cuartetos y estrofas de cinco versos con versos de arte mayor y arte menor, y además presenta una rima libre en la que el autor no sigue ningún tipo de regla.
El texto presenta una estructura externa compuesta por ocho estrofas de cuatro versos cada una, a excepción de la primera y la última de ellas. Respecto a la métrica, utiliza el verso libre.
ESTRUCTURA INTERNA
En cuanto a la estructura interna, el poema podemos dividirlo en tres partes según la organización de sus ideas.
La primera parte corresponde con las cuatro primeras estrofas, y en ella el autor comenta la forma en la que los dos amantes se desean en plena oscuridad, en la noche y cuando la luz comienza a resurgir, el amanecer.
La segunda parte corresponde con la quinta, sexta y séptima estrofa y en ellas se comenta el amor en plena luz, durante el día, y cuando se acerca la oscuridad, el anochecer.
Finalmente nos encontramos con la tercera parte que correspondería con la última estrofa y en ella el autor enumera el cuando, el modo, haciéndonos como un pequeño resumen, pero a la vez reiterándonos que lo son todo. Que son el día y la noche, lo nuevo y lo antiguo, lo frágil y lo duro, la música y el silencio, la quietud y el movimiento, pero que a pesar de todo se querían y eso es lo realmente importante.
Podemos dividir el texto en tres partes claramente diferenciadas como hemos dicho anteriormente, y en cada una de ellas destacamos distintos recursos retóricos.
La primera de ellas está forma por las primeras cuatro estrofas en los que comenta el amor carnal de los amantes en la madrugada y el amanecer. Para ello hace uso de recursos estilísticos, generalmente aparecen las metáforas personales y personificación como «sufrían por la luz, labios azules en la madrugada» y «labios saliendo de la noche dura», que hace referencia al frío amanecer que provocaba ese color morado de labios e incluso sangre tras los apasionados besos de los amantes aunque eso no tenía importancia, lo cual se expresa en «labios partidos, sangre ¿sangre dónde?»; también utiliza otras figuras como el símil «se querían como las flores a las espinas hondas» y en general toda la segunda estrofa es en sí una comparación entre los amantes y los girasoles, pues al igual que las flores giran a medida en que el sol se mueve en busca de su luz, los amantes giran el uno en torno al otro. En la tercera estrofa aparece de nuevo la metáfora «los valles se estiran como lomos…» para explicar el efecto del amanecer sobre los valles que hace parecer que éstos se estiran, y una enumeración de sensaciones en el último párrafo haciendo referencia a la relación amorosa en ese instante. En el cuarto párrafo se refiere de nuevo al frío de la madrugada con el uso de las comparaciones «duras como los cuerpos helados de las horas» y «duras como los besos de diente a diente solo», comparándolo todo a su vez con las duras piedras.
En la segunda parte, el autor muestra el amor durante el día. En la quinta estrofa el autor comenta a través de la personificación «playa que va creciendo» y «ondas que por los pies acarician los muslos» un momento de los amantes en la playa, queriéndose en la arena cuando de repente una ola le alcanza y les moja. En la sexta estrofa, los amantes siguen en la playa y al igual que ha avanzado el día y es mediodía («mediodía perfecto…») su relación también ha avanzado, como podemos entender en los versos «se querían tan íntimos» e «intimidad extensa», e incluso hacen planes de futuro juntos («horizontes remotos ligados…»). La estrofa siete hace referencia a la llegada de nuevo de la noche tras un día amándose, más bien el anochecer cuando la luna llena («luna lúcida, como ese mar redondo que se aplica a ese rostro») comienza a salir y se produce, según el autor, «un eclipse de agua» por los colores anaranjados del mar en el atardecer.
Finalmente se encuentra la tercera parte, que corresponde con la última estrofa en la que el autor realiza una enumeración de todas aquellas sensaciones vividas, de todos los momentos vividos, y de todos los testigos de pasión amorosa de los amantes. Esta enumeración se realiza a través del asíndeton , lo cual supone el aligeramiento del ritmo del poema en esa parte. Podemos destacar también otros recursos literarios utilizados como los símbolos, (el color rojo que simboliza el color del amor), la anáfora de los cinco primeros versos («se querían…»), la numerosa sustantivación y la adjetivación que le proporciona una mayor fuerza expresiva al poema.
ANÁLISIS DEL CONTENIDO Y ANÁLISIS DE LA FORMA
anáfora: “se querían”
épitetos: “mar redondo” “luna lúcida” “horizontes remotos” “mejilla oscurecida” “dulce eclipse”? “peces rojos” “intimidad extensa”
hiperbatón “horizontes remotos ligados como cuerpos en soledad cantando”
enumeración: última estrofa
van y vienen
sobre el mar, bajo el cielo
en la quinta, sexta ( horizontes se acostumbra a relacionar con el mar) y séptima hace mención al mar de una forma u otra
metáfora pura “se querían en un lecho navío”La metáfora sitúa a los amantes en un espacio que aparece partido de nuevo, como los labios, por la luz, por la llegada del día y la resistencia de la noche a desaparecer. La imagen no deja de ser un oxímorón.