Prosa y Teatro en el Romanticismo Español: Géneros y Autores Clave

La Prosa Romántica

En la prosa del Romanticismo español destacan principalmente tres géneros: la novela histórica, el cuadro de costumbres y el artículo periodístico.

La Novela Histórica

Este género trata sobre temas situados en la Edad Media y se observan dos tendencias claras:

  • Novela histórica liberal: Adapta temas de la historia de España con un talante crítico. Ejemplos notables son El doncel de don Enrique el Doliente (1834) de Larra, y Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar (1834) de Espronceda.
  • Novela histórica moderada: Exalta los valores tradicionales. La obra más importante dentro de esta tendencia es El señor de Bembibre (1844) de Gil y Carrasco, ambientada en el Bierzo.

El Cuadro de Costumbres

El cuadro de costumbres aparece ligado al periodismo, pues la mayor parte de ellos se publicaban en periódicos y revistas. Se define como una descripción inmovilista de una realidad social típica, sin desarrollo dramático. De breve extensión, el cuadro de costumbres recrea temas de la actualidad del momento y busca la amenidad y la gracia con lenguaje popular y expresivo. Alcanza su máximo apogeo hacia 1840.

Los dos autores más destacados son:

  • Mesonero Romanos (1803-1882): Con sus Escenas matritenses, donde recoge costumbres de Madrid y sus personajes más típicos.
  • Estébanez Calderón (1799-1876): Con su obra Escenas andaluzas, caracterizada por un lenguaje excesivamente arcaico.

El Artículo Periodístico

El periodismo se convirtió en el siglo XIX en un medio de comunicación imprescindible para la sociedad moderna. La literatura se acomodó a los reducidos formatos de la prensa, y en ella aparecieron ensayos, poemas y relatos cortos. A partir de los años 40, se reserva un espacio para la novela por entregas, que gozó de gran popularidad.

Los escritores románticos se sirven del periódico como vehículo perfecto para su ideal de progreso. En sus páginas se propagan opiniones, acontecimientos y proyectos, lo que permitió el nacimiento de un nuevo género: el artículo periodístico, caracterizado por una prosa llana y directa y por un tono didáctico.

Larra (1809-1837)

Mariano José de Larra es uno de los románticos españoles más destacados, un hombre comprometido con la realidad de su tiempo que encaró con lucidez el atraso, el inmovilismo y la corrupción política que vivía España. El suyo era un romanticismo combativo que pretendía transformar la sociedad, y a ello dedicó su vida y su ingenio de escritor.

Se sirve de la prensa por su afán modernizador y se convierte en el primer gran periodista español. Confía en la libertad de expresión y en el concepto de literatura útil. Lucha por el progreso y la modernidad atacando las costumbres anticuadas y los vicios inmovilistas.

Sus artículos se distribuyen en tres grupos temáticos:

  • Artículos de costumbres: Composiciones en prosa breves y de carácter descriptivo con cierto sentido del humor. Utiliza el cuadro de costumbres para hacer crítica social. Describe episodios de la vida cotidiana pero en un tono mordaz e irónico, siguiendo a Quevedo y Cadalso. Algunos ejemplos son El castellano viejo, El casarse pronto y mal y Vuelva usted mañana.
  • Artículos de crítica política: En ellos vierte sus ideas políticas. Para evitar la censura, busca distintas fórmulas literarias: parodias, fantasías literarias, diálogos entre personajes, etc. En este grupo destacamos: Nadie pase sin hablar al portero y Tres no son más que dos. En su última época, sus artículos se tiñen de una filosofía existencial que expresa una concepción desengañada del mundo y del hombre; esto se muestra en La Nochebuena de 1836 o El día de difuntos de 1836.
  • Artículos de crítica literaria: A través de estos difunde sus teorías sobre la literatura y defiende la idea de que el escritor debe adoptar una postura comprometida. Muchos de estos artículos están dedicados a la crítica teatral. Larra consideraba el teatro como el medio más adecuado para la educación del pueblo.

Profundamente preocupado por el idioma, Larra rechaza neologismos innecesarios y el estilo demasiado arcaizante. Su prosa es llana, clara, directa e irónica. Su estilo está lleno de juegos de palabras, dobles sentidos y paradojas, que ponen el lenguaje al servicio de una clara intención crítica.

A los 19 años editó su primer periódico: El duende satírico del día. Más tarde, con El pobrecito hablador, inició una carrera crítica que le llevó a gozar de gran influencia social. Escribió con el seudónimo de Fígaro en Revista Española, El Observador y El Español.

El Teatro Romántico

En 1834 se estrena La conjuración de Venecia de Martínez de la Rosa, considerado el primer ejemplo del género. La obra de Zorrilla, Traidor, inconfeso y mártir (1849), es considerada una de las últimas grandes obras del género.

Temas y Finalidad

El amor, un amor imposible más allá del bien y del mal, es el tema fundamental. Le acompañan el azar que vapulea al héroe romántico, la libertad, la venganza y la rebeldía política o moral. La intención del drama romántico es llegar a la sensibilidad del espectador.

Personajes y Escenarios

El héroe teatral es un ser misterioso, valiente, amante de la libertad, en busca de una felicidad inalcanzable y con un destino inevitablemente desgraciado. La heroína que lo acompaña es dulce, inocente y una amante apasionada. La ambientación que rodea a estos personajes se desarrolla en panteones, paisajes solitarios y abruptos, mazmorras, cuevas y montañas.

Aspectos Formales

El teatro romántico se caracteriza por su rechazo a todas las reglas; la libertad artística es el principio más importante. Encontramos mezcla de elementos trágicos y cómicos, de prosa y de verso, y el triunfo de la sorpresa sobre la verosimilitud dieciochesca. Se rompen las unidades de tiempo y lugar; el número de actos varía y se utilizan elementos efectistas que intensifican el clima trágico y que producen sorpresa, horror y todo tipo de emociones en el espectador, con un lenguaje retórico y grandilocuente.

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