Prosa Renacentista y Barroca: Subgéneros, Autores Clave y Características

La Prosa en el Renacimiento y Barroco: Un Recorrido por sus Subgéneros y Autores

Prosa Renacentista (Siglo XVI)

La prosa de no ficción en el Renacimiento se manifiesta en diversos subgéneros:

  • Diálogo: Heredero de la tradición clásica, fue el género predilecto de los humanistas europeos para divulgar el pensamiento y la crítica. En España, destacan:
    • Diálogo de la lengua de Juan de Valdés.
    • Diálogo de las cosas ocurridas en Roma de Alfonso de Valdés.
  • Misceláneas: Mezclan asuntos variados. Sobresale Menosprecio de corte y alabanza de aldea de Fray Antonio de Guevara.
  • Historiografía: Obras históricas que surgieron a partir de la conquista de América.
  • Religiosa: Destacan Santa Teresa de Jesús, con Camino de Perfección y El libro de la vida (ambas de prosa mística), y Fray Luis de León, con De los nombres de Cristo y La perfecta casada.

Prosa de Ficción Renacentista

Se agrupa en los siguientes subgéneros:

  • Libros de Caballerías: Obras protagonizadas por un caballero noble que, con sus hazañas, prueba su amor por una dama. El mejor ejemplo es Amadís de Gaula, con la firma de Garci Rodríguez de Montalvo. Estos libros tendrán su final con El Quijote.
  • Novela Bizantina: Narraciones de dos enamorados virtuosos que son forzados a la separación. Las más conocidas son La selva de aventuras de Jerónimo Contreras y Los trabajos de Persiles y Sigismunda de Cervantes.
  • Novela Pastoril: Relatos protagonizados por refinados pastores que, a través de diálogos, cuentan sus desventuras amorosas. Este subgénero fue muy leído. Las más famosas son Los siete libros de Diana de Jorge Montemayor y La Galatea de Cervantes.
  • Novela Picaresca: Del siglo XVI, con esplendor en el XVII. Inaugurada con la aparición del Lazarillo de Tormes, protagonizada por un pícaro que relata sus desventuras de manera autobiográfica.
  • Novela Morisca: Historias de frontera cristiano-musulmana en las que se mezclan peripecias amorosas y militares. La más conocida es La historia de Abencerraje y la hermosa Jarifa, de autor desconocido.
  • Novela Corta o Italiana: Narraciones breves para el entretenimiento. En el año 1613, Cervantes publica un libro con 12 narraciones breves que llama Novelas ejemplares, que son historias independientes que carecen de un marco común, a excepción de El coloquio de los perros.

Prosa Barroca (Siglo XVII)

  • Prosa no Ficción: Destaca la figura de Baltasar Gracián, intelectual que se ocupa de cuestiones como la educación, la prudencia y la virtud en tratados como *El Héroe* y *El Criticón*.
  • Prosa Ficción: Obras con tono moralizador en la que desaparecen ciertos subgéneros y se sigue forjando una novela moderna. La picaresca y la corta son las de mayor éxito.

Subgéneros de la Prosa de Ficción Barroca

  • Novela Picaresca Constituida: Relatos cuya intención es la burla. Presentan unas características comunes: narración autobiográfica, protagonista de origen humilde, ambiente urbano. El principal título es *Guzmán de Alfarache*, del sevillano Mateo Alemán. En ella, el protagonista relata su vida como ladrón hasta que se arrepiente y opta por una vida digna.
  • Novela Costumbrista: Relata las costumbres de la época, destacando *El diablo cojuelo* de Luis Vélez de Guevara.
  • Novela Corta: Continúa con el paradigma italiano. Trata de relatos protagonizados por personajes de clase elevada en los que el tema es el amor. Los más leídos fueron los relatos de María de Zayas.
  • Novela Bizantina: Con *El peregrino en su patria* de Lope de Vega.
  • La prosa de Quevedo: Esta prosa refleja tanto sus intereses y preocupaciones como su excepcional dominio de la lengua. Sus reflexiones morales, políticas y literarias pueden leerse en obras como *Los sueños*. Quevedo dio origen a la importante novela picaresca *La vida del Buscón*, relato ficticio en el que el protagonista, Pablos, resulta malparado y satiriza el anhelo de ascenso social frecuente en la España del momento.

El Lenguaje como Figuración de la Realidad: Wittgenstein

El giro lingüístico de la filosofía se produce cuando hacemos de la misma no una teoría, sino una actividad lógica. El lenguaje es el instrumento que permite mostrar cuáles proposiciones son verdaderas, cuáles falsas y cuáles carecen de sentido. Conocemos no copiando los hechos, sino figurándolos, es decir, dando forma. El lenguaje es la forma que el hombre usa para figurar la realidad, habiendo una relación entre el mundo y el lenguaje, denominada por Wittgenstein «forma lógica».

Lo que nos rodea son objetos nombrados por el ser humano. Una vez descubierta la realidad, conformando un estado de cosas, es preciso que sea constatada, verificada, hablando de los hechos que son representados por las proposiciones verdaderas. Los estados de cosas y los hechos conforman la realidad, siendo esta representada por la totalidad de proposiciones. Es decir, la realidad total es el mundo que es dicho por el lenguaje.

La unidad de pensamiento mínima es la proposición. El nombre no puede ser entendido en sí mismo, sino en el contexto de la proposición. Existen tres tipos de proposiciones:

  • Tautológicas: Verdades puramente formales.
  • Contradictorias: Falsas por su propia estructura.
  • Contingentes: Resultantes de la experiencia.

(Texto sin acabar)

Sócrates: La Filosofía como Diálogo y Autodescubrimiento

Para Sócrates, filosofar era sinónimo de vivir, lo cual implica racionalidad y libertad, elementos que son compartidos con otros en la polis, que necesitamos para contrastar nuestro pensamiento y descubrir la verdad. Se filosofa en el encuentro con el otro y en el autodescubrimiento de sí mismo.

Sócrates pretende hacer surgir el conocimiento en los demás, haciendo comprender al sabio que es ignorante y al ignorante, sabio, pues él afirma: «Solo sé que no sé nada», ante la imposibilidad de saberlo todo.

Primero hace uso de la ironía, es decir, finge que no sabe nada, para después emplear la mayéutica, que consiste en hacer surgir el conocimiento en la mente de los demás a través de la pregunta-respuesta.

Sócrates consideraba que estaba poseído por un *daimon*, una divinidad entre los dioses y los hombres, que hacía de voz del dios Apolo.

Nietzsche: Voluntad de Vida vs. Voluntad de Poder

Para Nietzsche, hay dos formas de asumir la existencia humana: «voluntad de vida» y «voluntad de poder».

  • Vivimos desde la voluntad de vida cuando nos acomodamos en nuestros logros y tenemos miedo de avanzar porque podríamos perder lo conseguido, cuando nos acobardamos ante los retos.
  • Vivimos desde la voluntad de poder cuando cada plazo implica un siguiente, al no conformarnos con lo conseguido, sino que buscamos nuevas metas indefinidamente, al optar por una creatividad abierta.

Según Nietzsche, hay dos tipos de hombre:

  • El hombre conceptual (filósofo, científico).
  • El hombre intuitivo (poeta, músico, artista).

Ambos se enfrentan a la vida tratando de comprenderla y dominarla, pero el hombre racional usa la previsión y la regularidad que le proporcionan los conceptos abstractos; el hombre intuitivo se vale del arte. Ambos sufren, pero el intuitivo expresa su dolor a través del arte, y el racional se enfrenta al destino con fría calma.

El verdadero hombre es el intuitivo, que se vale de la intuición y, gracias al arte, comprende la vida mejor que el científico. La intuición es el modo de captación de ese fondo oscuro y profundo que es la vida; es una especie de adivinación o mirada que penetra como un rayo. El verdadero filósofo debería ser el hombre de la voluntad de poder, el hombre intuitivo que piensa la vida desde lo que es, intuye su sentido y trata la realidad como es.

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