1.2 CARACTERÍSTICAS DE LA PROSA ENSAYÍSTICA (JOSÉ CADALSO Y JOVELLANOS.)
El género literario en prosa preferido por los escritores de la Ilustración fue el del Ensayo, disertación escrita de intención didáctica muy variable en cuanto a temas y estilo. Con sus ensayos, los escritores del SXVIII pretendían defender las nuevas ideas y actitudes propias del Siglo de las Luces. Los ensayistas más destacados fueron:
·Fray Benito Jerónimo FEIJOO prototipo de ilustrado y defensor de las nuevas ideas. Recogió sus reflexiones en “Teatro crítico universal” y “Cartas eruditas”, obras en las que ataca las supersticiones y opiniones infundadas.
·Ignacio LUZÁN, autor de la “Poética” donde establece los preceptos a que deben ajustarse las obras ilustradas.
·JOSÉ CADALSO que, como poeta, es autor de composiciones neoclásicas (odas pastorales…). Los modelos de Cadalso en su poesía son los clásicos greco-latinos y los poetas españoles del SXVI así como Quevedo y Góngora para sus poemas satíricos. Publicó estos poemas con el título de -“Ocios para mi juventud”. La importancia de Cadalso como poeta radica en ser el impulsor del gusto poético rococó y en la influencia que ejerció sobre Meléndez Valdés.
Aunque escribió también alguna obra teatral, es en la prosa ensayística donde más destacó, obras cómo:
–“Los eruditos a la violeta” (1772) que es una sátira de la educación superficial y de los individuos que aparentan tener vastos conocimientos cuando en realidad son unos ignorantes. Un desengañado Caldoso satiriza aquí un mundo social caracterizado por la frivolidad, el de los vanos eruditos que le rodeaban y que constituyen un nuevo tipo humano que surge en esta época de extensión de la cultura.
–“Noches lúgubres” (1772?) obra dialogada, divida en tres partes, en las que el protagonista, enloquece por la muerte de su amada, intenta desenterrar su cadáver para morir junto a él pegándole fuego a su casa.
En los parlamentos del protagonista se incluyen extensas reflexiones de carácter filosófico que muestran su delicadeza y sensibilidad.
Este tipo de obras con abundancia de sepulcros, lóbregas, ambientación nocturna y tono melancólico y desesperado era común en la literatura europea.
Las quejas lastimeras, la sentimentalidad exacerbada, la autocomplacencia en el dolor, el uso de una prosa poética que busca crear un clima emotivo y la sensibilidad subjetiva marcan el tránsito del sentimentalismo neoclásico al primer Romanticismo.
-“Cartas marruecas” (1774) obra cumbre, sigue el modelo epistolar de la época a imitación de las “Cartas persas” de Montesquieu en la que ofrece una visión crítica de la época y del país con los ojos de un extranjero cuya condición foránea permite hacerlo de forma apasionada: La innovación consiste en que las cartas se entrecruzan entre dos marroquíes (Gazel, de visita en España y su maestro Ben Beley en Marruecos) y un español, Nuño, lo que hace posible contrastar opiniones diversas sobre los asuntos que tratan. Así, las “Cartas marruecas” contienen en su interior tres puntos de vista, tres narradores, tres personajes, tres historias personales y tres lectores.
La crítica se centra en tipos sociales y costumbres varias: la nobleza inútil y parasitaria, el excesivo número de religiosos, el menosprecio de la ciencia y el conocimiento, así como del comercio y la industria.
Para mejorar el país, se proponen reformas que, en general, pueden encuadrarse dentro de los ideales ilustrados: tolerancia, moderación, justo medio, formación de buenos ciudadanos…
No obstante, también se observa cierto sentimiento de fracaso y actitud vital que nos ponen en contacto con un escritor desengañado que no se corresponde exactamente con el prototipo ilustrado de intelectual racional y optimista.
Así, conviven en Cadalso los ideales ilustrados con cierta añoranza de un pasado glorioso que no volverá. Por ellos alternan en su obra los pasajes esperanzados y los momentos en los que aparece el intelectual desengañado y escéptico.
El ideal estilístico de la prosa de Cadalso es la sobriedad y contención. Pretende alejarse de la retórica barroca y afirmar la utilización de una lengua más llana y sencilla.
·GASPAR MELCHOR de JOVELLANOS (1774-1811)
Es el personaje que mejor representa la Ilustración española. Desde joven realizo una intensa actividad intelectual política. Godoy le nombró en 1797 ministro de Justicia, pero la oposición de los sectores tradicionalistas le hizo volver a su ciudad natal, Gijón, donde fue detenido. Quedó en libertad con la invasión napoleónica de 1808, pero no aceptó formar parte del gobierno de José I, a pesar de la insistencia de intelectuales amigos suyos que abrazaron la causa de los afrancesados. Pero Jovellanos prefirió formar parte de la Junta Central, gobierno provisional que dirigía la lucha contra los franceses.
La producción escrita de Jovellanos es muy amplia aunque estrictamente literati y escasa: Compuso algunos poemas y dos piezas teatrales (“Pelayo”, una tragedia, “El delincuente honrado”, una comedia sentimental)
Pero donde Jovellanos destaca es en sus textos en prosa, en los que aborda los problemas más importantes del país y expone sus ideales de reforma para resolverlos. Entre estas obras didácticas destacan:
–“Memorias sobre espectáculo y diversiones públicas” donde manifiesta su idea de que los espectáculos estén incluidos en los planes ilustrados; critica los espectáculos sangrientos, como las corridas de toros; defiende la libertad en bailes y fiestas populares y postula un tipo de teatro que siga las normas neoclásicas.
–“Informe sobre la Ley Agraria”, donde analiza las causas del fracaso de la agricultura española y propone remedios para modernizarla.
–“Memoria sobre educación pública”, obra representativa de su permanente preocupación pedagógica. Para Jovellanos la educación es la base de la prosperidad de la nación por lo que había que promover las ciencias útiles y acabar con la rutina escolástica. Insiste en impulsar los métodos experimentales y da mucha importancia a la realización de prácticas en algunas asignaturas. Defiende que la enseñanza sea impartida en castellano y no en latín y considera necesario que los alumnos aprendan otras lenguas modernas. Añade propuestas complementarias como que los alumnos realicen lecturas complementarias, que los centros cuenten con buenas bibliotecas y que los profesores sean guías y consejeros antes que menos vigilantes. Por todo ello puede entenderse que Jovellanos es un pedagogo moderno.