Poetas Emblemáticos del Modernismo y la Generación del 98: Rubén Darío, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez

Rubén Darío: El Gran Poeta del Modernismo

Rubén Darío es considerado el gran poeta nicaragüense del Modernismo. Sus estancias en España contagiaron a algunos escritores españoles con su nuevo concepto de poesía. El hecho de que fuese diplomático en Francia le otorgó el contacto con los grandes movimientos poéticos de la segunda mitad del siglo XIX.

Obra Poética

  • Primera etapa: Publica Azul en 1888, cuyas canciones a las cuatro estaciones y sus versos alejandrinos reflejan una nueva sensibilidad en la que se mezcla el sentimiento y la estética de la poesía francesa.
  • Segunda etapa: Prosas profanas (1896) supone la culminación del Modernismo desde una perspectiva paganizante, poblada de ambientes, personajes y motivos representativos de la nueva estética. Se inaugura un lenguaje y una métrica innovadores en la poesía hispana.
  • Tercera etapa: Cantos de vida y esperanza (1905) supone el paso de la preocupación estética y formal al mundo real de su propia vida en el que domina la desilusión, si bien podemos encontrar trazas de esperanza.

Antonio Machado: Del Modernismo a la Generación del 98

Antonio Machado sigue una trayectoria personal y literaria que le lleva de los tonos modernistas y la vivencia interior a una progresiva toma de conciencia de la realidad que le acerca al paisaje y a las gentes de España, vistas desde una perspectiva emotiva o crítica en sintonía con las inquietudes de la Generación del 98. Esta conciencia crítica hace que se le integre en el grupo, pese a no haber tenido mucho contacto con sus miembros en la etapa de formación, en la que arraigan las primeras experiencias generacionales.

Soledades (Antes de Soria)

En Madrid estudió en la Institución Libre de Enseñanza, experiencia que seguramente influyó en su talante curioso y tolerante, añadido a una personalidad melancólica ensimismada en su mundo interior, de apariencia distraída y distante. Fue amigo de R. Darío y visitó París. Estas experiencias literarias se recogen en su libro Soledades (1903). Este libro, impregnado de un Modernismo melancólico e intimista de tono becqueriano, muestra a un Machado que huye del exotismo para refugiarse en las secretas galerías del espíritu. Su visión melancólica de la vida y el paso del tiempo, su experiencia de la monotonía de vivir, sus sueños se condensan en símbolos que representan los estados de ánimo y las preocupaciones íntimas.

Soria: Campos de Castilla

En 1907, Machado es destinado al instituto de Soria. De su relación con la tierra soriana y su experiencia amorosa dan cuenta los poemas de Campos de Castilla (1912). La naturaleza y el amor impregnan el libro, que reúne diversas actitudes ante el paisaje, todas proyecciones de sus estados de ánimo. Proyectó la felicidad de su amor por Leonor Izquierdo, una niña que enfermó de tuberculosis al poco tiempo y murió en 1912. Machado, hundido en el dolor, abandonó Soria para trasladarse a Baeza. En este momento, Campos de Castilla se convierte en una dolorida y hermosa elegía en que la evocación de la esposa se funde con la visión sentimental del entorno, convertido ya en un paisaje interior.

Después de Soria

En 1919 se traslada a Segovia, y luego a Madrid, donde toma conciencia de la situación social y política, que le enfrentará con la Dictadura de Primo de Rivera y en 1931 le hará recibir la proclamación de la República, cuyas ideas serán defendidas por Machado. En 1921 publica Nuevas canciones, libro en el que alternan los poemas breves de inspiración andaluza, las reflexiones de tipo proverbial y nuevas canciones de Leonor y la tierra soriana. Al final de la Guerra Civil, derrotado y enfermo, marchó al exilio, y murió en Colliure, pueblo francés, en 1939.

Prosa

En 1926 publica De un cancionero apócrifo, que recoge los comentarios y glosas en prosa a los poemas de Abel Martín, un supuesto poeta que expone en ellos sus teorías filosóficas. En Juan de Mairena expone sus ideas sobre la literatura, la sociedad y la política a través de los planteamientos atrevidos y paradójicos del profesor Mairena.

Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Perfección Poética

La obra de Juan Ramón Jiménez busca obsesivamente la perfección poética como expresión de lo inefable. Se pueden distinguir tres fases:

Primera Etapa: Sensitiva (1898-1915)

Esta etapa está marcada por la influencia de Bécquer, el simbolismo y el Modernismo. Predomina el color, la melancolía, la descripción del paisaje, los recuerdos. Es una poesía emotiva y sentimental, que deja ver la sensibilidad del poeta. Sus obras son: Rimas, Jardines lejanos, La soledad sonora, Platero y yo, Estío.

Segunda Etapa: Intelectual (1916-1936)

Expresa la experiencia sin demasiadas retóricas, de forma natural, rompe con el Modernismo y se abre a la poesía vanguardista. Sus obras son: Diario de un poeta recién casado, Eternidades, Piedra y cielo, Belleza, Estación total.

Tercera Etapa: Verdadera (1937-1958)

Se exilia en América, y busca en sus poemas la belleza y la perfección. Se identifica con Dios. Sus obras son: Animal de fondo, Tercera antología poética, En el otro costado, Dios deseado y deseante.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *