Poesía y Argumentación en la España Posguerra

El Franquismo

La Guerra Civil (1936-1939) acabó con la implantación de la dictadura del general Francisco Franco (1939-1975). La derrota en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) de los regímenes totalitarios de Hitler y Mussolini, con quienes la dictadura franquista mantenía una estrecha relación, dejó a España aislada en el plano diplomático, económico y cultural.

Los sesenta fueron años de crecimiento económico y de importantes transformaciones sociales. A la vez, se fue produciendo un cambio en las mentalidades impulsado, entre otros factores, por fenómenos como el turismo o la televisión, que ponían a la gente en contacto con otras culturas, otras modas y otras formas de pensar.

Los últimos años del franquismo estuvieron marcados por el aumento de las luchas sociales, alentadas por el declive del régimen y la crisis económica que sacudió al mundo desde 1973. En el año 1975 murió el general Franco y Juan Carlos I fue proclamado rey; pronto se vio que el régimen franquista no podía sobrevivir a la figura de su creador.

La Poesía Durante el Franquismo

La Guerra Civil cerró de un modo traumático toda la etapa cultural anterior al conflicto. Algunos de los escritores más relevantes murieron durante la guerra y otros muchos se exiliaron; los que permanecieron en España quedaron silenciados, sometidos a una suerte de exilio interior.

Existe, pues, una ruptura entre la literatura anterior a la Guerra Civil y la literatura que se hace en España durante el franquismo.

La evolución que experimentan los planteamientos artísticos en el periodo 1939-1975 hace que tradicionalmente se estudie por decenios la literatura de estos años.

Los Años Cuarenta y Cincuenta

Poesía Arraigada y Desarraigada

La poesía arraigada, cultivada por adeptos al régimen, se centra en temas intemporales: la familia, la patria, la religión, el amor, alejados de la realidad social del momento y propugna una vuelta a las formas clásicas, como el soneto, la décima… En esta poesía predomina una ideología conservadora y una visión optimista y esperanzada del mundo. Los autores más significativos de esta tendencia son Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales y José García Nieto.

Frente a esa postura conservadora, los poetas desarraigados manifiestan su angustia ante una realidad inhóspita, incapaz de ofrecer consuelo. Sus poemas hablan de las miserias sociales, de la injusticia, de la hostilidad de la existencia. Cabe mencionar como iniciador de esta corriente a Dámaso Alonso, cuya obra Hijos de la ira (1944) se caracteriza por una perspectiva nihilista y un tono desgarrador. Su obra poética más importante se desarrolla en esta época, aunque sus primeros libros se insertan en la estética de la generación del 27.

La Poesía Social

Esta poesía denuncia las desigualdades sociales y la falta de libertades políticas que se vivieron durante el franquismo, sin olvidar la preocupación existencial característica de los desarraigados.

La poesía se concibe como una herramienta capaz de transformar la realidad política y social; una poesía destinada, en palabras de Blas de Otero, «a la inmensa mayoría».

El principal precursor de la poesía social fue Miguel Hernández (1910-1942). Aunque a este autor se le considera un epígono de la generación del 27, su obra de madurez se enmarca dentro de la poesía social.

A esta época pertenecen Viento del pueblo, en el que dominan los tonos épicos y elegíacos, y El hombre acecha. Esta última obra consta de diecinueve poemas en los que se expresa el odio, la crueldad, la opresión y la muerte que acarrea la guerra.

Entre los poetas que se adscriben a la poesía social también destacan Blas de Otero, Gabriel Celaya y José Hierro.

  • Blas de Otero (1916-1979) cultivó en sus primeras obras (Ángel fieramente humano y Redoble de conciencia) una poesía existencial, influida por la mística de San Juan de la Cruz. Temas recurrentes de esta época son la figura de un Dios culpable y distante y la presencia de la mujer, que es símbolo de plenitud y alegría para el poeta. Más adelante, su poesía viró hacia temas sociales como la injusticia, la miseria o la violencia. Obras de esta etapa son Pido la paz y la palabra y Que trata de España.
  • Gabriel Celaya (1911-1991) es autor de una obra extensa y variada. Sus libros más importantes (Las cartas boca arriba y Cantos iberos) se inscriben en la poesía social. En ellos sostiene que la «poesía es un arma cargada de futuro», una herramienta de transformación social.
  • José Hierro (1922-2002) muestra intereses próximos a los de la poesía social en sus primeros libros (Tierra sin nosotros, Quinta del 42). Posteriormente, en obras como Libro de las alucinaciones y Agenda, deriva hacia una lírica muy personal, caracterizada por la presencia de imágenes irracionales y la concepción de la realidad como un enigma que el verso puede expresar.

Los Textos Argumentativos

Son aquellos en los que se defiende una idea aportando razones que la justifiquen.

Teniendo en cuenta su intención comunicativa se pueden destacar tres características en los textos argumentativos:

  • Transmiten una información sobre un tema.
  • Pretenden convencer al destinatario para que adopte un determinado punto de vista.
  • Frecuentemente, expresan la opinión del emisor.

Son textos argumentativos, por ejemplo, los editoriales y los artículos de opinión de los periódicos, los mítines políticos, los anuncios publicitarios… También se utilizan textos argumentativos en muchas conversaciones de la vida cotidiana.

En el contenido de los textos argumentativos se diferencian fundamentalmente tres elementos:

  • El tema u objeto sobre el que se argumenta; por ejemplo, «el fenómeno de la contaminación».
  • La tesis u opinión que el argumentador defiende respecto al tema; por ejemplo, «es necesaria una concienciación mundial sobre las consecuencias de la contaminación».
  • Los argumentos o razones que aporta el argumentador en apoyo de su opinión; por ejemplo, «se necesita salvaguardar el planeta».

Los argumentos deben estar directamente relacionados con la tesis que se defiende.

Clases de Argumentos

Según su Función

  • Argumentos de apoyo: Se usan para sustentar la propia opinión.
  • Contraargumentos: Se emplean para rechazar las opiniones ajenas. Si plantean un rechazo total, constituyen una refutación. Si aceptan una parte de la opinión ajena, constituyen una concesión.

Según su Finalidad

  • Argumentos racionales: Apelan a la capacidad de raciocinio del interlocutor y se usan para demostrar la tesis. Son los argumentos propios de las demostraciones científicas.
  • Argumentos emotivos: Apelan a los sentimientos del receptor y pretenden que se adhiera a la tesis propuesta. Estos argumentos se usan, por ejemplo, en los mítines políticos y en la publicidad.

Según su Contenido

Algunos argumentos se apoyan en tópicos o valores mayoritariamente aceptados. Esto nos permite diferenciar distintos tipos de argumentos:

  • Argumento de la mayoría: esta siempre tiene razón. El móvil es un instrumento útil. Todos lo usamos.
  • Argumento hedonista: lo agradable es mejor. Si te gusta conducir, este es tu coche.
  • Argumento ético: lo moral resulta preferible. La corrupción es perniciosa para el país.

Existe también un tipo de argumento que se apoya en el prestigio de quien lo emite; en esos casos se habla de argumento de autoridad.

Ya lo dijo Quevedo: «poderoso caballero es don dinero».

Rasgos lingüísticos de los textos argumentativos

  • Incluyen apelaciones al receptor y valoraciones subjetivas del emisor.
  • En el uso del léxico se alude frecuentemente al significado connotativo, basado en los valores que habitualmente se asocian a las palabras.
  • Se emplean frecuentemente ejemplos y comparaciones.
  • Para mostrar la relación entre las ideas que se exponen se usan marcadores textuales, que expresan causa, consecuencia o contraposición: porque, puesto que, por lo tanto, por consiguiente, en consecuencia, de ahí que, así pues, por el contrario, sin embargo…

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